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"Prefiero un autobús de Casablanca con 50 personas que un crucero de 2.000 personas"

En Melilla hay muchos negocios que tienen décadas de vida. Muchos han pasado por momentos difíciles durante estos años, pero uno de sus mayores problemas viene por mantener la frontera con Marruecos cerrada.

El Faro ha salido a la calle para saber más acerca de uno de estos negocios que lleva con la persiana abierta desde 1987. Abdejah Musa es propietario y dependiente de una antigua tienda de ropa para bebés. Dice que el negocio le viene por herencia familiar. Su padre ya se dedicaba a la venta de productos para bebés y continuaron sus hijos. Todos los hermanos de Abdejah tienen una tienda de productos para niños.

Historia de un negocio antiguo

La primera, como hemos mencionado antes, se abrió en 1987. Y hoy en día han crecido hasta tener cuatro. Sus clientes son fijos. Personas que llevan más de 30 años visitando su tienda, que antes iban a comprar ropa para sus hijos, y hoy lo hacen para comprar regalos para sus nietos.

Abdejah lleva detrás de un mostrador más de 34 años y hace 12 que abrió la tienda que regenta. El negocio ha pasado por momentos altos y bajos pero hoy en día su principal problema es que la frontera de Marruecos esté cerrada. Como dice el empresario, para él la joya de la corona de su negocio es el trato personal, saber el nombre de sus clientes y conocer sus caras.

Él nos cuenta que el comercio antes era más amplio, sobretodo en la década de los años 80. En aquella época nos relata que el centro estaba lleno de comercios locales, por eso se hacía difícil el poder alquilar un local para abrir una tienda. Era muy raro encontrar un cartel de se alquila en cualquier escaparate. Además por la alta demanda, los precios del alquiler eran muy elevados. En estos momentos pasa todo lo contrario. La mayoría de locales están cerrados y ni siquiera nadie quiere alquilarlos. Se vende poco, y los que lo hacen son las grandes empresas.

Una de sus clientas, Sadia, hace más de 26 años que acude a la misma tienda. Ha vestido a sus hijos, sus sobrinos y sus nietos, pero esta vez viene a comprar un regalo para el primer bebé de su hija.

El problema de la frontera

La frontera con Marruecos sigue cerrada y los comerciantes de Melilla están cada vez más ahogados con sus negocios. A las tiendas de la ciudad, como esta de ropa para bebés, se les hace cada vez más difícil salir adelante y tener ganancias. La mayoría de sus clientes eran personas de Marruecos que hace ya varios años que no pueden venir a Melilla. En la tienda de Abdejah solían venir una vez a la semana familias desde Marruecos para hacer compras grandes. Nos ha contado que con dos o tres familias que entraran hacían el día. Estas personas solían tener un gran poder adquisitivo y le hacían varios pedidos. Sobretodo en la época en la que estamos. Para su festividad los familiares solían hacer regalos a los más pequeños de la casa, pero al estar cerrada la frontera sus clientes del otro lado se les hace imposible venir.

El empresario nos confiesa que sería un alivio el abrir la frontera y que prefiere que vengan a la ciudad un autobús con 50 turistas de Marruecos, que un crucero de 2.000 extranjeros que no se pasarían por su tienda para comprar. El turismo nacional hace mucho que no viene. Los altos precios del transporte, hace que las personas de la península prefieran ir de vacaciones a otros lugares del mundo. Como dice Abdejah, a las personas que viven en la península les cuesta igual ir a Nueva York que venir a Melilla. Y para atraer al turismo a Melilla necesitaríamos ofrecer algo que no tuvieran en la península y unos precios asequibles. De esta manera toda Melilla saldría beneficiada, los restaurantes y los hoteles estarían llenos como antes, dice el empresario.

Para él el descenso de la natalidad no es un problema. Nos ha explicado que antes la gente solo compraba ropa para sus hijos y que hoy en día cuando una mujer da a luz a un bebé, todo el que la conoce quiere tener un detalle con el recién nacido. Aunque haya menos niños, se regala mucho más que antes.

Pero un problema en sí es la falta de clientes. Abdejah preocupado nos dice que con 2 o 3 personas que entran al día a su tienda, no puede mantener el negocio. Está aguantando porque está tirando de los ahorros de toda su vida. Para él la solución pasaría por abrir la frontera. A él le gustaría poder contratar a más empleados pero al no entrar clientes se le hace imposible.

Pide al gobierno que tome medidas para dejar que venga turismo marroquí. Que los políticos se den cuenta de que los negocios melillenses se están ahogando poco a poco, y que si no abren pronto la frontera algunos no tendrán más remedio que echar la persiana para siempre y sin remedio.

A pesar de sus problemas él piensa estar hasta que se jubile si no se muere antes. Nunca ha pensado en abandonar porque le gusta su trabajo. Para él es un trabajo que no cambiaría  por otro aunque ganara 10 veces más. La confianza y la ilusión de aconsejar a los padres que van a tener un hijo por primera vez le da fuerzas para continuar. Ayudar a las familias es una satisfacción y después de 34 años tiene la ilusión del primer día.

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