La UCI de Melilla está al 60% de ocupación. Esta cifra, aireada por los informativos nacionales, nos pone a la cabeza de España en precariedad de recursos hospitalarios y nos coloca a las puertas del colapso sanitario.
Sin embargo, este dato no está recogido en la web de transparencia COVID-19 habilitada por Salud Pública en Melilla para facilitar la información sobre la evolución del contagio del coronavirus en nuestra ciudad.
“Analfabetizándome”, a lo Fatima Khadur, cometí el error de pinchar en el icono de pacientes en UCI que aparece en esa página de transparencia, con la esperanza de que me llevara a otro sitio donde pudiera encontrar más detalles sobre la ocupación de la sala de cuidados intensivos del Hospital Comarcal. Pues no. Mi gozo en un pozo.
Nuestra transparencia no llega tan lejos. Démosle un voto de confianza y pensemos que es porque la página está en construcción. Sólo recoge que hay 24 pacientes en UCI en Melilla, sin aclarar que se trata del dato acumulado desde que empezó la pandemia. A día de hoy tenemos 14 camas y 9 pacientes ingresados en terapia intensiva. Si llegáramos a tener 24 (como dice la web de transparencia), nos harían falta literas o traslados a Málaga y, de camino, dimisiones.
En todo caso, celebro que Melilla se haya sumado a una iniciativa en la que Murcia es un ejemplo de profesionalidad y buen hacer. Desde el minuto uno, en esa autonomía se detalla el número de contagios en residencias de mayores, de menores, en hospitales y entre personal sanitario y socio-sanitario, administrativos, etc; se publican, además, los datos de contagios desglosados por municipios y áreas de salud y el número de contactos de pacientes positivos detectados por los rastreadores. Eso es eficiencia y trabajo serio.
En mayo pasado, en pleno confinamiento, copió esta forma de trabajar la Generalitat Valenciana y poco a poco el resto de comunidades se han ido sumando a detallar (unas más que otras) el grado de incidencia de la pandemia en sus territorios.
Es cierto que no todas se rigen por los mismos criterios y eso hace muy difícil dar una cifra exacta de fallecidos por coronavirus en nuestro país. Nuestros datos (me refiero a los españoles) no son creíbles y la presión mediática ha obligado al Gobierno central a tomar cartas en el asunto.
Pero lo que es una realidad es que 15 de las 17 comunidades autónomas informan a diario del avance del coronavirus en su demarcación territorial. Melilla es una de las dos que no lo hace en fines de semana.
Si de verdad queremos hablar de transparencia, qué más transparente que contabilizar los casos positivos detectados sábados y domingos. Pero hasta el momento ni Salud Pública ni el Ingesa han dado señales de estar por la labor. Es más, a día de hoy, no sabemos quién es el responsable de esta decisión tan desatinada ni los motivos reales que nos han llevado a estar desinformados dos de los siete días de la semana.
Es bueno que tengamos recursos online no sólo para la prensa, sino también para los ciudadanos. Es una pena que esto haya llegado en plena segunda ola de la pandemia. Es una pena que no se les haya ocurrido antes, en la primera ola, por ejemplo, cuando las cosas iban infinitamente mejor porque había un estado de alarma nacional y todo el mundo estaba recogido en sus casas.
La pandemia pasará. Saldremos de ésta y una vez que entre todos los hayamos conseguido vamos a exigir responsabilidades, explicaciones y cuentas. Tenemos que saber qué impacto tuvo la celebración de la Pascua Grande en la expansión del coronavirus en la ciudad; qué consecuencias ha tenido que no se hicieran controles de temperatura en el puerto y el aeropuerto a la llegada de pasajeros de la península; cómo ha influido el descontrol sanitario en el CETI y la tardanza con que se tomaron medidas.
Hay mucha tela por dónde cortar. Llegado el momento queremos escuchar las explicaciones de por qué no se informó a la población de las medidas a tomar para no contagiarse. En fin, son muchos errores y muy seguidos. Y todos esos resbalones han costado salud a todos; dinero, a la Administración, y sufrimiento a las 14 familias de la ciudad que hasta hoy han perdido un ser querido en esta tragedia.
En otras comunidades autónomas muchas familias se han organizado y han demandado a las autoridades por los fallos de gestión. Hay incluso quienes han recurrido a demandar por lo penal y a estas alturas hay políticos imputados por su mal proceder. Pues bien, Melilla, tan dada a demandar, ha sido más comprensiva con sus políticos.
Es cierto que nunca habíamos vivido algo así pero también lo es que los ciudadanos pagamos muy buenos sueldos a nuestros representantes en la Asamblea para que hagan lo que tienen que hacer, cuando lo tienen que hacer. No les pagamos para que se vayan de vacaciones o de fin de semana en plena pandemia. Los viajes hay que aparcarlos para cuando se pueda descansar con la conciencia tranquila.
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