Hoy ha tenido lugar en la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte una conferencia sobre pedagogías queer impartida por Mercedes Sánchez Sáinz y organizada por la asociación Amlega.
La ponente plantea en su libro ‘Pedagogías Queer. ¿Nos atrevemos a hacer otra educación?’ que otra educación es posible y que, a través de este tipo de didácticas, pueden buscarse formas de huir de la educación formal y poder crear lugares de aprendizaje que hagan reflexionar.
Recurrir a estas prácticas educativas puede ayudar a analizar las opresiones y privilegios, las violencias que generan, visibilizar sexualidades y cuerpos, entre otros aspectos.
El término “queer” proviene del inglés y se relaciona con la identidad sexual o de género que se salen de la norma establecida.
Durante la conferencia se debatieron temas muy importantes a nivel educativo, como eliminar los prejuicios y estereotipos que se generan o qué ocurre con aquellos que se quedan fuera de la heteronormatividad (concepto que sostiene la heterosexualidad como norma social para la orientación sexual).
Sánchez Sáinz manifiesta en su libro que las personas pequeñas (niños) no tienen prejuicios ni ideas concebidas y que es una mochila que comienza a cargarse mucho más tarde. Los estereotipos comienzan en los niños a generarse durante la edad de 5 años y, a partir de ahí, los pequeños comienzan a establecer asociaciones que absorben como esponjas y se quedan grabadas. La palabra “mariquita”, un insulto recurrente en las escuelas para referirse a las personas homosexuales, se arranca de su significado original, el animal, y lo asocian a las cosas tradicionalmente femeninas.
Otros de los temas que se han tocado en la conferencia ha sido la influencia de las películas Disney en los más jóvenes. Películas clásicas como ‘La Bella Durmiente’ o ‘Blancanieves’ exaltan la figura del príncipe azul como “hombre blanco salvador” y la sumisión de las princesas, que siempre esperan a que se les rescate y se enamoran a primera vista de su desconocido protector, y que se convierten en estereotipos normalizados que han consumido a muchas de las generaciones actuales.
También ha habido talleres prácticos para promover la interacción entre los participantes. En uno de ellos, escribieron el insulto que más han escuchado en su vida y la palabra “gorda” ha ganado por mayoría.
La educación sexual tuvo cabida en la conferencia, destacando la importancia de aceptar nuestros propios cuerpos, así como normalizar cada vez más la masturbación, todavía un tema tabú.
La ponente Mercedes Sánchez Sáinz es doctora en Educación, licenciada en Pedagogía y codirige el Título de Experto en Pedagogías Feministas y Queer de la Universidad Complutense de Madrid. Aparte del libro ‘Pedagogías Queer. ¿Nos arriesgamos a hacer otra educación?’, también ha escrito ‘Somos como somos’, una guía dedicada al profesorado de Educación Infantil y Primaria que quieran contribuir a que se vea la diversidad como riqueza colectiva.
Es una autentica vergüenza que la Universidad pública, con el dinero de todos, se dedique a enseñar a futuros adoctrinadores en lugar de formarlos como verdaderos transmisores del conocimiento que es su verdadera función en las escuelas.
Totalmente de acuerdo con el comentario anterior, corromper a menores, que es lo que indica el periódico en cuestión (niños de 5 años), es una autentica aberración y depravación moral que hay que cortar de raíz.
Desgraciadamente, como la mayoría de la población, los padres están aborregados viviendo en la realidad virtual creada a conciencia para tenerlos distraídos y no criticar e imponer su derecho como padres en la educación en valores que ellos consideren. Un auténtico esperpento.
Una educación diferente, dice, didácticas nuevas.
Consistentes en enseñar desde primaria que el sexo no existe. Que si un niño tiene gusto por cosas consideradas de niña no es un mariquita, no, ¡es que es niña!
Y a esto le llaman estar en contra de estereotipos.
Queréis implantar ideas reaccionarias y anti científicas en la escuela. Asco es poco lo que dais.
Una asquerosidad.
¿Pibres padres que dejan a sus hijos en manos de educadores como esta profesora o que siguen sus indicaciones.
Es la depravación moral