Categorías: Medio ambiente

Playas limpias y a punto para los melillenses que las disfrutaron ayer

Decenas de personas decidieron pasar el último domingo de mayo junto al mar. Aunque el día amaneció con lluvia, poco a poco las nubes dieron paso a unas temperaturas elevadas sin apenas viento.

 

El día amaneció lluvioso ayer para desánimo de los que esperaban disfrutar de un día de playa. Sin embargo, el paso de las horas dio lugar a un día soleado que muchos aprovecharon para broncearse y darse los primeros chapuzones de la temporada. Al contrario de lo que sucedió hace apenas dos semanas, ayer la playa presentaba un aspecto limpio, tanto en la arena como en la orilla. Así, mientras el 14 de mayo en este periódico se apuntaba que aún no había pasillos de madera para acceder a la playa ni sombrillas, y que además junto al mar había compresas, latas de cerveza, pañales o envases de yogur entre otros desperdicios, ayer el aspecto de la zona costera era muy diferente. Por un lado, ya estaban colocadas las sombrillas, las tumbonas y los pasillos de madera para llegar hasta la arena. Las duchas también funcionaban y los aseos estaban abiertos para ser usados. En la arena y el agua no había desperdicios y los melillenses pudieron así disfrutar de una jornada tranquila y con casi las mismas comodidades que tendrán a partir del 1 de junio, fecha que la Ciudad Autónoma ha fijado como inicio de la temporada de playa de este año. Los que aún no estaban listos ayer eran los vigilantes de la playa. Sea como sea en apenas dos semanas la costa melillense ha sufrido un importante lavado de cara, que agradecieron todos los que eligieron ayer pasar el día disfrutando del sol,el agua y la arena. Y es que aunque oficialmente el verano no llega hasta el 21 de junio, la temperatura animaba ayer a desprenderse de la ropa y disfrutar del agua y el sol en el Paseo Marítimo. Durante toda la mañana y hasta el mediodía, los melillenses se dividieron entre el campo, los que optaron por celebrar la romería del Rocío, y la playa, los que se decidieron por comenzar a dorarse al sol. En la playa de San Lorenzo, los había que eligieron aprovechar para practicar deporte, como un grupo de chicos que jugaba al voleyball, mientras que otros, la mayoría, se decidían por refrescarse en las aguas del Mediterráneo. Para los que tienen tiempo durante la semana no era el primer día de sol y arena del mes. Muchos aseguraban que ya durante lo días previos habían aprovechado las tardes para bajarse a la playa y descansar un rato con el sonido del mar de fondo. Sin embargo, hasta ahora los fines de semana no se habían aliado mucho con aquéllos que durante el resto de la semana se pasan las horas de sol dentro de la oficina. Así, aunque el verano todavía dejará estampas de playas mucho más concurridas, la imagen de ayer desde el Paseo Marítimo ya se asemejaba mucho a la del periodo estival. Como casi siempre, los más pequeños eran los que más disfrutaron cubo y pala en mano, construyendo castillos de los que son poco duraderos pero que les causan igualmente grandes satisfacciones. Junto a ellos, sus padres, aprovechando la excusa perfecta de la ilusión de sus retoños, aprovecharon también para volver a sentirse como niños y construir un gran edificio, sólo con un poco de agua y arena. Las tumbonas se llenaron, asimismo, de jóvenes hábidos de lograr cuanto antes el bronceado perfecto. Los había concienciados que optaron por protegerse, como recomiendan los especialistas, y arriesgados, que se dejaron vencer por las ganas de conseguir cuanto antes que su piel cogiera un tono más alto. Los clásicos paseos por la orilla tampoco faltaron en la jornada playera. Familias, parejas y amigos disfrutaron recorriendo metros de orilla, en los que la conversación y la brisa del mar fueron los acompañantes perfectos. La bandera verde ondeaba para tranquilidad de los bañistas y la temperatura del agua invitaba a darse uno de los primeros chapuzones del año. Los tradicionales juegos de palas, tampoco faltaron en las orillas, al igual que estuvieron presentes las mesas, las sillas y las neveras para que el día fuera casi perfecto. Los melillenses aprovecharon el último domingo de mayo para disfrutar de uno de sus mayores privilegios, el mar y el viento, uno de los principales enemigos de estas jornadas, se mantuvo casi todo el día al margen, para permitir a los amantes de la playa sentarse en la arena, sin tener que sentir que esta arena se volvía contra ellos. A partir de ahora, las temperaturas seguirán subiendo y los bañistas de sol y agua lo harán al mismo ritmo. El verano dio el pistoletazo de salida ayer y aún quedan muchos meses y muchos fines de semana para disfrutar de él en compañía de familiares y amigos.

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