Ouviña califica el acto de conciliación con UGT como "el más ridículo de la historia"

José Ouviña ha vuelto a cargar contra UGT FICA, de donde fueron expulsados él, Abderramán El Fahsi El Mokhtar y Mimon Ahmed Mimon, porque “primero te insultan, luego te expulsan de la sede y finalmente, dos meses después, te preguntan y envían un mediador para burlarse”.

“Siempre he creído en la solidaridad, en la fraternidad, la unidad y el compañerismo y nunca he aceptado el cainismo de los incapaces que para buscar su sitio y aferrarse al sillón pisan a cualquier compañero sin piedad como Jiménez y Valenzuela”, insiste Ouviña, secretario del Metal de la Comisión Ejecutiva de UGT-FICA Melilla suspendido cautelarmente.

“Tras las injusticias y tratos vejatorios infligidos por UGT-FICA nacional y a las que ningún humano merecería, y aun menos, si se hacen llamar compañeros”, sigue diciendo José Ouviña, está convencido que, aunque no es creyente, el futuro les devolverá lo que en las escrituras se dice, en el Evangelio según San Mateo (capítulo 26, versículo 52), “guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere”.

Mediación

Un indignado Ouviña informa sobre la citación para una mediación en Melilla de la que han sido objeto, o más bien como él dice, victimas, y recuerda que “ninguna persona sensata puede entender lo que hace UGT” con ellos, ya que primero los expulsa y dos meses después hace “un paripé” de escucharlos “en un pseudo proceso de mediación inquisitorial”.

Para Ouviña, el acto de conciliación “ha sido una burla”, ya que exigían que pidieran perdón públicamente por los comentarios en prensa, que reconocieran que se han equivocado y que han manchado la imagen del sindicato y han amenazado con sancionarles, algo “absurdo”, puesto que ya los expulsaron cautelarmente hace dos meses.

Así, los tres se preguntan si este es el mejor método de UGT para garantizar sus derechos constitucionales después de haberles acusado de haberse saltado los protocolos del sindicato y dar la impresión de “que ellos siempre tienen razón”. “Yo he asistido de manera telemática, pero en todo momento nos han ninguneado y han mostrado una actitud de sobrados y donde creían que nos iban a intimidar. A mí no me vacilan esos estómagos agradecidos, en peores plazas hemos lidiado y a mis 61 años no me asustan estos activistas de sillón”, asegura Ouviña, quien ha confesado que ha sentido “vergüenza ajena”.

“Si este es el sindicalismo de este país, apaga y vámonos. Si Pablo Iglesias, fundador de UGT, levantara la cabeza, se haría el harakiri. Como me han comentado compañeros en Melilla, son chatarra y me siento abochornado”, explica Ouviña.

Traición

Para los tres, que se han “dejado la piel por UGT”, según ha explicado Ouviña, no hay nada peor que “quien te crees que son los tuyos te vendan y traicionen”. Por lo tanto, a su parecer, este “daño personal y social de UGT” hacia ellos es irreparable.

Además, en lo que consideran “el colmo de la ironía”, al considerare ellos “las víctimas de los abusones de Madrid y la connivencia del Javier Valenzuela -secretario general del sindicato en Melilla-”, pretenden convertirlos “en los malos y los vengativos y vulneradores de derechos sean los buenos”.

En este sentido, Ouviña se pregunta cómo es posible que el nuevo secretario de Organización Federal, Manuel Jiménez, llegara al cargo a final de octubre de 2022 y, por “odios” a personas de su propia comunidad, en enero de 2023 empezara “la persecución y el acoso a los sindicalistas de la industria de la ciudad autónoma” y en abril de 2023 eliminara la Federación de UGT-FICA Melilla, mientras que el sindicato, en lugar de cesar a Jiménez y al “racista” Valenzuela, los expulsara a ellos.

Indignidad

Todo este proceso, con “la expulsión y la pretendida mediatización dos meses después, además de una vergüenza, es una indignidad”, asegura el ex secretario del Metal de UGT FICA, para quien “este ha sido el acto de conciliación más ridículo de la historia”, ya que, en vez de buscar un acuerdo, han ido a reírse de nosotros. “UGT me ha hecho sentir que nos mean encima y nos dicen que está lloviendo,” concluye diciendo Ouviña.