Editorial

Pulso a ninguna parte

  • La economía de Melilla no está en condiciones de echarle un pulso a los empresarios

La fastuosidad de la cabalgata del Mercando Renacentista levantó ayer el ánimo a una ciudad que parece que sigue de Ramadán.

Cientos de melillenses presenciaron anoche el desfile por la Avenida Juan Carlos I mientras otros tantos optaron por asistir a la retransmisión de la ópera ‘Madama Butterfly’, que gracias a la colaboración de Endesa se pudo ver, no sólo en un Teatro Kursaal de Melilla abarrotado para la ocasión, sino también en cerca de 200 municipios españoles.

En el otro lado de la balanza está un inicio de las rebajas en las franquicias del centro sin grandes colas, pero con algo más de movimiento que un día normal.

Los fieles al período de descuentos veraniegos se llevaron ayer una sorpresa al encontrarse las tiendas sin apenas colas y con prendas rebajadas que están en busca y captura en algunos puntos de España y aquí en Melilla se mueren de la risa en los escaparates. Esto debería alertarnos de que algo pasa más allá de lo que sabemos y creemos que está pasando.

Ningún economista se adelantó a vaticinar que se nos venía encima el pinchazo de la burbuja del ladrillo. Estalló en 2008 y nos cogió a todos por sorpresa.

La crisis llegó mucho más tarde a Melilla y también se está marchando con una parsimonia asfixiante. Basta con revisar los últimos datos de compraventa de viviendas. El sector inmobiliario local despegó en el segundo semestre del año pasado, pero en abril ha pegado un frenazo. Se han vendido la mitad de casas que en el mismo mes del año pasado.

En un panorama de estancamiento evidente de la economía melillense, Acsemel, la asociación de empresarios de la frontera, está recogiendo firmas para llevar al Congreso sus reivindicaciones, que van desde querer pasar la frontera en media hora a ampliar hasta las diez de la noche el horario de apertura de los pasos fronterizos de Barrio Chino y Farhana.

Piden oxígeno para unos comercios a los que se les ha atragantado el recorte del horario del paso de mercancías por Beni Enzar, que ahora sólo se permite de 9:00 a 11:00 horas.

La economía melillense no está en condiciones de echarle un pulso a los empresarios. Lo peor es que no hay negociación a la vista.

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