Los pinos nuevos del PP de Melilla

Hay gente en el PP de Melilla cansada de Imbroda. Eso no es noticia. Es efemérides. Lo nuevo es que las informaciones que en los últimos días ha publicado el diario El Mundo sobre la renovación de las direcciones territoriales del Partido Popular han corrido como la pólvora por los grupos de WhatsApp de los populares locales y, de paso, han dado alas a quienes defienden que Teo García Egea, el murcianico que está al frente de la Secretaría general, apuesta por Javier Lence.

Lo quieren, aseguran desde el bando contrario al ‘imbrodismo’, para reflotar los ánimos en el Partido Popular de Melilla, que hace como que no le importa la última encuesta de SyM Consulting. Este sondeo deja a los populares locales por debajo de CpM y sin posibilidades de formar gobierno ni aliándose con el espíritu divino.

En esa encuesta publicada el pasado 9 de diciembre se aprecia claramente un crecimiento de los cepemistas y de Vox y una caída discreta, pero dolorosa de PSOE, PP y Ciudadanos. De realizarse en esa fecha unas autonómicas, según esta encuesta, Coalición por Melilla habría subido de 8 escaños a 10/11 escaños; los socialistas habrían perdido de uno a dos diputados (tienen 4) y Cs, desaparecería de la Asamblea. El Partido Popular, por su parte, se habría dejado por el camino uno de sus representantes en el Parlamento local. Un sueldo menos pondría a prueba la fidelidad de algunos.

Digamos que en el arco de los que pierden apoyos, el PP es el que más aguanta. Pero esto sólo permite dormir tranquilos a los optimistas que se dan con un canto en el pecho por no marcarse una caída pronunciada y hasta merecida.

Quienes así piensan olvidan que el PP es un partido de gobierno. Lo preocupante de todo esto es que esos votantes que huyen del PP están emigrando a Vox, que pasaría de 2 a 3 representantes en la Asamblea de Melilla. Eso tiene que sentar francamente mal en Génova. No sólo porque los de Pablo Casado y los de Abascal no suman para gobernar en Melilla si en mayo de 2023 se dieran estos resultados. Sino porque con el ‘imbrodismo’, la dirección nacional del PP no tiene ni la renovación que quiere ni la esperanza de recuperar uno de sus bastiones históricos.

¿Cómo es posible que un partido de gobierno como el PP se esté desangrando en la oposición? En mi opinión, se debe a que no saben hacer oposición. Apenas la han hecho en estos casi dos años de tripartito. Esto es un fenómeno que se da también en los partidos que han hecho oposición mucho tiempo y que cuando llegan al poder siguen actuando a la defensiva. Tan mala es una postura como la otra. Hay que saber adaptarse a las circunstancias y lo cierto y verdad es que al PP de Melilla le ha costado asumir que la unión de casi toda la oposición lo apeó del Gobierno. Por eso dirige todos sus palos al presidente Eduardo de Castro. No le perdonan que se desmarcara de la dirección nacional de Cs y que apostara por lo que él entendía en ese momento que era lo mejor para Melilla: la alternancia política y la regeneración democrática.

Los populares creen que, cuando lleguen las elecciones de mayo de 2023, los votantes les devolverán las mismas caras a los puestos de donde los sacaron en las pasadas autonómicas. Confían en que los electores reconocerán, sin más, que se equivocaron. No se les ha pasado por la cabeza, ni una sola vez, pensar que el error puede ser suyo, no del electorado. No, señor. Se siguen sintiendo infalibles.

Ese sentimiento de infalibilidad es el que les llevó a apostar por un pacto con el PSOE que habría apeado a Gloria Rojas (en beneficio de Sabrina Moh) del puesto de mando socialista de Melilla. Esa esperanza de recuperar el bastón de mando a través de una moción de censura con la que acallar el cabreo de Génova, llevó al PP a no hacer oposición, ni blanda ni dura durante casi un año.

Siguen creyendo, a estas alturas, que con una notica de prensa leída malamente en la sede del PP local, tirando de las caras gastadas de siempre, la gente les va a devolver su apoyo. No han asimilado que las elecciones se pierden cuando no se llega al Gobierno. Ser el partido más votado no sirve de nada en la oposición. Y si no, que se lo pregunten a Susana Díaz, en Andalucía, que está poniéndole pecho al mismo fuego amigo que va a por Imbroda y los suyos.

El PP de Melilla no entiende que en este momento no se trata de enamorar a los que ya tienen enamorados sino de reconquistar a los desilusionados, a los que les dan la espalda a diario. Para conseguir resultados diferentes hay que hacer cosas diferentes.

Lence se erige en este panorama como uno de los candidatos que aspiran a renovar el imbrodismo a sabiendas de que son muchos en el PP local los que están dispuestos a apoyar una candidatura de caras nuevas.

Imbroda consiguió fagocitar a PPL, pero no ha logrado disipar el descontento que hubo en su momento y que sigue latiendo tras el batacazo electoral en el que Sofía Acedo consiguió su escaño en el Senado por 128 votos de diferencia con Dunia Almansouri. Nadie en el PP de Melilla está dispuesto a pasar de nuevo por ese calvario.

En estos momentos nuestra tierra se juega demasiado como para permitir que el PP se desangre en una lucha intestina. Hay que taponar la herida a toda costa y cuanto antes. No podemos permitirnos un Congreso como el Estados Unidos, en el que la media de edad ronda los 70 y los 80 años. Hay que rejuvenecer el partido. Sin apartar la experiencia, pero poniendo caras nuevas. Como decía el poeta, entre los pinos caídos es una suerte saber que los pinos nuevos se mantienen en pie.