Editorial

Pensar en la frontera de Melilla

Decenas de melillenses se manifestaron este lunes frente al Gobierno de Nador para reclamar mayor agilidad en el control fronterizo marroquí.

La protesta se suma a la iniciativa que reúne firmas en change.org reclamando una frontera digna para Melilla.

Los melillenses esperaban que, al menos por Navidad, las cosas fueran mejor en la frontera, pero no ha sido así. Las colas de siempre se han acentuado estos días y la gente está cansada porque esto nunca ha sido así. No se resignan a que el precio a pagar por el fin del comercio atípico sean entre 4 y 7 horas de colas, que a veces se convierten en 10.

No hay forma de eludir las largas filas en la frontera. Hay días en los que se juntan quienes hacen cola a última hora de la noche con quienes madrugan para pasar cuanto antes a Marruecos.

Las opiniones están divididas, pero al menos en esta ocasión hay consenso: el problema está en Marruecos. De lo contrario, la manifestación se habría montado frente a la Delegación del Gobierno de Melilla o en la frontera de Beni Enzar, pero no ha sido el caso.

La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, perdió una oportunidad de oro para enviar unas palabras de tranquilidad a los melillenses en su mensaje de Navidad en el que no mencionó la palabra frontera. Que no haya noticias siempre es mala noticia. Que Moh no haya mencionado la cuerda en la casa del ahorcado significa que no hay nada que decir sobre lo que está pasando y que seguiremos estables dentro de la gravedad.

En cambio el presidente Eduardo De Castro sí tocó el tema de la frontera en su discurso, pero sin dejar caer una sola promesa que nos haga pensar que ha movido cielo y tierra para intentar mejorar la situación.

En Nador han escuchado las quejas de los transfronterizos y melillenses afectados por los excesos en los controles, las horas muertas en la cola y la diferencia que se nota entre la agilidad con que entran los barcos de la Operación Paso del Estrecho y la desgana con que pasan los coches de Melilla.

Puede que no sea intencional, pero la frontera se ha convertido en un muro en lugar de ser puente entre dos territorios unidos por lazos familiares y de amistad que nos llevaron en el pasado incluso a hablar de abrir un quinto puesto fronterizo.

Ahora solo funciona uno y está claro que no es suficiente.

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