SE confirman los peores augurios. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha enviado de vuelta a Marruecos a 55 inmigrantes subsaharianos del grupo de cerca de 200 que saltaron este domingo la valla de Melilla por la zona de Rostrogordo.
Las ONGs se temían que ocurriera y ha pasado. En agosto, cuando los socialistas devolvieron en caliente a 116 inmigrantes que entraron de forma violenta en Ceuta, lo achacaron al uso de cal viva y excrementos contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
En el caso de Melilla no les vale ahora el argumento de que las entradas violentas no serán toleradas en España. Estamos en un punto en el que vale todo lo que entre o no con calzador dentro de la Ley Mordaza.
Si esto lo llega a hacer el Partido Popular tendríamos a la seudoizquierda socialista dándose golpes de pecho en nombre de los derechos humanos. Una vez en el poder, el ministro Fernando Grande-Marlaska está haciendo buenos a Jorge Fernández Díaz y a Juan Ignacio Zoido.
Ya no estamos ante devoluciones en caliente. Ahora las hacemos tibitas. Y da igual lo que digan Europa o el derecho internacional. La España socialista está aplicando en Melilla y Ceuta la política republicana de Donald Trump de “tolerancia cero”.
Un inmigrantes llega a la costa de Murcia o Andalucía y va directo a un CIE. Entra en Melilla o Ceuta y sale en cuestión de horas. ¿Cuál es la diferencia? ¿Es que no somos España?
El PP lleva tiempo hablando de la necesidad de una adaptación de las leyes españolas a las situaciones complejas y particulares de las ciudades autónomas. El PSOE de Pedro Sánchez le ha adelantado por la derecha y ha empezado a aplicarlo en Melilla y Ceuta.
Han respetado el derecho al asilo, pero me pregunto hasta cuándo. Todos los subsaharianos que salten la valla aprenderán que si no piden protección internacional los enviarán de vuelta a Marruecos, incumpliendo la misma normativa que exige garantías en las devoluciones al país vecino. ¿Qué seguridad tenemos de que en Nador recibirán un trato digno? Ninguna. Y lo peor es que los representantes socialistas de Melilla lo saben y dicen que sí a Madrid. Sí y a bajar la cabeza. Donde manda capitán, no manda soldado.
¿Esto es ser progresista? Pedro Sánchez quiere pescar votos en el centro, con la aspiración de absorber al electorado de UPyD, huérfano de representación en el parlamento y en muchos de los ayuntamietos a los que consiguió entrar antes de ser devorado por las luchas intestinas que Rosa Díez importó del PSOE.
Con el PP escorado hacia la derecha, disputándole cada militante a Vox, y con Ciudadanos en silencio hasta que a la gente se le olvide su apoyo incondicional a Rajoy, Podemos es el único partido que aspira al voto de izquierdas.
¿Hace bien Pedro Sánchez? Lo sabremos en los primeros meses de 2019 cuando los socialistas melillenses entren en campaña. ¿Van a presumir de las devoluciones en caliente para atraer el voto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad?
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