El técnico veterinario de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Miguel Ángel Bolancé, explica a El Faro qué es la fiebre aftosa y por qué hay que poner tantas medidas de precaución para evitar que la enfermedad se declare en España. Afirma que es una enfermedad “más comercial que sanitaria”. Esto tiene una explicación y es que un brote de fiebre aftosa puede ser adoptado por otros países como una medida para impedir que llegue cualquier tipo de carne de ovino, caprino, bovino y porcino o comprarla a un coste muy inferior al que vale.
–¿Creen que la normativa actual impide el paso de borregos de Marruecos a Melilla? Coalición por Melilla asegura que no hay ninguna ley actualmente que diga que no pueden entrar estos animales.
–Es una apreciación muy laxa de la norma. Ahora mismo en Marruecos hay varios focos activos de fiebre aftosa y la posibilidad de que se declare la enfermedad tanto en Ceuta como en Melilla son bastante altas. Además, esto tendría consecuencias graves para España. Marruecos no se dedica tanto a exportar corderos y quizás sea Melilla una de las ciudades a las que exporta esos animales. Pero en España sí que hay exportaciones importantes de ganado.
En este sentido, no solo afectaría al cordero, sino al porcino, uno de los sectores que más exporta nuestro país. Cerrar las puertas a España de que pueda exportar tendría unos perjuicios económicos muy importantes.
–Uno de los argumentos que defiende que los corderos de Marruecos puedan entrar sin problemas es que se podría considerar a Melilla y Ceuta como países terceros. De esta forma, si se declarara un foco de fiebre aftosa no afectaría a la península.
–No. La fiebre aftosa se contagia sin contacto directo. Hay muchas vías de contaminación y el tránsito que hay entre Melilla y Ceuta con la península es muy importante. A lo mejor a Melilla no le afectaría un posible foco económicamente porque no exportan animales.
Pero quizás en este debate se está centrando mucho el tema del cordero. La realidad es que esta enfermedad afecta a los borregos y a todos los animales de pezuña, como la vaca, el cerdo o la cabra y a animales salvajes. Esto hay que verlo desde el punto de vista de los acuerdos de libre comercio que hay entre diferentes países y que la única vía de limitar la entrada de productos de otros estados es por motivos sanitarios. Entonces, si se declara un foco de fiebre aftosa en España, lo pueden utilizar otros países para prohibir la entrada de animales o carnes procedentes de nuestro país.
Eso ya lo vimos con Rusia cuando prohibió la importación de fruta o ahora con el porcino que ahora tiene bastante control.
Si se declara en algún territorio español la enfermedad, y Ceuta y Melilla es territorio español aunque no estén en la península, lo pueden usar otros países para limitar nuestras ventas. Y las consecuencias económicas de eso pueden ser brutales.
Por eso, vemos con buenos ojos todas las medidas sanitarias que se pongan para evitar que esa entrada de la enfermedad en territorio español.
Si hubiera un brote en Melilla o en Ceuta, no afectaría solo al cordero. Es cierto que para las dos ciudades autónomas no habría problemas pero las consecuencias para el resto de España serían importantes.
–También se ha denunciado que no hay controles sanitarios en los puertos españoles para los vehículos que llegan de Marruecos.
–Sí que hay un control de los animales y de los medios de transporte bastante severo y más teniendo en cuenta cómo es esta enfermedad.
Hay enfermedades que son más difíciles de controlar, como la lengua azul. Su forma de trasmisión son los mosquitos. Establecer medidas especiales o prohibir la entrada de animales por lengua azul en Melilla o en Ceuta prácticamente no tendría sentido porque la vía de trasmisión es el mosquito y da igual que le pongamos una frontera porque va a pasar. Si nos dijeran que se prohibe la entrada de animales por lengua azul, no estaría de acuerdo ni tendría ningún sentido. Pero por la fiebre aftosa sí.
El contagio y las repercusiones de detectar esta enfermedad son bastante importantes.
–¿Qué opinión le merece que se hagan órdenes ministeriales para permitir el paso de borregos desde Marruecos?
–No estamos en contra siempre y cuando el principio de precaución sea la nota predominante. Comprendemos que es una costumbre y que la fiesta es un rito religioso. Pero la precaución ante las posibles consecuencias de la enfermedad debe ser grande. Deben tomarse todas las medidas sanitarias lógicas, tampoco prohibir. Sabemos que luego esas medidas son difíciles de cumplir o al menos trabajosas de llevar a cabo. Hay que conjugar que se cumplan estas medidas sin poner en riesgo de la salud de los animales y que surjan focos en otras áreas.
–Esta enfermedad no tiene consecuencias para los humanos y eso hace que sea menos comprensible que se prohiba el paso de corderos de Marruecos a Melilla.
–No tiene consecuencias para el ser humano. Es una enfermedad que no tiene una mortalidad muy alta entre los animales, pero sí que afecta a muchos de ellos. Cuando esta enfermedad entra en una ganadería hay muchos animales enfermos y la verdad es que, si están bien cuidados con alimentación y las instalaciones son higiénicas, no mueren. Pero también es una enfermedad que está latente durante mucho tiempo y su propagación es enorme. Incluso no ves que el animal pueda estar enfermo, pero está provocando la diseminación de la enfermedad. Esto es uno de los peligros de la fiebre aftosa. Otras enfermedades animales una vez que cae enfermo, es evidente y muere. Por lo tanto, no sigue el ciclo y es más fácil de controlar. Sin embargo, con la fiebre aftosa hay más complicaciones para su control porque el animal está diseminando la enfermedad y a lo mejor aparentemente no tiene esa patología.
Es una enfermedad que del punto de vista veterinario es más comercial que sanitario. Realmente no es que sea peligrosa desde el punto de vista de la salud o no tiene unos índices de mortalidad muy altos si el animal está bien cuidado. No es una enfermedad que arrase. Pero sí que es una enfermedad que se utiliza para las relaciones comerciales para limitar la entrada de productos que sí tienen la enfermedad. De hecho, hay un mapa de países con fiebre aftosa y los que no tienen la enfermedad. Los países que no tienen fiebre aftosa no compran la carne de los otros.
–¿Desataría un problema económico para el país?
–Sí. Principalmente sería un problema económico. España es un país importante en la exportación de ovino, pero quizás más a nivel internacional en porcino. Nosotros exportamos mucho más de lo que consumimos. Si se declara un foco, aunque sea en Melilla y Ceuta y que esté controlado y que sea específicamente por un paso de corderos puntual, eso para los que se dedican al comercio internacional, da igual. Sería que España tiene un foco de fiebre aftosa y ya no compran carne española o si la adquieren lo hacen a un precio inferior a lo que debería.
Es una enfermedad más comercial que sanitaria desde el punto de vista veterinario.
No se trata de asustar a los ciudadanos. La fiebre aftosa no afecta a los humanos. Incluso los animales manifiestan una pequeña lesión cutánea o en la boca tiene alguna llaga y hay que estar muy pendiente para ver esta enfermedad. Es que muchos animales se ven bien. Pero claro, ese animal que parece que está bien está contaminando a todo lo que hay alrededor y ése es el problema.
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