Hace algunas semanas, el diputado socialista en la Asamblea Francisco Vizcaíno solicitaba que se instalasen radares y cámaras de seguridad en la zona de Rostrogordo para prevenir el exceso de velocidad de conductores que en algunas ocasiones se dedican a hacer carreras de coches en la zona.
Quienes tienen esa actitud al volante demuestran un nulo sentido de la responsabilidad y es necesario que todo el peso de la ley caiga sobre ellos.
Ayer, El Faro asistió a un juicio en el que se mostró un ejemplo de los graves sucesos que ocurren en este sentido en Rostrogordo. El episodio enjuiciado ayer tuvo lugar en 2013 y, lamentablemente, siguen viviéndose a día de hoy.
Dos jóvenes fueron condenados a siete meses de prisión por circular a 100 kilómetros por hora por la citada carretera, en un momento, además, en el que la velocidad máxima permitida eran 20 kilómetros por hora ante las previsiones de obras que había entonces.
La loca carrera que ‘disputaron’ los dos conductores usando como circuito improvisado una carretera de dominio público tuvo como consecuencia un choque que derivó en accidente con varias vueltas de campana incluidas. Aunque no hubo que lamentar heridos de gravedad, la velocidad a la que circulaban pudo haber causado alguna desgracia. Y lo que es peor: siempre está el riesgo de poder causar víctimas inocentes.
Al no tener antecedentes penales, los acusados ni siquiera tendrán que ingresar en prisión, pues la legislación vigente así lo establece cuando la pena de cárcel impuesta a los sentenciados es menor a dos años.
Muy barato les ha salido a los encausados el hecho de utilizar como pista de carreras una calzada que es de todos los melillenses y en la que podían haber causado una auténtica desgracia.
En esta ciudad hay unos cuantos conductores que constituyen un verdadero peligro al volante. Si no se castiga a los infractores con penas ejemplares, será realmente complicado mejorar las cuestiones de seguridad vial en Melilla.
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