El secretario general de UGT Melilla, Paco Díaz, fue reelegido hace un par de meses. Cree que el sistema económico ya dañado de la ciudad está sufriendo aún más con la pandemia. Afirma que es necesario contar con un Plan Estratégico pero insiste en ponerlo en marcha ya, es decir, en adoptar ya las decisiones sobre qué ciudad se quiere para el futuro.
–Unos días se cumplirá un año de la llegada de la pandemia. ¿Cree que la Covid-19 ha debilitado el sistema económico de Melilla o solo ha sacado a la luz sus debilidades?
–Las debilidades ya estaban y lo que ha hecho la pandemia es profundizarlas aún más. Está claro que teníamos problemas ya con el comercio en la frontera y la Covid-19 ha profundizado aún más la crisis en este sector y también está haciendo mucho daño en la hostelería. El sistema económico de la ciudad se está debilitando.
–El XIII Congreso de UGT se tituló ‘Por un futuro digno’. ¿Por qué ese adjetivo?
–No queremos que la pandemia se tome de excusa para debilitar a la clase trabajadora, tanto a nivel económico como en las cuestiones sociales. La idea sería reforzar el sistema. Hay que aprovechar esta situación para salir adelante con mayor dignidad para los empleados. Con la pandemia vemos muchas situaciones que nadie quiere ver, pues hay verdaderos problemas en muchas familias porque se están perdiendo empleos.
Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) han debilitado a la clase trabajadora porque, aunque reciben una aportación, no es el mismo salario con el que contaban antes de la pandemia. Es una disminución importante para muchos de sus ingresos familiares.
–El debate ahora se centra en si los ERTE están salvando empresas o solo las está convirtiendo en ‘zombies’, es decir, que están ya acabadas, pero sobreviven con las ayudas y cerrarán cuando éstas se acaben.
–En Melilla hay muchas empresas, sobre todo, del sector hostelero que están en una situación de ERTE. Son muchos los trabajadores en esta situación. Pero si pensamos friamente en este asunto, creo que seguirán cuando la pandemia termine. Nosotros somos partidarios de que los ERTE terminen cuando finalice la crisis sanitaria. Si miramos esta situación, lo normal es que los ciudadanos vuelvan a ir a los restaurantes o bares cuando finalice todo. Por lo tanto, yo creo que estas empresas no van a tener que cerrar porque van a recibir los mismos clientes que antes de la pandemia.
Ahora sí lo están pasando muy mal las empresas de hostelería. No hay el mismo número de clientes y son muchas las dificultades. Los ERTE están precisamente para echar una mano a la empresa y a los trabajadores. Pero creo que cuando pase la pandemia, se recuperará esa normalidad. En este sentido, hay camareras de hotel que dejarán de estar en ERTE cuando se reabran por completo los complejos hoteleros.
En Melilla no hay una industria donde haya perdido clientes. Por ello, en este sentido no creo que afecte eso a la ciudad.
En cuanto al comercio, sí está siendo muy castigado en algunos sectores y hay empresas que quizás cierren. Solo esperamos que se nos haga caso y se haga un plan económico con una reestructuración del comercio y otras medidas que reclamamos desde hace tiempo.
–También en el congreso se contó con el secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Dijo que los sindicatos de un refuerzo. ¿Por qué cree que habló así?
–Pues es que UGT está en todas las mesas de negociación y en todos los grupos de trabajo que están activados para aportar soluciones a la crisis o dar ayudas. Pero no se está reconociendo la labor de los sindicatos por parte del Gobierno local. Los sindicatos estamos teniendo una labor importante en esta pandemia informando a los trabajadores de las medidas, así como las aportaciones en las mesas de trabajo de las situaciones reales de los empleados... Pero no se reconoce y creo que por eso Álvarez dijo eso.
En otros lugares sí que se reconoce. Es un trabajo muy importante por parte de los sindicatos porque si hacemos un estudio, tiene un coste que se asume. Por ejemplo, UGT Melilla hizo un informe sobre los transfronterizos y llegó al Consejo de Ministros.
–¿Y qué ha pasado con las mesas de trabajo que se habían conformado con la Ciudad?
–Pues es que no sabemos exactamente qué quiere hacer el Gobierno de la Ciudad. Se contaba con estas mesas de trabajo y se dejaron. Luego se convocó a los sindicatos para abordar el Plan Estratégico, pero no sabemos a dónde quiere ir ahora el Ejecutivo.
Hicieron una serie de jornadas sobre este tema, pero no sabemos cuáles son los resultados. No sabemos aún qué queremos hacer con la ciudad tras todos esos debates y conferencias.
No vemos que se vaya ya a hacer un debate con todas las propuestas, por ejemplo, del Gobierno, la de los expertos, y los empresarios. Y que de ahí se saque una conclusión para trabajar en ella. Se han terminado las conferencias y no sabemos nada más.
También se creó la mesa sobre Covid que se organizó de forma urgente. Los empresarios solicitaron ayudas y nosotros también para los trabajadores, porque aunque estén en ERTE, necesitan de más aportaciones al verse deteriorada su economía familiar.
–¿Cómo ve el Plan Estratégico? ¿Por dónde cree que debe ir este camino?
–La realidad es que muchas de las cosas que se hablaron en las conferencias ya las presentamos hace, al menos, cuatro años al Gobierno anterior. La idea era ofrecer una serie de pautas al Ejecutivo. Y no solo hubo debate y reuniones, sino que llegó a haber un documento que firmamos UGT, CCOO y la CEME con las autoridades. El objetivo era impulsar esas medidas. Entendemos que puede servir de base. Pero lo importante es saber qué quiere hacer el Ejecutivo local con el futuro de la ciudad. Ahora no lo sabemos. Queremos saber qué desean hacer en económica, educación o Formación Profesional.
–¿Esas pautas que indicó UGT hace cuatro años servirían ahora?
–Creo que sí. Podemos apostar por una industrialización basada en el medio ambiente. Es necesario hacerla. Necesitamos una industria también tecnológica.
No necesitamos grandes terrenos para eso. En su día apoyamos la ampliación del puerto y ahí había terreno para la instalación de esta industria. Además, contaría con estar en un puerto franco y se partiría de impuestos cero. Se podría hacer una manufacturación del producto, aportarle un valor añadido, y sacarlo al mercado con estas ventajas.
También está la universidad y la Formación Profesional. Necesitamos saber qué queremos a nivel económico para luego formar a nuestros jóvenes y evitar que se vayan de la ciudad. Cuando se sepa cómo va a ser la economía, podremos preparar a los trabajadores del futuro. Si seguimos formando a los jóvenes en temas generales, se van a ir porque no hay aquí esos yacimientos de empleo. Salvo el que tenga vocación de funcionario.
–En el discurso del congreso de UGT habló precisamente de esta industria medioambiental. Pero, ¿en qué consistiría?
–Pues se podría enfocar en energía renovables. Se podrían fabricar aquí placas solares con la calidad que no den otros países no solo en materiales, sino con los trabajadores. Podemos competir porque no hay impuestos en el puerto y ahí hay una bajada de hasta un 21%.
Pero si no hacemos nada, seguiremos en un impasse que no sabemos cuánto va a durar. Creemos que es ya el momento de que este Gobierno tome decisiones tras escuchar a los expertos.
Si el Gobierno de la Ciudad no marca un plan, difícilmente el Gobierno de la Nación puede apoyar nada. Sin un plan, el Ejecutivo central seguirá haciendo la infraestructura que crea necesaria, pero sin un objetivo que lleve a configurar una nueva ciudad en 20 años con espectativas para que los jóvenes tengan puestos de trabajo, se quieran quedar aquí y tener un futuro. Solo una ciudad de funcionarios difícilmente puede tener futuro.
Es más, alienta a países terceros a hacer reivindicaciones. Necesitamos una masa grande de trabajadores. Si estas cuestiones sobre el futuro de Melilla se debaten en otros foros, pero necesitamos trabajadores al margen de los funcionarios para hacer más fácil la defensa de la ciudad.
Necesitamos ya un Plan Estratégico. Si lo tienen ya, bien; sino, difícilmente vamos a salir.
–¿Qué le parece la propuesta del Puerto de hacer de Melilla una zona económica especial y no esperar a que pasen los trámites para entrar en la Unión Aduanera?
–Bueno la zona portuaria sigue siendo un puerto franco y la mercancía podría entrar y salir sin pagar impuestos. Pero convertir a toda la ciudad en zona económica especial al final implica que tenga un mínimo de impuestos marcados por la UE.
Además, la reducción de impuestos ahora, por ejemplo, se ha visto para temas relacionados con el ámbito online y aunque hayan venido empresas, por ejemplo, del juego, no ha generado un gran número de puestos de trabajo.
Bajo mi punto de vista, tenemos que aprovechar el puerto franco para poder hacer ahí muchas cosas. Pero para ello hace falta un impulso decidido de la Ciudad y del Gobierno central.
Es que es complicado en Melilla ver más sectores, porque la construcción, no puede desarrollarse más si no hay una inyección para la vivienda social, porque el sector privado no puede crecer como hace unos diez años.
–En el 2019 decía en su discurso del Primero de Mayo que había que negociar los convenios laborales de limpieza, comienzo y hostelería. ¿Se ha avanzado algo?
–Pues el 2020 fue un año en blanco. Se está avanzando en el convenio laboral de limpieza, pero en el de comercio y hostelería estamos bloqueados. Lo mismo pasa con el del metal, que tocaba renovarlo y no se logra.
La patronal dice que ahora no es el momento, pero si no es la pandemia será otra cosa. Nunca es el momento para los empresarios. Pero los convenios no tienen nada que ver con la pandemia. Podemos negociar las condiciones para que se puedan iniciar una vez que termine esta crisis sanitaria. Si no están trabajando, es que los empleados están en ERTE. Si trabajan, es que están produciendo y parte de su rendimiento va al beneficio de la empresa. Además, se están dando ayudas desde las administraciones, no sabemos si llegan tarde o no, pero son muchos los millones que hay para ayudar. Por lo tanto, no entiendo por qué no se ponen a negociar y cuando termine la pandemia, que se inicie el convenio.
En definitiva, la reforma laboral que se hizo en 2012 se ha aprovechado pero muy bien por parte de los empresarios porque eliminó la obligación de sentarse a negociar los convenios.
–Nada más iniciarse la pandemia, en el discurso del Primero de Mayo de 2020, explicó que debía haber una catarsis en el comercio y la hostelería.
–Sí. Tienen que adaptarse a los nuevos tiempos que van a venir. El comercio debe cambiar porque debe ser para la ciudad. Mi impresión es que la situación de la frontera no se arreglará en mucho tiempo porque las diferencias entre los países va a afectar a las ciudades de Melilla y Ceuta. Y, por lo tanto, el comercio debe pensar que Marruecos ya no va a ser su vía de mercancías. Deberá adaptarse aquí.
Y luego podemos aprovechar el puerto franco para vender fuera, incluso online, esos productos.Técnicamente tiene sus dificultades, sí pero hay que trabajarlas en Europa, si es que apostamos por ello, y se lleva a las comisiones porque lo que no se trabaje, no se consigue. No va a venir llovido del cielo. En Europa no van a regalar nada. Pero primero hay que saber qué queremos nosotros, defenderlo en el Gobierno central y que vaya con los intereses de nuestro Ejecutivo nacional. Y es que las relaciones con Marruecos son muy cordiales, pero también muy complicadas.
Por ello, el Gobierno central deberá hacer una apuesta más clara y firme por las dos ciudades.
–¿Cómo es la situación de los trabajadores transfronterizos?
–Siguen en ERTE. Pero no reciben ningún tipo de prestación. Pero posiblemente haya algún problema en un futuro. Estos trabajadores los dejaron en ERTE, pero las empresas están contratando a empleados para sustituir a estas personas que no pueden venir a incorporarse a su puesto de trabajo. Se está contratando en construcción, sobre todo, y en hostelería. Son los sectores más afectados. Pero claro si se abre la frontera, habrá un conflicto porque hay empleados ya en sus puestos.
Habrá que analizar esta situación porque las empresas podrían verse en la situación de tener que despedir a esos trabajadores transfronterizos cuando han cobrado ayudas por estar en ERTE y no pueden hacerlo durante los siguientes seis meses.
Será un tema peliagudo cuando vuelva a abrir la frontera, sobre todo, en el sector de la hostelería y la construcción.
–Por último, me gustaría una valoración de cómo ha vivido el paso del sindicalismo en el ayuntamiento a pasar a la secretaría general.
–El mundo del funcionariado es muy diferente al sector privado, donde ahora centro más esfuerzos. Aunque ya estaba en la secretaría de organización, es verdad que cuando entré en la secretaría general ya ves que este mundo es muy diferente. El sector privado es mucho más complicado y las cosas están complejas para su resolución. Los convenios con más difíciles de negociar. Las situaciones también de los trabajadores no tienen nada que ver con el funcionariado. Es un cambio importante, pero también es más ilusionante.
Cuando uno está en la parte social, en el sindicalismo y en la defensa de los trabajadores, se ve mucho más encarnado en los problemas de unos empleados que en otros.
Pero a la vez cuando se resuelve un problema en el ámbito privado es más satisfactorio porque se parte de una situación de desventaja el trabajador con respecto a los funcionarios.
No obstante, los problemas de los empleados públicos también son importantes y hay que atenderlos porque, por ejemplo, sufren una gran presión. Es ahora lo que ocurre en el Servicio Público de Empleo, así como en otras secciones de la Ciudad, por ejemplo, los servicios sociales que no dan a basto. Aunque lo cierto es que el sector privado puede llevar a una persona a carecer del trabajo por los problemas que haya y eso no ocurre en el funcionariado.
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