Opinión

Patadas al español en Melilla

Confieso que más de una vez he estado tentada de escribir este artículo, pero lo he aparcado, siempre para más adelante, con la esperanza de que las patadas que la viceconsejera del Mayor, Fatima Kaddur, de CpM, le pega al castellano fueran fruto de un mal día. Pero me niego a tapar el sol con un dedo.

Es una realidad que la diputada Kaddur necesita perfeccionar su español con urgencia porque en cualquier momento, los chistes que circulan por Melilla saltan a nivel nacional y en el resto de España podrían empezar a vernos como un caso perdido. Los errores de la cepemista no son simples resbalones. Son faltas de bulto que ponen en duda el nivel cultural con que se accede a la política en esta ciudad.

Mi consejo es, por tanto, que además de programar cursos ‘entensivos’ de inglés, que están muy bien y hacen falta, se vuelque con el español. Juro que no hablo como una conquistadora lingüística sino como una ciudadana pragmática que sabe y entiende perfectamente que el español no es la lengua materna de Kaddur, pero exige que para ser representante de todos los españoles de Melilla, como mínimo, maneje con soltura (ojalá también con elegancia) nuestra lengua oficial.

Vaya por delante que no tengo ni una sola queja del trabajo de Fatima Kaddur y aplaudo su activismo con las mujeres. Pero no voy a ocultar que me duele el mal uso que ella hace públicamente del castellano, el segundo idioma más hablado en el mundo.

Me indigno cuando le escucho decir que va a organizar cursos de ‘analfabetización’ o cuando se dispone a enumerar los “requesitos” exigidos para hacer un determinado programa formativo o que esto o aquello está “acolapsado”. No puede ser. Lo siento.

Puedo entender que es difícil pronunciar la “i” latina en palabras como “inclusive”, pero hay que intentarlo y eso sólo se logra hablando castellano, practicándolo con hispanohablantes, viendo la tele en español y poniendo de su parte porque es indiscutible que Kaddur es una mujer de fuerte liderazgo, pero en estos momentos está siendo, con razón, diana de ataques y burlas. Mentiría si dijera que sólo apuntan contra ella. No es así. Ella es sólo una diana sobre las siglas de CpM.

Si Coalición por Melilla aspira a gobernar en solitario en algún momento de su historia, necesita limar este tipo de asperezas. Para ser representante político de los españoles, qué menos que hablar bien el español. Sólo desde el uso respetuoso del castellano podrán exigir, con más derecho y moral que nadie, más espacios oficiales para el tamazight.

Un político es voz, imagen, posibilidad y entrega. Siendo como es Kaddur una mujer fuerte, que trabaja y eso no se lo discute nadie, qué menos que verla superar el bache al pronunciar palabras como beneficiencia o colapsado.

Especialmente en estos momentos en que nuestro idioma (el de todos los españoles) está siendo maltratado después de que este 19 de noviembre el Congreso de los Diputados aprobara la Ley Celaá de Educación, incluyendo una enmienda de PSOE, Podemos y ERC que elimina la mención del castellano como lengua oficial y vehicular del sistema educativo en España.

Me cuesta entender cómo es posible que este país haya puesto a hablar español a todo un continente (América Latina, excepto Brasil) y que dentro de su territorio someta al castellano a un estrés injusto y, además, ideológico.

Mientras los latinos hacemos avanzar el castellano en Estados Unidos hasta el punto de que hay zonas de Florida en las que ha desplazado al inglés, tenemos que enfrentarnos en España a polémicas estériles sobre si se prohíbe poner o no letreros en castellano; o si un padre puede o no exigir, con la ley en la mano, que sus hijos estudien en colegios en los que el español sea la lengua vehicular.

La España socialcomunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias está replegándose en la defensa de un idioma que nació en este país, pero al que los latinoamericanos le pusimos ritmo, música, corazón y vida. No es para nada el mismo español. Ni siquiera se habla el mismo español en dos puntos extremos de la isla de Cuba. Lo que en La Habana es chancleta (como aquí), en Bayamo (oriente del país) es ‘cutara’, un término que se usa también en Costa Rica y México.

No ignoro que detrás de los ataques que está sufriendo hoy el castellano en España está, como no, su imposición histórica sobre las lenguas cooficiales de Galicia, País Vasco o Cataluña. Yo creo que un país con varios idiomas es infinitamente más rico que el que sólo habla uno. En Italia se habla el italiano, pero hay dialectos como el de Brescia (norte del país) que no constituyen un ataque al habla común de una nación.

Porque a veces se nos olvida que los idiomas son puentes. Hablar español no está reñido con hablar tamazight, oficialmente una “lengua minoritaria” pese a que en Melilla es el idioma materno de más de la mitad de los habitantes de esta ciudad.

Pero señores, no se puede ser solo español para estirar la mano y pedir dinero al Gobierno de España o sacarse un pasaporte por 20 euros, que te abre todas las puertas del mundo. Se es español también cuando se defiende nuestro idioma de quienes lo atacan. España no puede delegar en los latinoamericanos la defensa del español.

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