A pesar de toda esa tribu de resentidos hacia el anterior régimen que constantemente un día y otro tambien, llegan a la insensatez de afirmar que la Guerra de Ifni-Sáhara la ocultaban y la censura prohibía publicar noticias sobre dicha guerra.
En el presente artículo están las noticias del periodista Ramiro Santamaría Quesada, que sin tapujos narraba las crónicas desde las mismas trincheras. Además, en su libro ‘Ifni-Sahara: la guerra ignorada’, cuenta todas las vivencias en las propias líneas de fuego de las que él fue testigo.
Ramiro Santamaría Quesada había nacido en Melilla el 5 de diciembre de 1922, y víctima de una crisis cardiaca falleció en Madrid el 22 de julio de 1983. Estaba casado con Doña Carmen Gallardo García y era padre de dos hijos. En 1957 se diplomó en la Escuela Oficial de Periodismo. Tiempo después fue nombrado corresponsal para el norte de África del periódico ‘Madrid’ y ‘Diario de Barcelona’ durante 1957, además de corresponsal de ‘La Tarde’, el periódico que fundó Víctor de la Serna. Posteriormente ese año fue nombrado periodista de la agencia ‘Pyresa’, y al estallar los ataques a los territorio de Ifni-Sáhara le otorgaron el nombramiento de corresponsal de guerra. Desde las líneas de fuego publicó en varios periódicos nacionales donde narraba con un apasionante amor a su profesión, exaltando el valor heroico de aquellos jóvenes soldados españoles. Su excepcional trabajo periodístico lo avalan los premios ‘Ejército’ y el ‘Ciudad de Melilla’, ‘Ceuta’, ‘Día del Seguro’ y ‘Día Forestal Mundial’. Era Caballero Legionario de Honor, y a su vez condecorado con ‘Encomienda de la Medhauía’, Orden del Mérito Civil, ‘Medalla de la Paz de Marruecos’, ‘Medalla de la Campaña de Ifni-Sáhara 1957/58, Cruz del Mérito Militar, Cruz del Mérito Naval, Enmienda de la Orden de Cisneros, y Orden Imperial del Yugo y las Flechas. Escribió varias obras entre ellas ‘¿Quién es El Glaui?’, ‘La guarnición de Melilla’ y su libro póstumo, esa gran obra ‘Ifni-Sáhara. La guerra ignorada’.
El propio Ramiro Santamaria narra con sinceridad en su obra póstuma que no es un historiador, y que se trata de que no se pierdan los recuerdos de jornadas difíciles y otras alegres que en tierras africanas, entonces de España, sufrieron unos ataques a los que supieron hacer frente con valentía, a un enemigo que traidoramente les atacó por la espalda, como en más de una ocasión. Desgraciadamente, lo que no supieron arreglar los políticos lo enmendó la sangre generosa de los militares.
En aquella campaña no solo estuvo el periodista Ramiro Santamaría, también estuvieron Fernando Res, Salvador López de la Torre, Luca de Tena y otros más que sin censura, como el fallecido Rufo Gamazo Rico, quién también estuvo en la primera línea de fuego y que envió varias crónicas al diario ‘El Día’, del cual era director en Santa Cruz de Tenerife y a otros diarios nacionales sin prohibiciones de lo que allí ocurría.
Cuenta Ramiro Santamaría en una de las crónicas en las que participó testigo de lo que sucedía, que personalmente solicitó al coronel-jefe de Tiradores que deseaba estar en primera línea de fuego. Autorizó para que estuviera donde se hallaba la 7ª Compañía del Grupo de Tiradores. Viajó en un camión y al llegar al puesto de mando, el capitán ordena a sus subordinados que del envío de carne que ha llegado lo echen a la perola para soldados, mientras que para los oficiales echasen tan solo un kilo. Así narra su estancia en la línea de fuego: “esa noche dormí en la chabola de los oficiales. Cuando eran las 5 de la mañana suenan tres explosiones. Nadie se alarma y la serenidad es tal por el valor y la confianza de los soldados en su capitán, ya que les garantiza una confianza enorme”. Esta sería una de las jornadas que Ramiro Santamaría pasó en una posición.
Ramito Santamaría, como enamorado de la milicia que era, además de ser alférez de la Milicia Universitaria, le encantaba narrar sus crónicas desde la primera línea de fuego. En una ocasión, el propio general gobernador Mariano Gómez-Zamalloa y Quirce lo llamó a su despacho y le dijo que al día siguiente iba a iniciarse una importante operación ofensiva, la Operación Diana. El general le preguntó con qué unidad quería ir, a lo que Ramiro Santamaría le dijo que con las vanguardias. El general Zamalloa le dijo que se presentase en el Cuartel de Tiradores al capitán Ernesto Díaz Ligüeri, jefe accidental de la VI Bandera de La Legión. El capitán le dijo que fuese con su guion y con sus enlaces, a lo que Santamaría se incorporó donde el capitán le ordenó y cumplió con plena veracidad y en directo la bravura y heroísmo de aquellos bravos legionarios de la VI Bandera. Desgraciadamente, tuvo que ver morir a varios legionarios.
Uno de sus últimos reportajes fue en la entrega de Villa Bens a Marruecos y allí, desde el desierto, Ramiro Santamaría así lo narraba: “el Sáhara es una región dura, porque aquí sí puede decirse que uno se gana el pan con el sudor de la frente. El desierto es poco hospitalario, exigiendo mucho del hombre, ya que no da nada y cobra el tributo de la solidaridad, del sacrificio y del valor. En él no pueden vivir los pusilánimes, aquellos acostumbrados a la vida cómoda, y mucho menos los cobardes”.
Ramiro Santamaría, un magnífico periodista y hombre de honor, hizo un recordatorio a todos los soldados que participaron en la campaña de Ifni-Sáhara 1957/58: “a los que cayeron heroicamente en tierras de Ifni-Sáhara. A los que derramaron su sangre y lucharon en defensa del honor y la dignidad de España”.
Mi buen amigo, el periodista Antonio Gibello García, así recordó a su amigo Ramiro Santamaría con estas líneas: “el ultimo latido profesional de Ramiro Santamaría fue el libro ‘Ifni-Sáhara. La guerra ignorada’. Que su lectura sea también una oración por su alma, como último homenaje a este periodista, íntegro y apasionante español que tanto amaba a España y a su ejército”.
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