Lo del Cuartel de Valenzuela clama al cielo y no sólo por la operación urbanística que dejó en manos privadas unos terrenos cedidos a la Ciudad Autónoma para la construcción de viviendas sociales, ni tampoco porque al final vaya a suceder lo inevitable, caso de la Gran Superficie que se quiere levantar en el mismo solar próximo a la frontera de Beni-Enzar.
Lo que clama al cielo es que doce años después sigamos enrocados en el mismo asunto, gracias a un alarde de amnesia preocupante de CpM y PSOE, que casualmente olvidan su participación en el gobierno local que precisamente hizo posible la cuestionada venta de los mismos terrenos.
Sencillamente, esto es de locos, salvo que se explique, lo que hasta ahora no se ha hecho. CpM y PSOE hablan del asunto como si se tratara de algo nuevo, de una decisión reciente del Gobierno Imbroda, como si en aquella venta no hubiesen tenido responsabilidad alguna.
Lo dicho, una amnesia preocupante, porque o bien no son capaces de acordarse de sus propios actos o bien simulan su olvido para tomarnos el pelo a todos los melillenses.
Decididamente es difícil medir a dónde vamos a llegar con este tipo de oposición al actual gobierno local.
Cada vez más furibundo y sinsentido, el discurso de los aliados anda enfrascado en cuestiones que sirven poco de crítica real al proceder del Ejecutivo melillense. Más bien anuncian la clara intención de poner en marcha el peor de los ventiladores, convencidos de que la confusión y la repetición de sus monsergas desviarán la atención sobre las salpicaduras de basura que puedan alcanzarles.
La historia del Cuartel de Valenzuela es tan antigua como la de ‘Llanos de Hidum’. Sobre ambas he escrito ya varias veces. Tienen que ver con terrenos del Ministerio de Defensa cedidos a la Ciudad Autónoma para la construcción de viviendas o equipamientos públicos, que finalmente acaban en una operación de ‘pelotazo’ en beneficio de inversores privados.
En ambos casos también la oposición, en concreto CpM, se ha afanado en involucrar a miembros del Gobierno Imbroda, empezando por su propio presidente y algún familiar muy directo de la primera autoridad local. La gran diferencia entre un affaire y otro es que el de “Llanos de Hidum” se archivó hasta por dos veces en los tribunales de Justicia y, aunque CpM, intentó reabrirlo, jamás consiguió que ninguna de sus denuncias prosperara.
El del ‘Cuartel de Valenzuela’ aún no ha llegado a los Juzgados, pero resulta tan controvertido como el de ‘Llanos de Hidum’, a pesar de la legalidad de las operaciones de compra venta de terrenos, recalificaciones urbanísticas y grandes beneficios para los inversores privados que los adquirieron.
No es nuevo que CpM lleva años intentado indagar sobre posibles prevaricaciones o irregularidades en las que implicar a Juan José Imbroda, pero, en este caso del ‘Cuartel de Valenzuela’, olvida los datos y los detalles que precisamente implican a los cepemistas en la misma operación de compra venta y recalificación de terrenos que de nuevo insisten en denunciar.
De hecho, no sólo fue en la etapa del Gobierno Palacios, del que formó parte CpM, cuando se vendió la parcela del Cuartel de Valenzuela a sus actuales propietarios, sino que posteriormente fue el Gobierno de Aberchán, del que no participaba ni la extinta UPM ni el actual presidente de la Ciudad, el que recalificó un terreno en principio urbano como industrial compatible con un uso comercial.
Volvemos sobre asuntos viejos sin el menor atisbo de que se aporte nada nuevo. Menos aún, ahora que las grandes superficies cuentan con mayor protección gracias a la normativa de la UE y no existen, como antaño, atajos ni resquicios para poder paralizarlas.
Como decía al principio de este artículo, lo del Cuartel de Valenzuela clama al cielo por muchos motivos, pero el clamor de la oposición forma parte de ese negro expediente que rodea al mismo solar.
En el affaire en cuestión hay tantos posibles responsables que malamente podremos acusar a un gobierno o un político en concreto. De hecho, de movernos en esa dirección tendríamos que remontarnos a los gobiernos de Ignacio Velázquez y a los que conformó o presidió CpM además del Partido Socialista. Esta es la historia, guste a quien guste, pero en ningún caso puede cambiarse.
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