Tribunales y Justicia

Piden 5 años de tratamiento psiquiátrico para una mujer por acosar a su expareja

Una mujer reconoció ayer ante la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla que había acosando durante años a su ex pareja. La acusada de un delito de hostigamiento admitió que lo llamaba de manera incesante, además de merodear cerca de la tienda en la que él trabaja. De hecho, la procesada fue condenada en diez ocasiones anteriores y estuvo cuatro años en prisión por este motivo ya que una vez intentó atropellarlo. Aseguró en la vista que “sentía mucho” lo que había hecho y que ha iniciado un tratamiento. Aunque el fiscal en un primer momento pedía para ella una pena de dos años de prisión, modificó su calificación para solicitar una multa de 900 euros, así como la obligación de seguir en terapia psiquiátrica en los próximos cinco años.

En el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha podido tener acceso El Faro, se expone que desde la ruptura, en el año 2008, la mujer no ha dejado de acercarse al denunciante para insultarle, amenazarle o golpearle, siendo condenada diversos delitos como coacciones, vejaciones injustas, quebrantamiento de condena o lesiones. La encausada, que estuvo cuatro años en prisión, al salir de la misma continuó molestando de manera incesante a la víctima, al que impedía realizar vida normal, siempre según se recoge en la acusación. “Le colapsa el teléfono de la empresa y el personal; se persona en su trabajo, además de vigilarle y mandarle mensajes diciéndole lo que está haciendo tanto él como su familia o amigos”, detalla el escrito. De hecho, siempre según la acusación, la procesada se acercaba a la abuela de la víctima y se lo comunicaba al denunciante vía ‘whatsapp’.

Desasosiego y temor

Esta situación causó verdadero desasosiego y temor en su ex, según plasma la Fiscalía en su escrito.

La encausada afirmó ayer que no tiene contacto con el denunciante desde hace dos años, aunque sí que se ha acercado en alguna ocasión al lugar en el que trabaja. “Le he llamada muchas veces y le he mandado muchos mensajes”, admitió la mujer. Según contó, cuando salió de prisión estuvo dos meses sin ponerse en contacto con él, hasta que lo hizo una vez. “Luego me volví a enganchar otra vez”, reconoció.

“Estoy arrepentida, lo hice porque no estaba bien, aunque todavía no lo estoy”, resaltó. “En realidad yo no quería nada con él”, agregó. La mujer se comprometió ante la juez a no volver a llamar a la víctima ni acercarse a su trabajo.

La víctima aseguró que este acoso dio comienzo en 2008, después de mantener “una relación mínima” con ella que no se prolongó más de dos semanas. Insistió en que la mujer se volvió “totalmente acosadora, violenta y amenazante”. De hecho, el hombre sostuvo que la encausada había llegado a acercarse a él con un cuchillo y que también sufrió un intento de atropello .

El perjudicado lamentó que este acoso le ha repercutido tanto a nivel social como laboral. “He perdido marcas que represento porque me colapsaba el teléfono”, dijo. Aseguró que a raíz de su hostigamiento él no ha sido capaz de mantener una relación estable con una pareja, ni siquiera con amistades. “Socialmente estoy agotado”, apuntó.

Ausencia de voluntad

La última persona que declaró en la vista fue la psiquiatra que asiste desde 2010 a la encausada. Según explicó, la mujer tiene un trastorno obsesivo delirante que se manifiesta hacia el denunciante. Apuntó que aunque es consciente de que el acoso es negativo, no tiene voluntad para no continuar con el hostigamiento. Según la profesional, lo que la procesada necesita es un tratamiento muy prolongado en el tiempo. Asimismo, indicó que ella se puso en contacto con la víctima, quien le contó que le llamaba cerca de 300 veces, mientras que la acusada le decía a ella que lo había llamado dos o tres veces.

Tras escuchar todas las declaraciones, el fiscal decidió retirar la petición del ingreso en prisión. Además de solicitar que sea obligada a continuar con el tratamiento durante los próximos cinco años, pidió que se dictase una orden de alejamiento por un plazo de cuatro años para que en este tiempo no pueda acercarse a menos de 200 metros de la víctima.

La acusación particular y la defensa se adhirieron a la propuesta del fiscal.

En su derecho a la última palabra la encausada reiteró que sentía “todo lo que ha pasado”. El caso quedó visto por la juez para el dictado de una sentencia.

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