Frontera e Inmigración

París estudia los menores de Melilla

La asociación francesa Trajectoires viaja a nuestra ciudad para conocer la situación de los jóvenes migrantes de la calle

Trajectoires es una asociación francesa especializada en atender a la población migrante que habita en los llamados ‘bidonville’, es decir, barrios de viviendas precarias. El Ayuntamiento de París encargó a este colectivo un estudio sobre los menores extranjeros no acompañados procedentes de Marruecos que vagan por las afueras de la capital. Entre los objetivos, se encontraba comprender las razones por las que estos chavales llegan a Francia.

El reto final es diseñar un mejor plan de acompañamiento adaptado a sus perfiles. “Vimos que una parte de los jóvenes marroquíes pasan por Melilla”, explica a El Faro Álex Le Cleve, responsable del colectivo. Y ese fue el motivo por el que el pasado marzo se desplazó hasta nuestra ciudad para conocer de cerca el problema.

Si la ONG calcula que entre cuarenta y setenta chicos andan errando cada día por las calles del parisimo barrio periférico de La Gota de Oro, se mostró muy sorprendido de que en una población de tamaño medio como la nuestra el número sea similar, al que hay que sumar las personas que están acogidas en centros.

Durante su estancia de dos días en Melilla, el responsable de Trajectoires se entrevistó con varias personas que tratan con estos chavales, como miembros de la asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein) y periodistas, entre otras.

Además, también recogió el testimonio de varios chicos de la calle, quienes contaron a Le Cleve que hay adultos marroquíes que “incitan” a los chavales a cometer robos de móviles” “a cambio de dinero y de droga, como pegamento y cannabis”.

“Durante nuestra misión en la ciudad, hemos constatado que hay alrededor de 50 menores en la calle y el estado en el que se encuentran algunos. Es en Melilla donde muchos jóvenes consumen por primera vez alcohol”, asegura Le Cleve.

El director de la ONG también se entrevistó con dos chicas que están acogidas en un centro de la ciudad. “Ellas piensan que les es más fácil obtener el permiso de residencia que a los varones”, apunta.

Después de Melilla, Le Cleve visitó también la población marroquí de Fez y la ciudad española de Barcelona. De la capital catalana y en cuanto al perfil de los que son tutelados por los Servicios Sociales destaca que su origen geográfico ha cambiado y resalta que, en concreto, los que proceden de Errachidia (Marruecos), parecen lograr más la inserción y acepta el acompañamiento educativo que se les propone.

No obstante, también hay otro perfil: el de los jóvenes que habitan en viviendas ocupadas, aunque es difícil estimar un número. “Son muy vulnerables y pueden ser incitados a cometer delitos”, advierte.

Situación en París

Pero, ¿en qué se diferencian los jóvenes que están en la calle en Melilla de los que viven en París? Le Cleve apunta que muchos de los problemas que sufren son los mismos. El consumo de drogas y la práctica de actividades delictivas, e incluso de prostitución, caracterizan a muchos de los menores que vagan por París. Esto les acarrea “múltiples carencias” y se generan situaciones de violencia”, tanto entre ellos como con adultos.

La vida en la calle prolongada afecta así a las competencias psicosociales de estos adolescentes. Le Cleve dice que el reto es grande: “Este problema, inédito por varios aspectos, desborda los dispositivos clásicos de protección de la infancia, que resultan a menudo inoperantes”.

Trabajar la educación de calle

El estudio de campo desarrollado por la asociación Trajectoire, por encargo del Ayuntamiento de Paris, en varias ciudades, entre ellas Melilla, para conocer el origen de los menores extranjeros no acompañados que viven en el extrarradio parisimo, y el camino que siguen hasta llegar allí, pone el acento en la educación de calle como principal recurso para ayudar a estos jóvenes. El director de este colectivo, Alex Le Cleve, señala que el intercambio de experiencias entre educadores de calle de diferentes lugares podría ser muy interesante para atender a estos chicos y garantizar así la protección a la infancia.

“Todos los actores (policía, justicia, protección de la infancia, población...) se encuentran impotentes y solos frente a este problema”, apunta Le Cleve.

La creación de lazos de confianza con los jóvenes y comprender su trayectoria son esenciales para ayudarles, añade. El estudio también pone el acento en trabajar en Marruecos en los barrios desfavorecidos.

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