El escritor, melillense de adopción, lanza su novena obra y, en esta entrevista, hace un repaso de sus últimas publicaciones tan destacadas en el panorama cultural de la ciudad por su versatilidad temática. Su fecundidad literaria asombra. Pluma de ganso, un libro epistolar, es el noveno título que el autor ceutí radicado en Melilla publica en un año. Para ponernos a su altura, en lo que a rapidez supone, le hacemos esta entrevista.
-Nueve. Eso viene a ser casi un libro al mes. ¿Intenta batir un record?
-En absoluto. De hecho soy un escritor lento, que se toma su tiempo y repasa una y otra vez lo que escribe. Lo que sucede es que, instado por mi actual editor, he sacado del cajón obras acabadas en el tiempo y, tras una última y exhaustiva revisión, les he dado a luz. Aunque, créame, fue ‘el parto de la burra’.
-No obstante, tiempo atrás escribía una columna de prensa al día, incluido festivos.
-Sí. Una vez le coges el tranquillo, todo es ir tirando. Por otra parte, esta ciudad da para mucho. Parece muerta pero está llena de vida… y de vivos. Ustedes, los periodistas, lo saben bien.
-Otro de los asombros es su versatilidad. Escribe sobre cosas distintas con estilos diferentes.
-Respeto a los que toman un tema y, dale que te pego, se empeñan en él. Yo no podría, la vida es tan variopinta y ocurren tantas cosas para reír o llorar...
-Pero ha llegado a publicar una sexalogía de libros infantiles.
-El mundo infantil-juvenil es atractivo, diverso y da para mucho y muy bonito juego. Sintiéndolo así, yo jamás escribiría una saga. Lo intenté viendo, con malsana envidia, el éxito de algunas conocidas, pero ni las brujerías ni los crepúsculos me van. Lo siento por mis herederos.
-Incluso llegó a escribir un libro erótico, Con, contra… Preposiciones deshonestas.
-Sí, y me divertí con ello. Pero aunque ha tenido más éxito del que esperaba no creo que repita. No quiero que me llamen viejo verde. Ya pasé lo mío cuando se me tenía por rojo. A mi edad, el color que mejor te define es el ceniciento, que yo, quizá por coquetería, disimule con la barba.
-En su libro Político sans peine pone a parir a la clase política. ¿Eso también le divierte?
-No sabe hasta qué punto. Aunque no la pongo a parir, simplemente retrato a sus cofrades tal cuales son y se comportan. Si alguno se ofende es cosa suya. Y nuestra, claro, que dependemos de su humor y caprichos.
-Otro de sus libros que trajo cola fue Último vuelo de Bill Barnes. ¿Recuerda la que se armó en su presentación?
-Vagamente, porque esos líos entre peñas me la suda. Yo escribí una aventura, más o menos autobiográfica, que acontece en el ocaso de la Guerra Civil. No entendí que se aprovechara la presentación para ondear banderas. La memoria histórica es algo muy serio: no se debe blasfemar ni ponérsela por montera, sea quien sea.
-¿Es cierto que su libro sobre los saharauis Ángeles de arena, causó malestar en el vecino reino al punto de considerársele persona non grata?
-Algo he oído. Tampoco me preocupa. Marruecos es un bonito país lleno de gente amable y generosa… y de gobernantes enanos y correosos que aprovechan la menor para hacerse notar. Más o menos lo que pasa aquí. Por otra parte, como sabe, su lectura ha sido seleccionada tanto para el Día del Refugiado como el de La Paz y la No Violencia. Supongo que es lo que hace que no sea grato a gobiernos, que no pueblos, poco dispuestos a asumir tales valores.
-Son tantos y tan sugerentes sus libros que precisaríamos de varias páginas para comentarlos. Hablemos del más reciente, Pluma de ganso. ¿De qué va esa pluma y por qué de ganso?
-Pluma de ganso es un libro epistolar, esto es, de cartas. Cartas ocultas, de amor y desamor, alocadas, vengativas, tiernas, agrias. Hay para todo gusto o disgusto, aunque si hubiera que buscarle un nexo sería la originalidad, entendido ésta como algo singular que no extravagante.
-Pero que guarda una última sorpresa…
-Sí. Y no es otra que el libro, cada ejemplar, puede ser único. En él invito al lector a que lo ultime y, con ello, haga del suyo un libro exclusivo, distinto a otro. Si lo saco en estas fechas próximas al Día de los Enamorados es precisamente para darles a éstos la oportunidad de incluir en él una carta personal a su amada o amado. Escribir a mano puede parecernos cosa del pasado, pero qué duda cabe que sigue siendo la mejor y más tierna forma de expresar amor o desamor.
-Pero no todos los enamorados saben escribir…
-¿Usted cree? Ya en el libro digo que olviden la gramática y hasta la mala letra para entrar en lo que, a buen seguro, todo el que ama sabe hacer: expresar su amor con palabras. Cualquier cosa antes que enviar un SMS, un e-mail o una postal ya impresa. Que vivamos en un mundo digital no supone que tengamos un disco duro por corazón. Para mí que es un pedacito de nosotros que late incansable y aún más cuando se está enamorado.
-Disculpe, pero no me ha dicho a que viene lo de ganso. ¿Ganso de gansada?
-La pluma de ganso, o cálamo, fue usada por siglos por escritores y todos los que tenían algo que decir. Con una pluma así escribieron Shakespeare y Lope de Vega sus obras inmortales y también con ellas Madame de Sevigné garabateó las más admirables cartas que se han escrito. Hoy posiblemente lo harían con un ordenador, pero dudo que les salieran tan bellas. Pongamos que es un homenaje a la tinta.
Así debe ser, porque esta entrevista que preveíamos de unas pocas líneas se nos ha ido de la mano. Pero es que José Luis Navarro, a pesar de su fama de huidizo, o de ‘lobo estepario urbano’ como a veces él mismo se define, cuando toma la palabra es como si tomase la pluma, de ganso o de águila real. Así que, ya puestos, nos permitimos sonsacarle algo más:
-Sabemos que también escribe guiones cinematográficos. ¿Qué tal se resuelve?
-(Ríe.) Lo llevaba en secreto por aquello de la gafada, pero ya veo que ustedes se enteran de todo. Sí, he escrito tres guiones. Dos de ellos basados en libros propios y un tercero en la novela autobiográfíca de Carlota O’Neill, ‘Una mujer en la Guerra de España’. Los primeros andan en manos de productoras y éste último quedó finalista en un concurso internacional. Lo que no supone nada, porque la industria del cine es eso, una industria y, como tal, se guía, por parámetros mercantiles. Un mundo extraño para mí en el no sé bregar lo bastante. Aún así, los que lo han leído me sugieren que no me desanime, pero no las tengo todas conmigo. Tal vez, de no llegar al cine, intente como hacen otros, publicarlo a manera de libro ilustrado, lo que se conoce como ‘cine para leer’. En eso estoy, sin mucha esperanza puesta en la difícil tarea aunque lejos de mortificarme si no lo logro. A lo largo de la vida, la literaria y la otra, he sufrido bastantes varapalos, por lo que estoy curado de espantos.
-Una última pregunta: ¿Qué otros planes tiene en cartera? Me refiero, lógicamente, a la literatura.
-Lógicamente, sí. Porque, aunque no he sido un santo, se me pasó la hora de planes más risueños. Lo cierto es que tengo la pantalla de mi ordenador atiborrada de temas iniciados y por iniciar. No sé, tal vez este año lo dedique a recopilar. Parodiando a Pirandello, tengo por ahí dos novelas en busca de autor… ¿Podemos dejarlo ya? Quisiera salir al frío y fumarme una pipa… de la paz.
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