La mejor defensa es un buen ataque. Ante el maremoto que se le ha venido encima al PP de Melilla con la auditoría de la Autoridad Portuaria, que ha destapado un escandaloso sobrecoste de 9 millones de euros en las obras de la Estación Marítima de la ciudad, los populares locales han tardado varios días en reaccionar, pero finalmente han encendido el ventilador para que cada palo aguante su vela.
Es cierto que Juan José Imbroda era presidente de la Ciudad Autónoma y que el presidente de la Autoridad Portuaria, José Luis Almazán, era una joven promesa del PP cuando se optó por reducir la calidad de los materiales de las obras, pero por contradictorio que parezca, se hizo más abultada la factura a pagar por esos trabajos en el muelle Ribera II.
Pero también es cierto que por aquella época (años 2005 a 2009, incluso 2011) en Madrid gobernaban los socialistas de José Luis Zapatero. O sea, aquí PP y PSOE están juntos en el mismo barco. Si faltó control, alguien tendrá que responder por ello.
El Partido Popular de Imbroda ha trasladado ya al Gobierno central una solicitud de información sobre los informes que se hicieron en su momento para autorizar la modificación presupuestaria que permitió que las obras de la Estación Marítima de Melilla nos costarán 26 millones de euros, nueve más de los previstos.
La pregunta que el PP trasladará al Ejecutivo a través de “parlamentarios nacionales” intenta pillar a los socialistas en la confesión de que entre 2005 y 2011, cuando acaba el zapaterismo, no hubo una sola sanción o caso judicial por el sobrecoste que hoy, en plena crisis de la pandemia del coronavirus, nos tiene a todos en estado de shock.
Yo me pregunto, ¿por qué teniendo un diputado nacional, el PP de Melilla recurre a “parlamentarios nacionales” para solicitar información al Gobierno de España? ¿Por qué no han tramitado esta petición a través de Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu? ¿Hay sintonía entre el diputado y la actual dirección del partido? ¿O es que el diputado no quiere saber de chanchullos? ¿Está abierto en canal el PP de Melilla?
Mire usted, si Sofía Acedo se hubiera ahorrado el detalle de aclararnos que no ha pedido la información al Gobierno a través de nuestro legítimo representante en las Cortes, por algo será. Ya sabemos que los populares de Melilla no dan puntada sin hilo.
Es cierto que Gutiérrez Díaz de Otazu se dedica más bien a temas de Defensa y Relaciones Exteriores, pero no deja de ser nuestro diputado en Madrid. ¿Para qué queremos un representante en el Congreso si a la hora de indagar sobre un tema que afecta a todos los melillenses tenemos que recurrir a “parlamentarios nacionales”?
Ahí lo dejo porque no quiero alejarme del tema principal. El PP ha hecho lo que tenía que hacer: defenderse. Si hubo chanchullos en el puerto, tan responsable es el Gobierno local como el de José Luis Rodríguez Zapatero. Es imposible que en Madrid nadie reparara en que el precio de la obra se disparaba a la vez que bajaba la calidad del aire acondicionado o el revestimiento de los ascensores.
Imbroda ya había avisado a los socialistas que iba a repartir estopa cuando lanzó aquel aviso a navegantes: “Ni el PP ni el PSOE tienen culpa”. Y fíjense, mientras los periodistas cargábamos las tintas sobre los populares, los de Gloria Roja se han mantenido más quietos que un cuadro en la pared.
Necesitamos saber qué piensan de aquella época en que Magdalena Álvarez era ministra de Fomento, antes de que a finales de 2019 fuera inhabilitada para ocupar cargos públicos durante 9 años en el caso de los ERE de Andalucía.
No hubo mayor suerte en ese ministerio cuando en 2009 se hizo cargo de Fomento el entonces todopoderoso Pepiño Blanco, que desde mayo del año pasado forma parte del Consejo de Administración de Enagás, junto al también ex ministro socialista José Montilla.
Pepe Blanco abandonó la política cuando el PSOE de Pedro Sánchez lo dejó fuera de las listas electorales al Parlamento Europeo en 2019. Desde entonces, seguramente vive mejor y más tranquilo en la empresa privada.
No olvidemos que fue bajo su gestión que se privatizaron los aeropuertos de Barajas y El Prat. En fin, que ya nos podría dar una conferencia magistral en el campus de Melilla sobre cómo se accede a las puertas giratorias cuando la política te cierra la puerta principal.
Pero esa pregunta del PP en el Congreso no es el único rapapolvos que los populares de Melilla le han dado esta semana a los socialistas. Mañana viernes Marín promete volver a sacar el tema de la paella en el pleno de la Asamblea. Lo que yo le decía, al súperconsejero le va a salir muy cara la paella. Apuesto a que en el futuro se pasará a los pinchos vascos como su compañero de filas que compartió una imagen entrañable desde un bar en Euskadi. Supongo que con eso nos mandó a todos un mensaje de ánimo. Mientras Melilla está cerrada perimetralmente, él se va de pinchos por el norte. Ay, qué hemos hecho para merecer esto, Dios mío.
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