Cada año, desde 1812, Loterías y Apuestas del Estado celebra, el día 22 de diciembre, el sorteo extraordinario de Navidad, que deja millones de euros en premios. Unos territorios tienen más fortuna que otros con este azaroso juego, pero solamente en Melilla, de entre las 17 autonomías españolas, nunca ha tocado el Gordo.
Y, sí, claro que hay personas en sus casas siguiendo el desenlace del sorteo, tanto en radio como en televisión, pero en Melilla la gente no es la más interesada del país precisamente en este sorteo, como prueba el hecho de que, junto a Ceuta, sea la autonomía donde menos han gastado los ciudadanos en esta lotería.
Además, contra lo que sucede en muchos otros lugares del territorio nacional, donde la gente tiende a reunirse en los bares para seguir todo el sorteo por televisión, conscientes de que este día podría cambiar su vida, en Melilla no parece estilarse eso. Al menos, este año no da la impresión a tenor del recorrido que El Faro ha estado realizando por algunos bares y cafeterías del centro de la ciudad.
En el Centro Hijos de Melilla, alrededor de las 9:30 horas, no había una sola persona siguiendo el sorteo por televisión. Algunas personas sí estaban en la cafetería Cervantes, pero no se oía la televisión, así que los clientes que allí desayunaban ni siquiera estaban mirando.
Ni una sola persona había en el bar del Casino Militar, donde sí que se podía seguir el sorteo, y, al salir, un hombre le dijo a otro: “He comprado, pero... ¿Tú crees que me va a tocar?"
En el café Rossy, más de lo mismo. La gente allí presente no tenía el más mínimo interés a tenor de sus rostros mirando a otro sitio que no fuera la televisión. Varias personas preguntadas por El Faro confirmaron que la impresión de este periodista era correcta. Un poco más adelante, en la cafetería Bocata’s, era curioso, porque se oía la retransmisión, pero la televisión estaba apagada.
En otras dos cafeterías visitadas por la mañana, los clientes allí presentes tampoco estaban muy al tanto del sorteo. Son London Eye y Arábica. En esta última, de hecho, aunque se veía la imagen de la retransmisión del sorteo, el sonido que había de fondo era hilo musical.
Una hora más tarde, y de vuelta al Centro Hijos de Melilla, coincidiendo con uno de los quintos premios, seguía sin haber nadie en la zona del bar viendo la televisión. Sólo un par de personas en la parte de los socios ajenos al desenlace que allí se estaba produciendo. Probablemente ya sabían que el Gordo iba a pasar de largo de Melilla un año más, y van...
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