Sabemos qué es la violencia y sabemos cómo representarla. La definición y la imagen de la violencia asaltan nuestra mente con rapidez y facilidad. Casi siempre se agolpan escenas parecidas: un avión sobrevolando una ciudad, personas corriendo a través de los escombros, una madre recogiendo el cuerpo inerte de su hijo, niños llorando con heridas sangrantes, manifestantes arrojando ladrillos contra las fuerzas del orden. Pero más allá de estas escenas de enfrentamientos violentos, de conflictos armados y de dolor, también podemos encontrar imágenes menos evidentes de la violencia: la violencia criminal en las calles, la violencia en centros penitenciarios, la violencia doméstica, violaciones y agresiones sexuales, el acoso escolar, las prácticas tradicionales contra las mujeres. Hay formas de violencia muy sutiles, enmascaradas, y más difíciles de representar en las artes, pero que igualmente las sufren las personas y las comunidades: pobreza, racismo, desigualdad de género, homofobia, represiones políticas y privaciones de derechos, o una descontrolada pandemia.
La historia del arte y la comunicación parece demostrarnos que la violencia y sus efectos son sencillas de representar. Pero, ¿y la paz? ¿Qué entendemos por paz y cómo la representamos? Aquí ya solemos dudar. Bien es verdad que podemos recurrir a manidos clichés: una paloma volando, niños cogiéndose de las manos alrededor del mundo, una puesta de sol sobre el mar en calma, un arco iris entre las nubes. Pero la paz es también una ausencia, como algo que aún no ha ocurrido, como algo no representado. La paz es el estado en que no suceden batallas, en que no se erigen monumentos funerarios, en que nadie muere o es asesinado. La paz es el territorio ignoto más allá de los confines de la violencia. La paz es un espacio vacío. Además, la paz no es un producto final, es un proceso en curso. Lo que entendemos por paz no es el resultado de la pacificación, no es una fase más o menos estable hasta que se reinicie de nuevo el conflicto. La paz es un presente constante de la reducción de la violencia, de la transformación del conflicto, de la búsqueda de la justicia y del fomento de la prosperidad. Por eso, docentes, artistas, intelectuales, periodistas pueden ser personas pacificadoras, mujeres y hombres que contribuyen a la recuperación y reconstrucción de las sociedades. Porque la paz es también la unión de utopía y posibilidad, de deseo y realidad, de imaginación e historia, de voluntad y adversidad. Nos referimos a la paz que hallamos en el mundo de las artes.
Las artes son volátiles, es cierto. Ambivalentes también. Incluso imprevisibles. Las artes tienen la habilidad de acceder a nuestros miedos y despertarlos visceralmente, pero paralelamente penetran en nuestros sueños y avivan nuestros deseos más profundos. Las artes nos pueden ubicar en el camino hacia la muerte y en el camino hacia la vida. Tenemos una pléyade de ejemplos de guerra y violencia en las artes y los medios de comunicación: las pinturas históricas bélicas, la propaganda para atraer a jóvenes soldados, las caricaturas de los judíos en la prensa nazi, el uso de la radio para difundir el discurso de odio que incitó el genocidio de Ruanda, los murales de Irlanda del Norte, el papel de los informativos en la Guerra del Terror, las prácticas abusivas de redes sociales para multiplicar violencias y odios, los tétricos engaños de ciertos grupos ideológicos que niegan violencias a la par que promocionan violencias. Pero si las artes y los medios de comunicación sacan lo peor de los seres humanos, también son capaces de expresar y hacernos visibles la belleza y la bondad, el orden y la humanidad, la generosidad y el talento. Las artes construyen discursos sobre la justicia, la igualdad, la dignidad y la armonía. Las artes nos pueden recordar la esperanza, nos pueden convencer de nuestra creatividad y nuestro compromiso ante la posibilidad de un lugar mejor.
Y en esto, destacan las mujeres artistas. La mayoría de imágenes de guerras proceden de varones artistas e intelectuales que sirvieron como soldados, médicos o cronistas de guerra. En sus trabajos mostraron la experiencia vivida en las trincheras, en los hospitales improvisados, en los dolorosos años posteriores. Sin embargo, algunas de las obras más importantes provienen de mujeres que aportaron su propia visión de la guerra y de la paz desde su género, como Evelyn De Morgan, Ethel Walker, Winifred Knights, Natalia Goncharova, Käthe Kollowitz, Margaret Hall y tantas otras.
El IES Miguel Fernández se ha comprometido en recordar la importancia de todas estas artistas en el ámbito educativo por su papel como pacificadoras o creadoras de paz. En 2020 abordamos las pinturas pacifistas de la pintora británica Evelyn De Morgan, antes de que la pandemia de COVID-19 nos azotara, dividiendo la población en dos bandos irreconciliables: por un lado, los cronistas de la muerte y, por otro, los reconquistadores de la vida. En 2021 la exposición dedicada a la artista y diseñadora Natalia Goncharova viene a recordarnos que toda guerra, cualquier conflicto, siempre conduce a similares consecuencias, sin importar el bando perdedor o ganador. De ahí que también nos dedicamos a la gran labor de las docentes como pacificadoras en la educación, desde sus distintas disciplinas y en sus diversas aulas, sin olvidarnos nunca, por supuesto, de todos los grandes hombres valiosos y queridos que nos acompañan. Porque la paz de las mujeres no es la paz entendida meramente como ausencia de guerra; la paz de las mujeres es la paz que busca mantener el bienestar, la prosperidad, la recuperación humana, el orden ético y la concordia. Y para todo la comunidad. Y es por todos estos motivos que, contra el horror, la violencia, el odio, el caos, la confusión y la muerte, consideramos más necesario que nunca reclamar la paz. Pero la “buena paz”, esto es, la paz de las mujeres que entienden bien lo que es y debe ser la paz.
PD: pueden consultar las actividades y los materiales elaborados para el Día Escolar de la No Violencia y la Paz del IES Miguel Fernández en el siguiente enlace: https://www.igualdadmf.org/lapazdelasmujeres.html
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