El yihadismo ha sufrido un nuevo golpe. Dos supuestos colaboradores de los terroristas fueron detenidos ayer en Melilla y otros dos en Cataluña.
Los arrestados en nuestra ciudad, que son hermanos, mantienen vínculos familiares y afectivos las dos mujeres arrestadas poco antes de Navidad en el Barrio Hebreo. De hecho, según la información facilitada por la Guardia Civil, fueron arrestados en la misma vivienda que una de las sospechosas y continuaban con la actividad propagandista a favor del yihadismo como si nada hubiera ocurrido.
Esta nueva operación de la Benemérita demuestra, en primer lugar, que estos individuos detenidos por apología del terrorismo no tienen demasiadas luces o que, al menos, no toman ninguna precaución para evitar ser arrestados. Parece como si tuvieran asumido que más pronto que tarde acabarán siendo detenidos. De hecho, los arrestados ayer no aparentaban gran inquietud en el momento de ser trasladados a las dependencias policiales.
Y en segundo lugar, si estos sujetos creían que Melilla era la ciudad perfecta para elegirla como base para sus operaciones o para conseguir adeptos con total impunidad, las intervenciones de la Guardia Civil están demostrando justamente lo contrario. La periódica e implacable detención de sospechosos hace imposible que estos grupos tengan alguna posibilidad de asentarse en nuestra ciudad durante demasiado tiempo.
El éxito de estas intervenciones policiales debe verse ahora refrendado por la actuación de los jueces. La modificación del Código Penal ha permitido adoptar las leyes a la realidad de este nuevo terrorismo, muy diferente de la actividad criminal a la que nos tenían acostumbrados los asesinos de ETA. En este caso, los detenidos en Melilla y Cataluña no están acusados de la comisión de ningún crimen de sangre, lo que no quita gravedad a su acción. Ellos son los responsables de captar a personas, algunas en circunstancias de indefensión o fácilmente manipulables, para sumarlas a las filas de organizaciones criminales cuyos miembros son capaces de barbaridades como las vistas recientemente en la televisión. Individuos como los arrestados ayer no representan un riesgo directo sobre la seguridad ciudadana. El verdadero peligro de estos individuos está en el hecho de que disponen de ‘armas’ capaces de captar a nuestros familiares o amigos que, en muchos casos, nadie sospecharía o temería que podían acabar en las filas de fanáticos yihadistas.
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