Categorías: Sucesos y Seguridad

Prodein augura que la tensión en el CETI crecerá durante los próximos días

Las últimas rondas de identificación, los incidentes en el poblado de chabolas y la prohibición a los inmigrantes de limpiar vehículos han caldeado los ánimos en el centro.

Se avecinan tiempos difíciles en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), según auguró en la jornada de ayer el máximo dirigente de la asociación humanitaria Prodein, José Palazón, quien prevé un aumento de la tensión entre sus residentes.
En declaraciones realizadas a El Faro, el máximo dirigente de esta ONG señaló que en las últimas semanas han coincidido varios elementos que hacen pensar en que los ánimos entre los inmigrantes “están bastante caldeados”.
En primer lugar, destacó que las últimas rondas de identificación efectuadas por la Policía Nacional han puesto en tensión a los residentes. Hasta hace pocas semanas, se enviaba a los inmigrantes una notificación para que acudieran la Jefatura Superior de Policía Nacional, donde tomaban nota de sus datos para posteriormente enviarlos a la península.
Sin embargo, desde primeros de años el modus operandi ha cambiado, pues se ha hecho más frecuente que los agentes de Policía Nacional acudan al CETI a identificar a sus habitantes.
La misma práctica se llevó a cabo a finales de enero en el poblado de chabolas del cerro de Palma Santa, provocando un incidente entre los inmigrantes y los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que acudieron al lugar.
“Si los llaman a Comisaría, los inmigrantes acuden sin ningún tipo de problema”, aseguró Palazón, “sin embargo, ahora la Policía se presenta en el sitio que estas personas tienen por hogar a altas horas de la madrugada y siembran el pánico”, lamentó.
Por otro lado, destacó que en las últimas semanas se ha prohibido a los inmigrantes limpiar vehículos en la vía pública, una actividad cuya práctica no permiten las ordenanzas municipales, pero con la que la Policía Local se había mostrado bastante condescendiente hasta ahora.
Para Palazón, prohibir esta labor a los residentes del CETI “es como intentar volverles locos”, pues subrayó que al no poder conseguir un permiso de trabajo “no tienen prácticamente nada que hacer en todo el día, salvo deambular por las calles de la ciudad”.
“Todos sabemos en qué ocupan su tiempo los inmigrantes del CETI. No es raro verles ayudando a llevar las bolsas de la compra, aparcando coches o lavándolos. Si comienzan a perseguir actividades de este tipo su tensión aumentará de manera irremediable”, aseveró Palazón, quien además señaló que ha conocido casos en los que se ha multado al conductor del vehículo que estaba siendo limpiado para intentar erradicar esta práctica.
En último lugar, recordó lo ocurrido en el poblado de Palma Santa durante las últimas semanas. Tanto la “redada” que tuvo lugar a finales de enero como los incidentes registrados días después, un apuñalamiento y el incendio de cuatro de estas infraviviendas, han provocado que la zona pase de ser considerado como un lugar seguro por los inmigrantes a un centro de tensión.
“En Palma Santa es donde pueden ser ellos mismos, allí se encuentran bien, les sirve de válvula de escape”, agregó el máximo dirigente de la ONG melillense, “si la zona comienza a ser mal vista por ellos mismos, la tensión crecerá, no tendrán a donde ir”.
La combinación de los tres elementos expuestos por Palazón “constituye un coctel explosivo”, pues afirmó que se está limitando de manera peligrosa la estabilidad emocional de los inmigrantes. “Cada vez cohartan más su libertad y se sienten inseguros. Es una situación que no les gusta nada”, añadió.
En su opinión, todo responde a una estrategia llevada a cabo desde la Administración del Estado para acabar de una vez con el problema del chabolismo. “Es algo similar a lo que hacen en Marruecos. Los machacan psicológicamente, mientras que a los ciudadanos les dicen que la zona es un lugar violento e inseguro”, aseveró.

La situación se degrada

El asentamiento de chabolas en el cerro parece haberse quedado pequeño para los inmigrantes del CETI, pues desde hace un mes se han detectado más de estas infraviviendas en el arroyo de Sidi Guariach.
Todo ello es consecuencia, como recalcó Palazón, del ingente número de entradas registrado desde mayo del año pasado. Además, las últimas rondas de identificación han puesto en pie de alerta a residentes de determinadas nacionalidades, como los argelinos, que normalmente suelen ser trasladados a la península para posteriormente ser enviados de vuelta a su país de origen.
Además, la división entre los inmigrantes de esta nacionalidad y los subsaharianos es casi insalvable, lo que también aumenta la tensión dentro del centro.
Los trabajadores del CETI consultados por este periódico insisten en que la situación sigue siendo tranquila tras los muros del centro, pese al alto número de personas acogidas, “casi el doble de su capacidad”.
Sin embargo, admiten que hay pequeños rifirrafes a diario, y opinan que se deben a la saturación que sufre el centro. Desde Prodein no comparten dicha opinión, y aseguran que la tensión se incrementará en las próximas semanas si la situación no mejora.
Por el momento, la Delegación del Gobierno continúa firme en su empeño por devolver el centro a la normalidad realizando traslados semanales a la península, donde la suerte de los inmigrantes es dispar, ya que algunos son repatriados y otros entran en un Centro de Internamientos de Extranjeros (CIE) o pasan a pisos de acogida gestionados por ONGs.
La última cifra oficial de los niveles de población del CETI fue proporcionada la semana pasada, cuando había 733 personas, aunque el centro tiene capacidad para 480.

“Es falso que los habitantes de las chabolas no quieran integrarse”

El máximo dirigente de Prodein desmintió tajantemente que los habitantes del poblado de chabolas de Palma Santa “no quieran integrarse en el CETI”, como se ha escuchado en los últimos días.
Para Palazón, con dicha afirmación se está intentando desvirtuar la imagen de dicho asentamiento, intentando mostrar que se trata de una zona peligrosa y violenta.
Sin embargo, defendió, como en otras ocasiones, que Palma Santa se ha convertido en una válvula de escape que utilizan los inmigrantes para alejarse de la realidad cotidiana del CETI, que se encuentra saturado desde hace meses.
“Allí tienen una vida lo más normal posible”, indicó. En cuanto al incendio de la pasada semana, señaló que no había hablado sobre el tema con ningún inmigrante, pero se mostró convencido de que se trataba de un hecho puntual y asilado.

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