El melillense Abdelkader Hassan culpa a la diplomacia de abandonarle a su suerte en un pueblo de Alhucemas, atrapado entre la nieve y sin su tratamiento de diálisis.
Indignado llamó el melillense Abdelkader Hassan a la redacción de El Faro para contar su historia. “Quiero denunciar la vergüenza que me da ser español cuando veo cómo el Consulado de España en Nador me ha abandonado a mi suerte, atrapado en la nieve en las montañas de la provincia de Alhucemas”, contó a este periódico.
Un día más tarde, este pensionista se presenta en las instalaciones de este medio para contar su historia. Lo que parecía que iba a ser un fin de semana entre amigos en el pueblo de Chakram, terminó por convertirse en un agobio para Abdelkader. “Cuando llegamos el sábado por la noche vimos que empezaba a caer un poco de nieve, pero cuando nos levantamos el domingo por la mañana el panorama era terrible”, relata.
Y es que, según cuenta este melillense, él y dos amigos, autóctonos de esta región marroquí, se vieron atrapados en las montañas sin saber cómo salir. “Lo único que pensaba es que tenía que volver a Melilla para ir a diálisis el lunes, pero mi coche no podía andar con tanta nieve”, asegura.
Conversaciones diplomáticas
Fue entonces cuando comenzó su tortuosa historia con la diplomacia española. No encontraban a nadie de Marruecos al que poder avisar y, al considerar que estaba en una situación de emergencia, pidió a su hijo, que se quedó en Melilla, que fuera a la Delegación del Gobierno para pedir ayuda.
“Le dijeron que ellos no se encargaban de eso, que llamase al Consulado de España en Nador”, continúa Abdelkader, que dice que tardó pocos minutos en ponerse en contacto con esta entidad diplomática.
Le atendió un gallego que, según cuenta este melillense, le dijo que en su tierra muchos pueblos se quedan incomunicados por culpa de la nieve. “Yo les decía que tenía que ir a diálisis, pero evadían el tema”, asegura este pensionista. “Les dije que mi integridad física corría peligro, podría haber muerto. Les pedía que intentaran mandar una máquina quitanieve, pero me devolvieron la llamada horas más tarde diciéndome que no localizaban vía satélite el pueblo en el que estaba”, se queja Abdelkader.
“¿Para qué queremos entonces las buenas relaciones de las que tanto presumen con Marruecos, si no son capaces de pedirles que nos rescaten?”, se pregunta.
Otra salida
Desesperado de no saber cómo salir, ya por la tarde, uno de los amigos de Abdelkader recorrió dos kilómetros y medio entre el frío para llegar al pueblo más cercano. Allí, pagó a varios jóvenes para que cogieran sus palas y fueran a quitar la nieve.
De camino, vieron una grúa (tal y como puede verse en la imagen que cedió a El Faro). “Pagamos al conductor para que subiera al pueblo y remolcara el coche, porque no podíamos salir”, comenta.
Así fue cómo, a las 23:00 horas del domingo, este melillenses consiguió volver a su casa. La ‘broma’ le costó más de 800 euros, según cuenta, pero le pesa más la indignación con las autoridades.
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