Categorías: Editorial

Pues falta información y medios

Algún responsable de la Comandancia de la Benemérita en Melilla no está haciendo bien su trabajo.

Y su órgano superior, la Dirección General de la Guardia Civil, no es buen lugar donde buscar un ejemplo a seguir. Ni desde una entidad ni desde la otra los agentes del instituto armado destinados en nuestra ciudad han recibido información sobre cómo actuar para reducir el riesgo a un potencial contagio de ébola. Ésa es la denuncia que hoy hace la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en El Faro. En la Policía Nacional ocurre todo lo contrario, según esa asociación. De hecho, sindicatos de este Cuerpo han facilitado información sobre la enfermedad a sus compañeros de la Benemérita para que la difundan entre sus afiliados.
Así están las cosas en Melilla, según la AUGC, que además denuncia que faltan guantes y mascarillas para que todos los agentes tengan a su disposición esta medida de protección básica. Las posibilidades de contagio no son, de momento, elevadas, debe de pensar algún mando desde su oficina en la Comandancia. Sin embargo, existen y el riesgo es mayor para los agentes que trabajan a pie de frontera que entre quienes toman decisiones desde una oficina.
Las declaraciones del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, anunciando el viernes un refuerzo de las medidas preventivas en Melilla, Ceuta y los aeropuertos daban a entender que éstas se iba a aplicar tanto entre los agentes de la Policía Nacional como de la Guardia Civil. Sin embargo, una vez más se demuestra que las cosas funcionan de manera muy distinta en ambos Cuerpos de Seguridad. En el primero, los sindicatos aún tienen algo que decir, se escuchan sus críticas, a veces se atienden sus sugerencias y tienen fuerza. Además, la Policía depende plenamente del Ministerio del Interior.
En la Benemérita las cosas son distintas. Los sindicatos no existen como tales. Las distintas asociaciones se mueven al borde de la ley (algunas más que otras) para defender los intereses y derechos laborales de los guardias civiles (algunas más que otras). Sus críticas y sugerencias son habitualmente menospreciadas por los mandos. Y la Guardia Civil depende en muchos aspectos aún del Ministerio de Defensa. De hecho la disciplina militar se resiste a dejar de dirigir las relaciones jerárquicas dentro de este Cuerpo.
A la vista de estas diferencias, de la escasa diligencia de algunos mandos de la Benemérita y de su poco interés por el bienestar de los guardias civiles, hasta cierto punto es lógico que si estos agentes quieren saber cómo prevenir un posible contagio de ébola, tengan que recurrir a sus compañeros de la Policía Nacional, en la que es más fácil encontrar ejemplos donde se impone la sensatez.

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