Una papeleta de sitio para Sebas

Ya está asomando, casi, el verdadero día del gozo. Ya la tarde de marzo tiene ese color distinto y ya aparece la luz de la vira de oro por donde vendrán, casi sin saberlo, la Borriquita por el Parque y el Señor que nos redimirá.Ese trayecto de final de Cuaresma es como una búsqueda del oasis en el desierto de nuestra desnudez. Amanezco con el zarandeo del alma ante el anuncio de la muerte. Todos nos hemos de encontrar con Dios y ya Sebas, que tan cerca lo tuvo todos los días, lo estará viendo de cerca con su eterna sonrisa de alma buena y le estará diciendo con el atropello de quien quiere expresar tantas verdades y tantos proyectos para que se tengan en cuenta en tantas y tantas instancias.

En estos días, nuestras hermandades, necesitadas de tanta simpatía pastoral como ausentes de la misma, están repartiendo las papeletas de sitios para las estaciones de penitencia y para el conteo de los costaleros en los varales de nuestros ‘pasos’. Allí estará Sebas, sin dudas, recogiendo su papeleta de creador de nuestra Semana Santa.

Porque, en la hora desnuda de la muerte, conviene también enfrentarse a la gran verdad de las cosas. Por eso es bueno recordar, para que la memoria no se quiebre con las brumas de lo incierto, que la Semana Santa de Melilla, en su obra cristalizada del momento presente, tiene que tener un sitio de honor para Sebastián García González. Lo digo, con toda la voz que me falta pero con toda la verdad que me asiste. Sebas fue la expresión de una invencible voluntad de superar cuantas traviesas se pusieran en el camino para la recuperación de la Semana Santa de Melilla, para la consolidación de la romería del Rocío a los Pinos, para la expansión de la devoción a Jesús Cautivo, para tantas cosas y cosas que configuran la secreta alma de Melilla, de esa Melilla que no se ve y que es traslúcida y radiante en las intimidades de nuestras almas.Todavía recuerdo tu invencible defensa para que fuese pregonero por segunda vez de nuestra Semana Santa. Ese inigualable orgullo se lo debo a Sebas.

No es hora, creo, de hacer ningún obituario. Es hora de proclamar que la gratitud ante la obra es exigencia ineludible de quienes compartimos, aunque sea en mínima parte, aquellos esfuerzos que dieron lugar a estas realidades. Ya tenemos los cofrades de Melilla, allí arriba, en las eternas claridades de Dios, el mejor y persistente abogado para la causa de las hermandades y de lo que representan en estos días de tantas tibieza y de tantos y clamorosos desvíos.

Tópico es decir que siempre se van los mejores porque el Señor los llama pronto para que le hagan compañía allá en lo alto. En este caso es verdad. En este caso el tópico se transforma en indubitable argumento sin mácula posible.

Decía al principio de estas líneas que hay una papeleta de sitio que esperaba a Sebas. Lo reitero ahora; es la papeleta de sitio que recogen los limpios de corazón, los primeros, según la carta de las bienaventuranzas, en gozar de la presencia de Dios.

Que la orfandad que lleva su ausencia a su familia, a Loli, a su hijo, cuantos compartimos tantas ilusiones y fuimos testigos de tantos afanes, se transforme en esperanza de certidumbre al saber que está gozando, divinamente, de la presencia de quienes fueron su camino, su verdad y su vida. Descansa en la paz del Señor, con la tranquilidad de quien trabajó con la constancia de los hijos de Dios y ya me dirás qué dice la papeleta de sitio.