La noche del sábado los Bomberos necesitaron el apoyo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad al ser apedreados en la Carretera de Hidum cuando se disponían a sofocar un incendio provocado en un contenedor. Por incomprensible que parezca, este acto vandálico no obedece a un caso aislado en nuestra ciudad, como confirmaron ayer a El Faro fuentes de la Consejería de Seguridad Ciudadana y de la Asociación Profesional de Bomberos (ABP) de Melilla. “Muchas veces nos vemos convertidos en cebos”, manifestaba el presidente de esta entidad, Bernardo Castillo.
El ‘modus operandi’ es el siguiente: provocan algún fuego, en rastrojos o en contenedores, generalmente; luego, se ocultan a la espera de que los Bomberos hagan su aparición para apagar el incendio; entonces, arrojan piedras y otros objetos contundentes.
Según explicaban desde la ABP, este tipo de actos vandálicos suelen darse por la noche en los barrios “más conflictivos” de la ciudad. “Nosotros estamos preocupados por sofocar el fuego y, al estar oscuro y concentrados en realizar nuestro trabajo, no vemos venir lo que nos lanzan desde la distancia a una velocidad considerable”, comentaba Castillo. “Nos damos cuenta directamente cuando los objetos impactan con el suelo, en un coche o donde sea”, decía.
Los bomberos llevan a cabo sus intervenciones equipados con uniformes resistentes al fuego y a objetos cortantes, además de llevar la cabeza protegida con un casco. Pese a ello, en este tipo de situaciones, sienten que su integridad física se pone en riesgo.
“Cabe la posibilidad de que alguna piedra u objeto dé en una zona más desprotegida o vulnerable”, resaltaban desde la asociación de bomberos. “Por ahora no ha habido que lamentar lesiones graves entre los compañeros, pero podrían darse”, exponía Castillo.
Según aseguraba, hay ocasiones en las que los trabajadores se han visto obligados a marcharse del lugar sin finalizar el servicio, siempre y cuando el fuego no supusiera un riesgo, debido a la tensión a la que se veían sometidos los trabajadores a causa de los apedreamientos. “Nos han llegado a romper las lunetas de los vehículos”, decía.
No obstante, el responsable de ABP hacía hincapié en que los ciudadanos que residen en estos barrios, y en toda la ciudad, “pueden estar tranquilos”. “Ante una necesidad o situación de emergencia, siempre acudiremos en el menor tiempo posible”, afirmaba. “No vamos a dejar que estos vándalos interfieran en nuestra atención al ciudadano”, añadía.
Por protocolo, siempre que los Bomberos realizan una intervención lo hacen acompañados por una patrulla de la Policía Local o, en su defecto, de la Policía Nacional. “A ellos también les arrojan objetos: hay que tener en cuenta que, muchas de las veces, estamos hablando de actos intencionados y organizados”, subrayaba Castillo.
Para los bomberos, ya es suficientemente “indignante” el hecho de que una o varias personas provoquen incendios de forma intencionada. Pero el enfado es mayor cuando se dan cuenta de que el objeto de estos incendios no es otro que el de hacer daño.
Y no es para menos, porque denota una falta de concienciación y civismo que escapa de toda lógica. Se moviliza a una dotación para poner en riesgo la integridad de personas que están trabajando y que, en su día a día, serán padres y madres, o tendrán familiares que esperan a que regresen a casa sanos y salvos.
Según confirmaban desde la Consejería de Seguridad Ciudadana, no hubo detenidos tras el apedreamiento del sábado por la noche. “Es habitual, desgraciadamente, esas situaciones en zonas muy concretas”, lamentaba el consejero, Isidoro González.
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