Sucesos y Seguridad

“Que os quede claro que ése no es melillense. Ese ‘barbas’ no es de aquí”

  • Por la tarde, algunos ciudadanos increparon a la Guardia Civil y gritaban frases de apoyo al detenido

El Rastro centró ayer la atención de toda la ciudad. Nadie que pasara por este barrio perdía la oportunidad de asomarse a la esquina de la calle Cuesta la Viña. El cordón de seguridad de la Guardia Civil impedía el paso a esta vía desde la confluencia con la plaza del Rastro y García Cabrelles. Los vecinos se veían obligados a acceder a esta calle por las escaleras que hay en dirección a Tiro Nacional, incluso los carritos de bebé. A ambos lados de la zona de seguridad los melillenses se concentraban y preguntaban qué ocurriría. Una vecina de la zona aseguró a los periodistas: “Que quede claro que ese hombre no es melillense. Ese barbas no es de aquí”.

La detención realizada ayer de un hombre de 40 años en el Rastro comenzó sobre las 7:00 horas. Fue sobre las 9:00 horas cuando otro hombre, vestido con chilaba blanca, esperaba en cuclillas pegado a la pared frente a la casa. Los agentes le tenían rodeado y charlaron con él. A los pocos minutos, movieron uno de los vehículos y le introdujeron en el interior.

Gritos y crispación

En la parte superior de la calle se concentraba un grupo de hombres que no eran nada amables con los agentes. Los registros del número 9 de la calle continuaron por la tarde y este colectivo comenzó a ponerse cada vez más nervioso conforme pasaron las horas.

De hecho, comenzaron a increpar a la Guardia Civil y a lanzar amenazas a todo el mundo. Incluso hubo un conato de pelea entre este grupo y otros ciudadanos que estaban junto a ellos.

Los ánimos se fueron calentando conforme pasaban los minutos y la tensión iba en aumento. Cuando este grupo de personas vio que los agentes cogían cascos y escudos protectores, subió el nivel de los gritos y la crispación.

La Guardia Civil se llevó tres televisiones de grandes dimensiones, varios maletines, así como cajas de cartón.

Descontento en el barrio

Cerca de las 20:00 horas, la Benemérita sacó al detenido de la casa y lo llevó hasta el local comercial. En esos momentos, el grupo de hombres gritó aún con más fuerza palabras de ánimo. “¡Estamos aquí! ¡Alá es grande!”, decían, entre otras frases.

Los agentes llevaron al detenido a la casa y varios minutos volvieron a sacarle para introducirlo en un vehículo todoterreno. La tensión aumentaba por momentos, porque a ese grupo de hombres se sumaron otros vecinos a los que no les gustó que la Guardia Civil estuviera durante tanto tiempo en el barrio. “¡Fuera!”, gritaron. Testigos presenciales indicaron a El Faro que el último vehículo de la Benemérita se llevó golpes y recibió lanzamientos de botellas.

Tranquilidad en la mañana

No obstante, por la mañana, el ambiente en el barrio fue todo lo contario al de la tarde. Los vecinos se asomaban con cara de sorpresa por la zona y preguntaban a la prensa qué es lo que ocurría.

Una melillense charlaba con otra en el quiosco de golosinas que hay al inicio de la cuesta. Afirmó que no comprendía cómo estaban tardando tanto en el registro de la casa. Señaló que desde las 7:00 horas que llegaron ya eran las 10:00 y les había dado tiempo para haber terminado. La otra señora respondía que la casa era muy grande, con un garaje, con dos plantas y dos terrazas.

Los ciudadanos seguían llegando para curiosear, entre ellos, un señor que tenía que recoger los papeles de su coche en la gestoría que está frente a la casa. Pero ese establecimiento estaba cerrado y tuvo que darse la vuelta. Volvió por la tarde y no le quedó otra opción que marcharse, de nuevo, sin sus documentos.

Otra historia curiosa fue la protagonizada por un joven que vive en Cuesta la Viña. Se encaró con los agentes porque quería pasar a coger su moto de agua del interior de la vivienda y no le dejaron.

Los jóvenes del barrio aseguraron a la prensa que no iban a montar ningún follón ni protesta como habían realizado en otras ocasiones. Explicaron que esa familia no contrataba a nadie ni tenía relación con los vecinos por lo que no se iban a oponer a la operación de la Guardia Civil. Los registros continuaron hasta las 20:30: duraron casi catorce horas.

El Rastro sumó ayer a sus características tiendas y al trajín de melillenses comprando esta intervención de la Guardia Civil.

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