En un habitáculo minúsculo, debajo de una chapa soldada en el suelo de un vehículo y oculta con la tapicería. En ese asfixiante lugar se encontraban escondidos los dos inmigrantes que fueron rescatados el pasado sábado por la Guardia Civil en el paso de Beni Enzar.
El caso fue dado a conocer por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, el mismo sábado aunque no se desvelaron muchos más detalles. La Benemérita ofreció ayer más información sobre los hechos. Y esta pone los pelos de punta: los dos varones de procedencia subsahariana estaban “exánimes, desfallecidos, entumecidos e incapaces de mantenerse en pie”, en palabras de la Guardia Civil.
Pese a la apariencia externa de normalidad del vehículo, los agentes sospecharon del turismo y usaron una máquina de detección de latidos del corazón, que dio positivo, procediéndose posteriormente a inspeccionar más exhaustivamente el coche.
Fue entonces cuando los agentes encontraron bajo los asientos traseros una plancha soldada bajo la tapicería y unos pequeños huecos, en los que se podía ver a dos personas en su interior.
El conductor del vehículo, un varón de 33 años, de nacionalidad marroquí, ha pasado a disposición judicial como presunto autor de un delito contra los ciudadanos extranjeros.
La Guardia Civil cree que estos dos hombres podrían haber pagado unos 4.000 euros cada uno a las mafias que se dedican a introducir inmigrantes en doble fondo, para poder acceder a nuestra ciudad.
La técnica es muy utilizada para pasar personas por los pasos fronterizos. La peligrosa práctica puede provocar numerosos perjuicios para la salud de las personas. Pero mientras la miseria y los conflictos en el mundo, la desesperación hará que muchos intenten cruzar al que consideran el paraíso, cueste lo que cueste. Y las mafias se aprovecharán de ello. La lucha contra estas organizaciones que trafican con personas debe ser primordial para evitar hechos como este que, en el peor de los casos, pueden tener un trágico desenlace.
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