Palazón subraya que el país vecino está empleando “métodos brutales” para impedir que los inmigrantes subsaharianos se acerquen a la valla. No se han vuelto a producir intentos de entrada en la ciudad autónoma desde el pasado miércoles. Desde la madrugada del pasado miércoles no se han vuelto a registrar acercamientos de inmigrantes subsaharianos al perímetro fronterizo que separa la ciudad autónoma de Marruecos, según confirmaron en la jornada de ayer fuentes de la Guardia Civil a este periódico.
Tras los asaltos que tuvieron lugar el lunes y el martes de la semana pasada, en los que entraron de manera irregular unos 120 subsaharianos en Melilla, la valla ha vivido unos días de tensa calma, pues aunque no se han producido nuevos intentos, Delegación del Gobierno augura que la presión migratoria no decrecerá.
Según la ONG local Pro Derechos de la Infancia (Prodein) la calma existente en el perímetro se debe a los esfuerzos que están realizando las fuerzas del orden marroquíes para evitar que los inmigrantes se acerquen a la frontera. En declaraciones realizadas a El Faro, el máximo dirigente de esta asociación humanitaria, José Palazón, apuntó que se están volviendo a producir redadas en las laderas del monte Gurugú, donde “centenares de personas” esperan una oportunidad para entrar en Melilla de manera irregular.
También se están llevando a cabo detenciones en las cercanías de Beni Enzar y Farhana, localidades donde los subsaharianos se agrupan en guetos para vivir mientras esperan el momento propicio para saltar la valla.
Asimismo, subrayó que Marruecos ha enviado a las cercanías de la frontera un refuerzo de agentes policiales que no dependen de la Gendarmería de Nador, sino que reciben órdenes directas de Rabat. “Ahora mismo están vigilando la zona auténticos antidisturbios que se emplean a fondo y con brutalidad para evitar que los subsaharianos salten”, destacó.
“Ya hemos visto cómo Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que treinta inmigrantes resultaron heridos cuando intentaron aproximarse a la valla, necesitando la mitad de ellos cuidados en el Hospital de Nador. Se emplean con violencia y no dudan en machacar a los inmigrantes para que se lo piensen dos veces antes de volver a intentarlo”, añadió el máximo dirigente de Prodein.
En relación a los detenidos, su destino es el mismo de siempre, la localidad marroquí de Oujda, muy próxima a la frontera con Argelia, donde son posteriormente abandonados. Al estar cerrado el paso terrestre entre ambos países por razones diplomáticas, los subsaharianos “se quedan a la deriva en tierra de nadie”.
“Hace unos años pasaban a Argelia a descansar y recuperar fuerzas antes de volver a encaminarse en dirección a Melilla, pero ahora no tienen esa opción y vuelven a dirigirse a la valla de manera casi inmediata”, añadió el líder de Prodein. Además, afirmó que la única herramienta que tiene Marruecos para disuadirlos es “lesionarlos y emplear todo tipo de brutalidad policial”.
Por otro lado, afirmó que el país vecino realiza un control con mayor o menor exhaustividad de la presión migratoria según sus intereses. “Desde hace una semana se está hablando de que en monte Gurugú hay un millar de personas esperando para saltar, según informaciones de la Delegación del Gobierno. ¿Es que acaso son invisibles y pasan totalmente desapercibidos para Marruecos?”, apuntilló. “Rabat los utiliza como herramienta para presionar a España, después de dos o tres asaltos seguidos endurecen la seguridad, pero pasado un tiempo vuelven a relajarse”, agregó.
“Lo presión fronteriza que hay ahora mismo sobre la ciudad es muy similar a la 2005”, señaló. No obstante, destacó que uno de los elementos que difiere con respecto a hace siete años, cuando también se produjeron numerosos asaltos a la valla, es la forma que tienen de asentarse los inmigrantes subsaharianos antes de intentar entrar en Melilla de manera irregular.
Mientras que en el año 2005 se formaron en el monte Gurugú grandes grupos organizados en forma de campamentos permanentes, en esta ocasión los inmigrantes han optado por no establecerse en un punto concreto, sino moverse de manera continua para evitar las patrullas policiales del país vecino, que peinan los alrededores de Nador diariamente en busca de subsaharianos.
En cuanto a los que se asientan en Beni Enzar y Farhana, recalcó que están “en guetos” con la esperanza de pasar desapercibidos ante la población marroquí para no ser detenidos y trasladados a Oujda. No obstante, días antes de saltar, se mueven a las cercanías del Gurugú para tener mayor movilidad, según Palazón.
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