Presidente en Ramadán

El Barkani sustituye hasta el lunes a la primera autoridad local en la Presidencia de la Ciudad . Compatibilizar la mayor responsabilidad y el mes de ayuno islámico, no sólo es posible, “es perfectamente compatible”.

Consejero de Presidencia y vicepresidente segundo del Gobierno local de Juan José Imbroda, ejerce desde el pasado martes como presidente accidental de la Ciudad, lo que no ocurre por primera vez pero sí en la medida que esta vez alterna su mayor responsabilidad con el seguimiento del mes de Ramadán. Posiblemente, sea de hecho el único presidente de una administración autonómica en España que compagine sus deberes como tal con la práctica diaria del ayuno islámico. De todo ello y de algunos temas de actualidad hablamos en la presente entrevista con Abdelmalik El Barkani.  
-¿Cómo se lleva ejercer de presidente, accidental, pero de presidente de la Ciudad al fin y al cabo, y a la vez seguir el riguroso ayuno diurno de Ramadán?
-Muy fácil. La circunstancia por la que soy presidente accidental es porque el presidente y vicepresidente primero están de vacaciones. Entonces, me correspondía a mí asumir esa responsabilidad. De Ramadán llevamos ya 20 días y una cosa y otra son perfectamente compatibles. Quizás, se trastocan un poco los horarios, porque en Ramadán se hace una vida más nocturna, nos acostamos más tarde… pero, por lo demás, con absoluta normalidad.
-¿Cómo es atender la Presidencia de la Ciudad en pleno ecuador del mes de agosto? ¿Estamos en una Administración más relajada?
-Agosto es un mes en el que la actividad política disminuye bastante. La administrativa no, sigue su ritmo, quizás un poquitín más bajo, pero no para. La Administración no cierra en agosto y por tanto hay que estar al pie del cañón. Mantener las actividades de Ramadán, programar las de Feria, el haber estado con las actividades de la Semana Náutica… todo ello genera mucho movimiento y, de hecho, son pocos los compañeros de Gobierno que están de vacaciones actualmente.
-¿Es más difícil hacer una programación de actividades por Ramadán en un mes tan caluroso, que impone tantos rigores para quienes lo siguen y llevan a cabo? Un mes también en el que hay tanta gente de vacaciones.
-Hacer un programa de actividades con ocasión del Ramadán siempre es difícil porque el primer objetivo que te marcas es querer satisfacer a la inmensa mayoría, lo que no es nada fácil. El que sea en agosto no lo hace más difícil sino más fácil, porque aunque es más sacrificado seguir el Ramadán en pleno verano que en invierno, también tienes más posibilidades de planificar actividades deportivas que no se pueden organizar en los meses de frío. Si me apura, el que sea en verano casi facilita más la planificación de una programación.
-Las actividades de Ramadán están teniendo un alto grado de participación en su mayoría pero los concursos gastronómicos han sido la perla de todas ellas ¿No le parece?
-Estamos muy contentos por la alta participación en prácticamente todas las actividades. Hay algunas en las que ha habido más participación que otras pero, en términos generales, lo que se pretende con este programa de actividades es conseguir un espacio, un punto de encuentro, porque aunque el Ramadán sea una festividad musulmana, en Melilla entera se vive muy especialmente. Aunque sólo ayunemos los musulmanes, la sociedad cambia al completo y las otras comunidades también participan de una manera u otra y por eso, con estas actividades, lo que buscamos es un punto de encuentro entre todos los melillenses, con independencia del credo o cultura a la que pertenezcan.
-¿Cree que la ciudad se adapta bien al Ramadán?
-Creo que desde hace mucho tiempo Melilla se adapta bien al Ramadán, lo que pasa es que esa adaptación ahora tiene mayor reconocimiento. Por cuestiones puramente lógicas, qué duda cabe que se tiene que notar cuando más de un tercio de la población de Melilla cuenta con edad y una creencia que le lleva a practicar el ayuno preceptivo para todos los musulmanes en el mes de Ramadán. Ahora esa adaptación es mucho más sincera y más normalizada, que es lo que intentamos conseguir, una normalización de la vida en  Ramadán.
-Hay gente a la que le cuesta no seguirlo y de hecho lo hacen aún a sabiendas de que están enfermos ¿Cómo médico qué percepción tiene de que se den muchos casos así?
-Si me remonto a mi época de médico ejerciente en el Hospital, recuerdo a pacientes musulmanes de una cierta edad a los que recomendaba que no ayunaran por su edad, sus enfermedades y la necesidad de estar tomando una medicación sistemática que no era posible adaptar al horario de Ramadán. Les explicaba que el Islam les eximía de la obligación pero, sin embargo, eran difíciles de convencer. Fundamentalmente era el caso de mujeres mayores. Creo que esa situación cada vez se da menos, que la gente entiende más y sabe que en el Islam el ayuno preceptivo del mes de Ramadán es para una circunstancia de normalidad y para que lo sigan personas sanas. Por lo tanto, hay pacientes con enfermedades crónicas a los que se les desaconseja el ayuno y siguen las recomendaciones.
-En agosto además de más sacrificado, el Ramadán puede ser más peligroso todavía para los enfermos que se empeñen en seguirlo.
-Claro claro, porque el ayuno está prescrito para personas sanas y adultas. Si no salimos de estas circunstancias habrá que ver el caso en concreto. No digo que no lo sigan aquellas personas que tomando una medicación la puedan adaptar al horario del Ramadán, pero si no es posible adaptarla o  se trata de enfermedades como la diabetes, insuficiencia renal o cualquier otra de cierta importancia y  fundamentalmente metabólica, no deben ayunar. Precisamente los diabéticos son pacientes que deben estar haciendo tomas ligeras pero muy frecuentes, por eso para ellos el ayuno es absolutamente perjudicial. Además, el mes de Ramadán no es sólo ayuno, es ayuno y muchas otras cosas. De nada sirve ayunar si luego no se es capaz de actuar en consecuencia con los principios que lo inspiran. Porque este es un mes también de purificación espiritual, en el que no debe darse importancia a las cosas banales.
-¿Cómo ve este verano melillense, intercesión entre dos procesos electorales, en el que se repiten una vez más nuestros eternos problemas con la frontera y la presión migratoria?
-Creo que parte de los problemas que se están dando en este mes de agosto es más que probable que a partir del año que viene no se vuelvan a suceder, precisamente porque a partir del mes de noviembre habrá un cambio en el Gobierno de la Nación. Es lo que la inmensa mayoría de los españoles y también la inmensa o práctica totalidad de los melillenses estamos esperando.  Esperamos que a partir de noviembre, cuando los ciudadanos depositen su voto, hagamos ese cambio que España y Melilla, Melilla y España necesitan. Creo que con un nuevo Gobierno nacional presidido por Rajoy y un gobierno local presidido por Imbroda las cosas irán a mejor. Por eso decía que es probable que muchos problemas desaparezcan.
-Usted que es mentor y ponente en la defensa de los intereses de Melilla ante la UE ¿piensa que nuestros problemas fronterizos deben arreglarse con la participación y apoyo de Europa?
-Por supuesto, tiene que ser así. Las decisiones que se tomen en relación con la frontera deberán ser adoptadas en el seno del Gobierno de España pero necesitan del apoyo de la Unión Europea, porque hablamos de políticas europeas de vecindad que hagan llevadera esa relación fronteriza. Ya sabe que uno de los grandes problemas que tenemos es la extrema diferencia en renta per capita y PIB a un lado y otro de la frontera. Por tanto entiendo que la Unión Europea tiene la obligación moral de intervenir para solucionar parte de esos problemas. Puedo adelantar que a finales de septiembre tenemos previsto desplazarnos a Dinamarca, para asistir a una reunión de la Confederación de Regiones Periféricas y Marítimas, en la que una vez más insistiré en la necesidad de que se reconozca a Melilla las especificidades que tenemos para poder beneficiarnos del nuevo programa de ayudas financieras que comenzará en 2014.