El comandante está convencido de que el trámite se hizo legalmente en base al Acuerdo hispanomarroquí del 92. El coronel Martín Villaseñor, testigo en este proceso judicial, dijo haber estado tres meses fuera de la ciudad.
El comandante de la Guardia Civil, Arturo Ortega Navas, declaró ayer ante el titular del Juzgado de Instrucción número 5 en calidad de imputado en el caso de la devolución de 21 inmigrantes que entraron a la ciudad en dos coches ‘kamikaces’ en febrero de 2013. Ortega Navas afirmó que esa entrega de los subsaharianos se hizo en base al acuerdo hispano marroquí del año 1992 por orden del delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, también imputado en el proceso judicial y que prestó declaración el pasado mes de febrero.
No obstante, el coronel Martín Villaseñor fue el primero en declarar ayer ante el juez. Lo hizo en calidad de testigo y respondió a todas las preguntas que le formularon el juez, la Fiscalía, el abogado del Estado y los letrados de la acción popular, es decir, Coalición por Melilla (CpM), la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein) y la Asociación Pro Derechos Humanos (APDH). Explicó que en 2013, coincidiendo con los hechos que se investigan, estuvo tres meses fuera de Melilla, por lo que no se encontraba al frente de la Comandancia cuando se produjeron las entradas de los 21 inmigrantes en los coches ‘kamikaces’ ni en la posterior devolución de éstos a las autoridades marroquíes. Martín Villaseñor indicó que, en el tiempo que se ausentó de la ciudad, mantuvo esporádicos contactos telefónicos con el comandante Ortega Navas, pero dijo no recordar si hablaron de los sucesos acaecidos con los inmigrantes ‘kamikaces’.
La próxima comparecencia del coronel Martín Villaseñor será pasado mañana, pero entonces lo hará en calidad de imputado y ante el titular del Juzgado de Instrucción número 2, Emilio Lamo de Espinosa. Este juez investiga las llamadas ‘devoluciones en caliente’ que supuestamente se produjeron en los asaltos masivos a la valla de Melilla los días 18 de junio y 13 de agosto, días en los que Martín Villaseñor sí estaba al frente de la Comandancia como máximo responsable del operativo policial fronterizo.
“Orgulloso” de su actuación
Tras la declaración de ayer del coronel Martín Villaseñor, le tocó el turno al comandante Ortega Navas. Éste, en calidad de imputado, aseguró al juez que investiga la devolución a Marruecos de los 21 subsaharianos que entraron en coches ‘kamikaces’ que el trámite se ajustó a lo estipulado en el acuerdo firmado entre España y Marruecos en el año 92. Dijo haberse “leído” el citado acuerdo y no haber encontrado ningún artículo en el que los inmigrantes, objeto de devolución, debieran ser identificados por la Policía Nacional, competente en Melilla en materia de Extranjería, ni que los inmigrantes debieran estar asistidos de un abogado de oficio ni de un intérprete oficial.
El comandante de la Guardia Civil, que solamente respondió a las cuestiones que le plantearon el abogado del Estado, el Ministerio Fiscal y el propio juez, insistió en que su actuación fue correcta e incluso dijo sentirse “orgulloso” de su actuación. No obstante, aclaró que actuó siguiendo las indicaciones del delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani.
Los abogados de la acción popular preguntaron al comandante por el documento que, debiendo estar firmado por las autoridades marroquíes, certificaría la recepción de los 21 inmigrantes en base al mismo acuerdo hispanomarroquí. Pero este certificado parece que no existe o, al menos, la Guardia Civil de Melilla no lo posee, según se desprendió de la declaración del coronel.
La soberanía de Melilla y Ceuta
La explicación de por qué la Comandancia no tiene ese documento la dio Martín Villaseñor. Explicó al juez que, al parecer, las autoridades marroquíes no hacen este tipo de trámites porque, en realidad, “no reconocen a Melilla y Ceuta como ciudades españolas”.
Así las cosas, los guardias civiles que realizaron la devolución de los 21 inmigrantes ‘kamikaces’ en febrero de 2013 no han aportado ningún documento que demuestre que se hizo una identificación de los subsaharianos como marca la Ley de Extranjería, es decir, con asistencia de un letrado y un intérprete y en la Jefatura de la Policía Nacional.
La única documentación aportada fue la que entregó hace unos meses el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani durante su declaración ante el juez. Como ya publicó El Faro, esa documentación consiste en una fotografía en la que aparecen los 21 inmigrantes numerados uno a uno y debajo un listado con los nombres que supuestamente éstos dieron a los guardias civiles durante esa identificación previa a la entrega a las autoridades marroquíes.
Los abogados de la acción popular llegaron a al conclusión de que no se cumplieron las mínimas garantías legales en la devolución de estos 21 inmigrantes. No obstante, el comandante insistió en que, además de estar “orgulloso” de su actuación estos sucesos investigados, actuó cumpliendo las órdenes dadas por El Barkani para que estos inmigrantes fueran devueltos en virtud del acuerdo hispanomarroquí del 92 que fue ratificado 20 años después.
El apoyo del coronel y del comandante
Ortega Navas acudió al juzgado acompañado del coronel y jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Ambrosio Martín Villaseñor, poco antes de las 11:00 horas en un coche oficial. Entraron por la puerta trasera de la Torre Norte, evitando así ser fotografiados por los medios de comunicación allí presentes. Sin embargo, no tuvieron reparo en salir por la puerta principal del juzgado, tras declarar ante el juez Miguel Ángel Gutiérrez. Abandonaron los juzgados sonrientes. El cabo de la Guardia Civil Javier González Ferrón, que recibió la Medalla de Oro de la Ciudad tras rescatar a una inmigrante embarazada y a su hijo del mar al caer de la patera en la que viajaban, estuvo apostado toda la mañana en la puerta de los juzgados para mostrar su apoyo al coronel y al comandante. No pudo hacerlo a la llegada de ambos mandos, al no entrar éstos por la puerta principal del edificio, dando esquinazo a todos los que les esperaban. Tuvo que esperar más de dos horas hasta que el coronel y el comandante terminaron de declarar. Entonces sí pudo saludarlos, pero sólo fue un segundo antes de que ambos se metieran en el coche oficial para volver a la Comandancia.
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