Las palomas ya no se ven solo en los parques de Melilla sino también a pie de playa, hurgando en la arena. Es una estampa para nada habitual. Lo reconoce el ecologista Manuel Tapia. "No es normal", dijo a preguntas de El Faro.
Según explica, esto ocurre cuando ha habido una moraga la noche anterior y los bañistas han dejado restos de comida en la arena o cuando las palomas han comido mucho y buscan guijarros para llenar el buche y ayudarles a hacer la digestión.
"La verdad es que hay exceso de población de palomas, pero no llega a ser un problema tan grave como el de las gaviotas patiamarillas", comenta.
"Alquilé un piso con terraza en el centro de Melilla porque tengo un perro y ahora no puede salir porque me da miedo que lo ataquen las gaviotas", comenta Juan, un andaluz residente en la ciudad.
"Aquí nunca ha habido gaviotas, pero ahora hay una colonia en el terrado. No podemos comer en la terraza porque pones la mesa y picotean la comida", se queja un vecino del Tesorillo.
"Me despiertan a las seis de la mañana con sus gritos. El otro día estaba desayunando en la terraza y tuve que entrar a casa porque había una gaviota que me miraba desafiante y me entró miedo", apunta una vecina que vive en la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla.
A diferencia de lo que está ocurriendo en Ceuta, donde los vecinos apedrean y matan a las gaviotas, en la ciudad no se han registrado aún este tipo de episodios, pero cada vez es más habitual ver a las gaviotas picoteando en los contenedores de la basura e incluso junto a las papeleras del centro de la ciudad.
"Ya no son solo las ratas. Ahora tenemos que convivir también con la superpoblación de gaviotas y palomas" que hay en la ciudad, se queja una residente en el centro.
(Noticia en desarrollo)