Educación

Oposiciones a maestro: cuenta atrás

Entre 700 y 800 personas están llamadas a presentarse el próximo sábado a las oposiciones convocadas para el Cuerpo de Maestros. Lucharán por una de las 97 plazas que constan en la convocatoria para Melilla, que, por especialización, se reparten de la siguiente manera: Educación Infantil, 30; Educación Primaria, 40; Inglés, nueve; Educación Física, ocho; Pedagogía Terapéutica, cuatro; Audición y Lenguaje, tres; y Música, tres.

El sábado, cuando se compruebe cuántas personas se presentan finalmente, se calcularán las ratios, es decir, cuántos opositores de media hay por cada una de las plazas. No obstante, las cifras de Melilla “suelen ser muy buenas en comparación con el resto de comunidades”, según explica Sergio Rincón, presidente de ANPE Melilla.

A la espera de disponer de datos definitivos, el sindicato ha calculado que “todas las ratios menos la de Pedagogía Terapéutica estarán por debajo de diez”. Pero, insiste Rincón, de momento los datos “son estimaciones y los definitivos se confirmarán el sábado”.

Nervios y esperanza

Aunque también despierta muchos nervios, esta convocatoria ha despertado la esperanza. “Llevamos muchísimos años sin que salgan tantas plazas”, celebra Rincón, que aporta a El Faro números que permiten realizar una comparativa: “En 2017, por ejemplo, hubo en Melilla ocho plazas para Inglés y seis para Pedagogía Terapéutica”. Es decir, 14 plazas de entonces frente a las 97 de ahora.

Así las cosas, uno de los objetivos en esta ocasión es “reducir el número de interinos en la ciudad, que ahora está en torno al 30-35 por ciento, por lo que es uno de los porcentajes más altos del país”.

En conversación con este periódico, el representante sindical señala que “los profesores van a tener la oportunidad de consolidar empleo”, lo cual es “positivo” para profesores, centros y alumnos, es decir, todo el sistema educativo.

Plan hasta 2022

Eso sí, “la oferta es amplia, pero hace falta mucho más”, avisa Rincón, que recuerda que esta convocatoria forma parte del plan de cinco años diseñado hasta 2022, con el que “se espera que la tasa de interinos pueda bajar hasta el 8 por ciento”.

Estabilizar las plantillas de los centros “es lo que hace falta”; el gran reto y la gran meta: “Si una plantilla es estable y puede haber un proyecto serio de trabajo porque un centro tiene un equipo de profesores que va a permanecer durante años, los resultados tienen que verse”.

Otro ejemplo que permite poner en perspectiva la importancia de la actual convocatoria. “Música lleva sin salir 12 años, es muchísimo tiempo”, dice Rincón, que añade que “hay una lista de personas que entraron en este tiempo sin plaza y a la que les ha cambiado la situación personal y familiar, por lo que tienen miedo a no sacar la plaza y perder la que tienen ahora”. Por un lado, eso dispara los nervios; por otro, abre más puertas a la esperanza: “También es verdad que al prever que muchas de las personas que están en la lista van a ser quienes accedan a las plazas que han salido, lo que va a hacer la lista es acortarse y el número de interinos va a bajar bastante”.

Un hecho que tendrá, previsiblemente, otro efecto: “Permitirá que todos los jóvenes que acaban ahora de estudiar Magisterio tengan la posibilidad de acceder al mercado laboral”.

“Que estos cinco años sirvan para estabilizar todo y que se vayan elaborando unas nuevas pruebas”

Con una gran experiencia en las oposiciones del Cuerpor de Maestros, Sergio Rincón lo tiene claro: “Es una queja común entre los opositores que el sistema de selección que hay es poco objetivo”. La razón es que “no hay elaborados temarios oficiales como tal, por lo que los temas que están desde hace un montón de años son los que siguen vigentes hoy en día”.

El presidente de ANPE Melilla considera que “enfrentarse a una oposición así es muy peligroso, ya que cada opositor escribe un tema determinado, se lo prepara de una manera, se lo compra de una editorial u otra... y el tribunal después valora subjetivamente lo que lee del opositor”.

“El examen no es tipo test, como hay en otras oposiciones, con una batería de preguntas elaboradas y respuestas cerradas: eso no existe en Educación”, advierte Rincón, que enumera otras consecuencias. Por ejemplo, “los opositores no pueden salir de un examen, ver la plantilla y comprobar en qué han acertado y en qué han fallado”, sino que “pueden escribir el tema de su vida, pensar que lo han hecho bien, pero que a la persona del tribunal que le corrige no le guste”.

Urge un cambio, insiste, pero la solución también plantea peros: “Es verdad que tiene que cambiar, pero es muy peligroso porque los que están estudiando llevan preparándose con ese sistema mucho tiempo. Decirle a una persona que lleva años así que ahora tiene que prepararse un temario específico es delicado”.

Por ello, el representante de ANPE lanza uno de sus deseos para mejorar la situación: “Espero que estos cinco años sirvan para estabilizar todo y que se vayan elaborando unas nuevas pruebas de oposición para el cuerpo docente que sean objetivas, como tienen en el resto de la Administración”.

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