Medio ambiente

Pinzón vulgar africano

Pinzones africanos y europeos

A pesar de las patentes diferencias entre el pinzón vulgar africano (Fringilla coelebs ssp. africana) y el pinzón vulgar de Europa (Fringilla coelebs ssp. coelebs), no son especies diferentes, pues su diferenciación sólo llega al nivel de subespecie. Este es un hecho que llama mucho la atención de los aficionados a las aves que observan por primera vez nuestros pinzones, pues su plumaje es tan diferente al de los pinzones del otro lado del estrecho que resulta difícil creer que se trata en realidad de la misma especie. Durante los pasos migratorios hay una buena oportunidad para observar estas diferencias, pues algunos pinzones del norte de Europa cruzan el Estrecho durante el invierno y durante algunas semanas se les puede observar compartiendo el hábitat de los pinares de Rostrogordo con sus congéneres locales. Por resaltar alguna similitud, podemos observar al verlos juntos que nuestro pinzón, al igual que el europeo, tiene el vientre rosado, pero en el europeo es de un rosa muy llamativo, mientras que el nuestro es de un rosa muy tenue que en las hembras prácticamente no se aprecia. En cambio, el pinzón local presenta un antifaz oscuro en el rostro muy característico, pues sólo lo tienen las subespecies norteafricanas, y su espalda es de color verde, muy diferente al manto color castaño de los pinzones visitantes. También son similares las marcas blancas de las alas y cola, que es la característica más visible de los pinzones mientras están en vuelo. En general nuestro pinzón tiene más similitudes con los pinzones de Canarias, divididos a su vez en diferentes subespecies y especies.

Idiomas diferentes

Otra diferencia clara es el “idioma” en el que cantan uno y otro. Para los expertos esta diferencia la notan claramente al oír por primera vez cantar a nuestro pinzón, pues están familiarizados con el canto del pinzón europeo. Los profanos sólo notarán esa diferencia en las breves semanas en las que los pinzones europeos se dejan ver por aquí. Efectivamente, al oír cantar a uno y otro pinzón se hace evidente que siguen patrones de canto totalmente diferentes. No costará mucho trabajo escuchar a los pinzones si subimos a Rostrogordo; es sin duda uno de los pajarillos más abundantes allí, por su vocación claramente forestal, pero además su fuerte canto y la profusión con la que lo realiza hace que sea el sonido más común de los pinares de Rostrogordo. No en vano el pinzón pertenece a la familia de los Fringílidos, que agrupa a las aves cantoras por excelencia, como jilgueros, canarios y verdecillos.

Los pájaros “solteros”

El apelativo científico coelebs, que significa “soltero”, no es en este caso aplicable a nuestros pinzones, pues alude a una curiosa costumbre de los pinzones en Suecia: en invierno sólo migran las hembras, quedándose sólo los machos allí. En el caso de los pinzones africanos, nuestros inviernos suaves y la protección que brindan los árboles de hoja perenne frente a las inclemencias del tiempo les permiten residir en la misma zona durante todo el año, sin tener que realizar grandes desplazamientos. Sí que se alejan más de los pinares fuera de la época de cría, al no tener la obligación de alimentar cada poco tiempo a su nidada. En esta época se les puede ver incluso por los parques de la ciudad, explorando nuevas fuentes de alimento.

El pinzón y el pinar

El pinzón vulgar africano es aún un pajarillo abundante en Melilla y sus alrededores, afortunadamente. No es tan dependiente de las tierras de labor como otros fringílidos, y esto le ha favorecido bastante. Los cambios en los usos agrarios hacia la agricultura intensiva e industrial están provocando una disminución drástica de las poblaciones de fringílidos como el jilguero y el pardillo. Estos cambios, afortunadamente, no han pasado factura de forma patente a las poblaciones de pinzones, más vinculados a las masas forestales. En cuanto a la sustitución del bosque autóctono por pinares de repoblación, parece que se ha adaptado bien a las nuevas condiciones, aunque los pinares ofrezcan mucho menos alimento que las masas forestales originales. Parece que por el momento vamos a poder escuchar a los pinzones mientras paseamos por Rostrogordo sin ningún problema.

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