El mercado central solo tenía abierto un puesto de pescado. No entra suficiente mercancía y, en consecuencia, los vendedores optan por mantener cerrados sus establecimientos.
Al amarre de la flota en todo el país se une también la huelga de camioneros. Consecuencia: mucho menos pescado, difícil de conseguir y, en consecuencia, más caro.
Apenas si había un puñado de calamares, jureles, aguja, lenguados y pequeñas brecas. Eso sí, sobre las 11.00 de la mañana no había ni un alma en la pescadería.
El vendedor tenía claro que posiblemente en los próximos días no habría nada que ofrecer. "Está por ver pero con los barcos en los puertos y los camiones parados... No tenemos claro que podamos seguir vendiendo".
Pepe Ramírez, carnicero, explica que todavía no se ha dejado sentir la huelga de camiones y la situación de las ganaderías en toda su extensión. "Por ahora hay género", señala aunque advierte que todo está más caro en, al menos, un 20% con respecto a estas últimas semanas.
Sin embargo, no descarta que se puedan producir problemas de suministro en un futuro próximo.
La de Ramírez es prácticamente la única carnicería que permanece abierta en la primera planta del mercado central. Según explicó, los carniceros vecinos de su establecimiento se han ido jubilando y nadie se ha hecho cargo de sus tiendas. El resultado es una galería prácticamente vacía a las 11.00 de la mañana de un lunes.
"La gente se va jubilando y va cerrando porque nadie viene para seguir con esta actividad", reconoce.
Y otro tema son las frutas y las verduras, cuyos precios empiezan a ser disparatados. De hecho, en algunos productos ha llegado a triplicarse.
Kemen Akalay tiene uno de los puestos más grandes de la planta baja del mercado. Se le nota la preocupación por la situación de su negocio. Y ya no solo porque pueda haber desabastecimiento en un futuro más o menos próximo, sino por los precios.
"Los pimientos, por ejemplo, estaban a 1.20 euros hace poco; ahora cuestan 3 euros. Se ha triplicado el precio. Los tomates han pasado de 1 euro a más de 2. Hay clientes que se piensan que les estamos robando", comenta con resignación.
Akalay indicó que tampoco es que esté entrando mucha mercancía. "Entra poca, pero está entrando. Eso sí, mucho más caro todo". El problema vendrá, comentó, en los próximos días. "En Málaga, por ejemplo, hay muy poco género. Es que falta producto en la península".
Este vendedor aseguraba que la cosa está muy mal. "No podemos seguir así. Lo estamos pasando mal. Lo malo también es que traemos mercancía, está cara y se tira porque quién va a comprar con ese precio", se preguntaba.
Finalmente, todos los entrevistados coincidieron no solo en el aumento de precios y la escasez de los productos, sino también en que el mercado central "está muerto". "No hay clientes, la gente no viene a comprar. Mira la hora que es de un lunes y está vacío", se quejaba amargamente Kemel Akalay.
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