Premio por cuidar el corazón

Salvador Saavedra gana un galardón de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental por un estudio sobre cómo prevenir el infarto.

Ser médico fue su ilusión desde niño. Con siete años, jugaba en la cocina de su casa a pasar consulta. Su paciente era su hermano, que con diligencia aceptaba que le mirase la garganta y que le hiciera preguntas muy raras del tipo: “¿Qué come usted?”. Le sacaba siempre alguna enfermedad que otra gracias a su fonendoscopio de juguete y sellaba las recetas, en las que indicaba el tratamiento, con el mensaje ‘urgente’, ya que fue el único sello de mentira que pudo encontrar en una tienda de regalos. Ha pasado mucho tiempo de aquellas sesiones médica en la cocina a las visitas de pacientes reales en el hospital de Granada que hace ahora. Ya tiene un fonendoscopio de verdad y una bata blanca en la que pone su nombre, Salvador Saavedra Casado. También cuenta con varios premios en su estantería, entre ellos, un galardón de la Real Academia de Medicina que le han concedido por un estudio en el que analiza los factores que pueden provocar un infarto o un ictus (infarto cerebral).
Este joven melillense de 23 años tuvo muy clara su vocación desde que era un crío y con mucho esfuerzo ha conseguido llegar a donde quería, la Facultad de Medicina de Granada. Es inquieto y le encanta participar en mil y una actividades. Tanto es así que es coordinador de talleres en el colegio mayor en el que reside desde hace seis años e incluso llegó a ser el primer delegado de estudiantes de su facultad.
Su interés por la medicina va más allá de la atención a los pacientes, pues es un apasionado de la investigación. De hecho, uno de sus últimos estudios ha sido galardonado por la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental. El pasado 31 de enero recibió el premio Luis Zamorano, un galardón que sólo se ofrece a estudiantes de Medicina que presenten a la Academia un trabajo de investigación. Saavedra convenció al jurado con un estudio en el que analizó los factores de riesgo que pueden hacer que una persona padezca enfermedades cardiovasculares. Acudió el mes pasado a recoger el premio de la mano del presidente del Colegio de Médicos de Melilla, Jesús Delegado, y del profesor Manuel Ortega.

Medicina por  vocación
Saavedra estudió en el Buen Consejo, un colegio que suele visitar cuando regresa a Melilla de vacaciones. Tiene muy buen recuerdo de sus años de estudio y además, consiguió muy buena nota en Selectividad y en Bachillerato gracias también a los profesores del centro. Entró en Medicina con sobresaliente.
Pero, ¿por qué estudiar esta carrera? Nadie en su familia está relacionado con el mundo sanitario. Será el primer médico de los Saavedra y de los Casado. Asegura que su interés por esta ciencia es la idea de salvar vidas. Es consciente de que no va a poder ayudar a todos sus pacientes, pero afirma que va a centrar parte de su trabajo en investigar la forma de hacer que la vida de los enfermos sea mejor.
Su pasión por la medicina es aún mayor cuando escucha hablar del corazón. Es el órgano que centra la mayor parte de ‘sus ilusiones’. En unos meses terminará la carrera y se irá a Oviedo para preparar el examen de médico interno residente (MIR). Su meta es conseguir la nota suficiente para estudiar cardiología o cirugía cardiaca. Explica que la causa de muerte más frecuente en la sociedad actual es por una dolencia del corazón. Cree que puede contribuir a prevenir que los pacientes no ‘maltraten’ este órgano y así mejorar la calidad de vida de los enfermos.

¿Qué es ser un buen médico?
Para el joven, un médico debe dejar la soberbia que a veces caracteriza a esta profesión y tener tres características. La primera es que atienda con empatía a sus pacientes y que se ponga en su lugar. La segunda es que debe ser un buen investigador, no le debe valer sólo con lo que sabe de medicina. Además, un médico debe ser docente. Espera cumplir con todos los requisitos cuando acabe en el hospital en su consulta de cardiología.
Es de los que piensan que el médico debe cuidar, proteger y salvar vidas y por eso está en contra del aborto y de la eutanasia. Lo tiene muy claro y no cambia de parecer por muchos argumentos que le den.
En cuanto a Melilla, le encantaría hacer el mismo estudio por el que ganó el premio Luis Zamorano. En lugar de centrarse en ‘Los factores de riesgo cardiovasculares de la población norteña de Granada’, se dedicaría a analizar cómo afecta a los melillenses de diferentes regiones, la dieta, el consumo de tabaco y alcohol, el sedentarismo o la hipertensión. Este estudio ayudaría a realizar campañas de sanidad pública más acertadas, asegura.

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