Son las diez de la mañana en la playa de Horcas Coloradas. La época estival quedó atrás y ahora solo se ven a unas pocas personas paseando por la zona o haciendo deporte. Sin duda, es una zona que forma parte de la identidad melillense, pero que en 20 años podría desaparecer por consecuencia del cambio climático. Así lo aseguró José Cabo, que basándose en los últimos informes de la ONU sobre los efectos que pueden derivarse de la acción humana en el planeta, se indica que el nivel del mar está subiendo ya. “Si nos vamos a un panel experto de Naciones Unidas, existe un mapa donde vienen reflejadas las primeras consecuencias por la subida del nivel del mar y en concreto, la desaparición de la playa de Horas Coloradas, que en un periodo de 20 o 30 años podría desaparecer, lo mismo que una parte de la costa que está al lado de la desembocadura del río de Oro”, expresó Cabo, indicó que estos datos son recientes en un estudio publicado sobre las zonas que se inundarán en la cuenca del Mediterráneo “en el caso de que se sobrepase el grado y medio de aumento de temperatura a partir del año 2030”.
Parte de la ciudadanía melillense quiere evitar que esto pase, así que Guelaya Ecologistas en Acción junto a Rebelión por el Clima y otras organizaciones como Melilla con Bici organizaron una recogida de basura en la playa de Horcas Coloradas, que según explicó Cabo, miembro de Guelaya, entra dentro de un estudio a nivel nacional sobre el tipo de residuos que llegan a la arena de la playa desde el mar. “Esta limpieza forma parte de un seguimiento de basuras marinas”, informó Cabo. Las playas analizadas han de ser largas, que no hayan tenido un sistema de limpieza y que todo lo que se encuentre en ella, se pueda afirmar que lo ha sacado el mar. Todos los plásticos que se recojan serán reciclados; aunque según Cabo, “en Melilla estamos reciclando un porcentaje muy bajo, que según los últimos datos solo se recicla un 12% del plástico que se recoge selectivamente. Tenemos un objetivo del 50%, estamos muy lejos aún de conseguir los niveles legales”.
Los residuos que se encuentra en la playa de Horcas Coloradas no son solo plásticos, sino también con origen de antiguas construcciones “productos del pasado donde la playa era el vertedero de la ciudad antes de que hubiese incineradora”. “Cuando hay temporales, el mar nos devuelve lo que hemos estado tirando durante décadas”, contó Cabo.
Y es que el medio ambiente ya no es un problema que le importa a unos pocos, es asunto de todos, ya que, de una forma u otra, nos vemos afectados. Un ejemplo son los microplásticos que ingieren los peces que después consumimos. “Si se lo comen los peces, los microplásticos están ahora mismo dentro de nosotros”, relató Cabo, que según explicó, el primer problema de la contaminación medio ambiental “es un problema de salud”, pues tiene un efecto en la cadena alimentaria y el ser humano “es un depredador”. Otro de los daños que causa la contaminación de plásticos es la pérdida de diversidad marina, como es el caso de las tortugas que confunden las bolsas con medusas y se las comen, lo que les provoca la muerte posteriormente.
Cabo explicó que la contaminación marina también tiene impactos en el cambio climático, pues se está demostrando que aquellos elementos plásticos que acaban en las playas emiten Co2.
A la pregunta de que si se está actuando con la fuerza suficiente o si aún queda mucho por hacer, Cabo lo tiene claro: “Está todo por hacer”. “El plan de trabajo no está hecho porque se acaba de firmar la Declaración de Emergencia Climática. Lo que ha ocurrido es que hay unos datos científicos que han creado esa emergencia y no se están tomando las medidas políticas suficientes para controlar el aumento de la temperatura y si eso no se hace de aquí al año 2030, vamos a pasar a un punto de no retorno, en el cual no va a ser posible controlar los daños climáticos que se van a producir”, aseguró Cabo.
“Así pues, es un periodo fundamental porque si de aquí al año 2030 no hemos reducido un 50%, de alguna forma, la crisis climática estará sin control”.
Poco a poco fueron llegando los voluntarios, que en un puestecillo montado por los organizadores, se repartieron los 100 pares de guantes que habían traído y todas las bolsas para recoger los residuos. Cabo declaró que recogieron 10 metros cúbicos, lo que suponía 10 contenedores y 10 sacos “más un montón de hierros retorcidos”. Aún así, queda mucho por recoger.
Las mujeres sufren con más fuerza el cambio climático, según los ecologistas
“Fue un viaje bastante denso e intenso”, describió José Cabo, miembro de Guelaya Ecologistas en Acción, que junto a participantes de Melilla con Bici, estuvieron en la Marcha por el Clima que se celebró dentro de la Cumbre del Clima COP25 que se celebró en la capital española. Además, Ecologistas en Acción tenían su Asamblea General.
Cabo, según su experiencia, valoró “positivamente” que se avanzó en un documento sobre la perspectiva de género en el cambio climático. “Ha sido inevitable reconocer el papel de las mujeres en la crisis medio ambiental, porque están sufriendo con mucha más fuerza que los hombres el cambio climático en muchas regiones, países y culturas”. Por lo tanto, se ha aprobado un documento que dice que hay que añadir la perspectiva de género en este asunto. Cabo explicó que al ser Ecologistas en Acción una entidad eco-feminista, respaldaban esta decisión.
Sin ambición política
La COP25 estaba organizada en dos áreas: la azul, donde se encontraban las negociaciones políticas, y la verde, donde participaban las organizaciones sociales y otros agentes. Debido a las controversias que surgen de la línea oficial, también se organiza de manera independiente la Cumbre Social, que fue donde Guelaya participó. En esta, “participaron más de 15.000 personas que vinieron a Madrid de todos los continentes”. Cabo destacó la presencia chilena, donde “se reivindicaron los problemas sociales, sobre todo de comunidades indígenas en Latinoamérica”. También se creó “una red de personas” para organizarse frente a la emergencia climática. Cabo declaró que esta fue la buena noticia, pero que la mala era que no había todavía “ningún resultado” en el día de ayer.
Cabo denunció que no había “ninguna ambición política”, ya que la idea es que los distintos gobiernos se comprometieran a bajar las emisiones aún más todavía y solo 73 países han asumido este compromiso, entre ellos España, que aún no ha aclarado qué cuantía sería.
Cabo contó que muchos países han adoptado la “estrategia de esperar a 2023”, es decir, tres años más, para empezar a tomar decisiones que sean obligatorias de cumplir, que supone, “un retraso importante”.
Por otro lado, Cabo explicó que hay países desarrollados y que rebasan los niveles de contaminación; que compran los derechos de emisión a países que al no estar desarrollados industrialmente, no van a usar ese porcentaje que les corresponde. Cabo denunció que esto va a suponer que los datos de seguimiento de emisión de gases sean falseados. En Europa se practica este mecanismo y el derecho de emisión se vende más caro que en terceros países. Tampoco se indemnizará a los países que no han contaminado, pero que sufren las consecuencias ambientales.
Melilla no ha sido ajena a todos estos movimientos que existe a nivel nacional e internacional. Cabo cree que las plataformas ambientales funcionan bien en Melilla y que donde caben todo tipo de perfiles de ideas y orígenes distintas, ya que cada vez son más. “Ya se está viendo en Melilla que la ciudadanía está saliendo a la calle”.
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