Cada 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. La asociación Feafes Melilla ha propuesto una campaña en sus redes para desmitificar esta enfermedad que, según la OMS, más de 322 millones de personas padecen en todo el mundo. Por lo que reivindicar esta lucha es ahora más necesaria que nunca.
La depresión es hoy en día uno de los principales problemas de salud en el mundo, por su frecuencia y por las consecuencias que conlleva. Su prevalencia es muy alta, ya que se calcula que entre el 8% y el 16% de las personas sufrirán depresión a lo largo de su vida. En la actualidad, es la segunda causa de discapacidad en el mundo (representa un 4,3% de la carga global de la enfermedad), pero en 2030, según estimaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS), se convertirá en la primera causa.
Y es que en los peores casos, se sitúa como una de las principales causas de suicidio. De ahí la importancia de consultar con un especialista si se comparten algunos de los síntomas de esta enfermedad: tristeza, aislamiento, apatía, trastornos del sueño o del apetito, o falta de concentración.
Según el estudio ESEMeD (European Study of the Epidemiology of Mental Disorders), la prevalencia en España es inferior a la de otros países europeos (del 10.6% a lo largo de la vida y del 4% al año), con una edad de inicio más temprana y altas tasas de comorbilidad y cronicidad. El estudio también revela que la depresión es más frecuente en pacientes ingresados en el hospital, hasta un 18,9%. Por otro lado, España es el país europeo con la tasa más alta de síntomas depresivos en población de edad avanzada.
El número total estimado de personas con depresión ha aumentado en los últimos años debido a diferentes factores: el envejecimiento de la población, el nivel de estrés que sufrimos en el día a día, los problemas sociales y económicos y el aumento de consumo de sustancias tóxicas y fármacos.
La pandemia tampoco ayudó. Los problemas de salud mental se pusieron de relieve durante el periodo de 2020 cuando estuvimos confinados y muchas personas tuvieron que enfrentar sus propios fantasmas. Fue en esta época cuando se comenzó a destacar la importancia de acudir a terapia y pedir ayuda psicológica.
Un fenómeno que se ha puesto “de moda” y que se ha extendido por redes sociales (desde Twitter hasta Tik Tok). Personas que se graban dando consejos, ofreciendo ayuda psicológica al resto de usuarios y animándolos a acudir a un profesional. Una forma más de visibilizar la salud mental y también de normalizarla. Algo impensable hace unos años cuando este asunto seguía siendo un tema tabú.
A pesar de que el número de personas con depresión ha ido en aumento, muchas de ellas no reciben la ayuda necesaria. Es frecuente que no acudan a profesionales o que abandonen el tratamiento antes de estar recuperados.
Entre las razones que explican esta situación se encuentran las relacionadas con el médico (tipo de relación con la persona atendida, accesibilidad y confianza ofrecida), las relativas al tratamiento (complejidad de la toma, efectos secundarios, duración y grado de interferencia con el día a día) y las que tienen que ver con la personalidad de la persona atendida (su conciencia de enfermedad o preocupación por los efectos del tratamiento).
Desde FEAFES Melilla, también han señalado los siguientes datos en cuanto a la juventud de entre 10 y 19 años de edad, y es que UNICEF calcula que más del 13% de los y las adolescentes de entre estas edades padecen algún trastorno mental. En estos casos, la ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos problemas de salud mental, a lo que hay que sumar el malestar psicosocial de niñas, niños y jóvenes que no alcanza el nivel de trastorno mental. En cuanto a la prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de los hombres (7,1% frente al 3,5%).
Al igual que se mencionaba anteriormente, muchos adolescentes han comenzado a sufrir de ansiedad y depresión después del tiempo que estuvieron confinados. Pilar es una madre melillense que cuenta que desde la pandemia su hija de doce años ha tenido problemas para relacionarse con los demás. Los episodios de ansiedad se volvieron más frecuentes en el instituto, llegando a impedirle desarrollar su actividad escolar con normalidad.
Esta madre lamenta que haya personas que todavía no se tomen en serio la salud mental y que no le den la importancia que se merece. Incluso algún profesor se ha mostrado desconfiado cuando su hija ha tenido que ausentarse del colegio por ello o para ir a terapia. “Creen que es mentira; una excusa más porque no quiere ir a clase”. Sin embargo, comenta que es un caso aislado y que “gracias a dios”, hoy en día es un asunto que tiene “cada vez más visibilidad”.
Feafes Melilla insiste en la necesidad de destinar más recursos y personal en la prevención y atención de la salud mental, además de prestar especial atención a la juventud e infancia, así como a los grupos de población más vulnerables. Desde sus redes sociales, la asociación alenta a consultar un profesional si se detecta alguno de los síntomas en uno mismo o en alguien cercano, ya que la atención médica es fundamental para su diagnóstico y tratamiento.
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