Óliver Arteaga es el rey del tapón

  • El jugador canario comenzó jugando a balonmano. Con 34 años cumplidos, no cree que cuando se retire siga ligado al mundo del baloncesto de manera profesional

El nuevo rey del tapón en la LEB Oro es Óliver Arteaga. Nos adentramos en la vida del jugador del Melilla Baloncesto, en sus inicios en el baloncesto de manera fortuita, como ve la vida y que es lo que espera del futuro.

El herreño se convertía el pasado viernes en el máximo taponador de la historia en la LEB Oro. Todo un hito para el canario, que a pesar de ello no se considera un gran especialista: “no creo que sea un taponador nato. La gran mayoría de las veces cuando intento taponar, lo hago por intuición y porque me ayuda ser un jugador alto, más que por tener una gran capacidad de salto”.

Aunque no por ello, se siente menos orgulloso de haber escrito con letras de oro su nombre en esta competición: “es un orgullo ser el máximo taponador histórico de una liga como la LEB Oro, por la que han pasado muchísimos jugadores de gran nivel. Esto significa también que he jugado muchas temporada en la liga y que voy cumpliendo años”.

Nueve temporadas y algo más de trescientos partidos, es lo que ha necesitado Arteaga para hacer historia. Una historia que dio sus primeros pasos de forma fortuita, ya que hasta los quince años, el herreño jugaba a balonmano en su ciudad natal: “la historia de comenzar a jugar a baloncesto es un poco extraña.  Hasta los quince años apenas había tocado un balón de baloncesto y siempre había jugado a balonmano. Precisamente con el equipo de colegio fui a jugar unos juegos escolares y allí me vieron entrenadores del Unelco Tenerife, que se fijaron en altura, y me ofrecieron una beca de estudios para empezar a entrenar con ellos”.

“Una vez allí, la cosa fue muy rápida, y en cuatro meses ya tenía equipos interesados en ficharme y finalmente me decanté por Pamesa Valencia,  donde estuve cinco años en sus categorías inferiores, antes de convertirme en profesional”, añade el interior insular.

Todos los entrenadores han ayudado a forjar su leyenda como taponador, pero si alguien destaca por encima de todos, ese es Alfred Julbe, con el que coincidió en CAI Zaragoza en su primer año en la LEB: “esa temporada éramos varios jugadores jóvenes como Antelo, Mario Bruno Fernández y yo mismo. Julbe trabajó mucho con nosotros  de manera individual, y precisamente uno de los detalles que incidió mucho era en el taponar e intimidar.  En ese sentido aprendí mucho de él”.

En el ámbito personal, Arteaga se considera una persona tranquila. Algo que quizás, le ha sido de gran ayuda a lo largo de su carrera profesional para encajar a la perfección en todos los lugares que ha jugado: “soy tranquilo, aunque quizás no tanto como pueda aparentar. Esta forma de ser  quizás me ha ayudado a adaptarme con facilidad a todos los lugares donde he ido a jugar. Por ejemplo, elegí Menorca porque necesitaba un sitio tranquilo donde vivir, y aquí en Melilla me pasa más o menos igual”.

Y un gran apasionado de su familia, con la que intenta pasar siempre el máximo tiempo posible: “intento pasar el mayor tiempo posible con mi mujer y, sobretodo, con mi hija. Creo que en esta profesión, a estos niveles, somos unos auténticos privilegiados, porque nos permite estar bastante tiempo con la familia o levantarte y poder llevar a tu hija al colegio”.

El pivot canario, que cumplía treinta y cuatro años el pasado mes de enero, asegura que sigue disfrutando día a día jugando al baloncesto: “cuando vas cumpliendo unos años y ves que luchar por el ascenso es cada más complicado, tienes que ir buscando alicientes cada vez que vas a entrenar. Personalmente, todavía me divierto mucho entrenando. Lo necesito”.

Eso sí, tiene claro que una vez que se retire no cree que siga ligado de manera profesional al mundo del baloncesto: “una vez que me retire no me veo dedicándome profesionalmente al baloncesto. Cuando llevas tantos años fuera de tu casa y cambiando tanto de ciudad con tu familia, una vez que se acaba lo que necesitas, al menos en mi caso, es buscar una estabilidad”.

Arteaga está orgulloso de ser el máximo taponador histórico de la LEB Oro.

Y nada mejor para ello que hacerlo en sus amadas Islas Canarias: “tanto mi mujer como yo somos canarios y tenemos muy claro que cuando me retire volveremos a vivir allí. Mientras estemos en esto del baloncesto estaremos donde toque, pero, sin duda, volveré”.

Para eso, todavía queda mucho y para empezar una apasionante final de temporada con el Melilla Baloncesto, al que asegura llegan en un buen momento: “al equipo lo veo bien. Al principio nos costó más acoplarnos de lo que esperábamos, pero creo que hemos crecido mucho como equipo y en los resultados se está viendo. En casa somos un equipo al que es muy complicado vencer y llegamos a un buen nivel a la parte complicada de la temporada, donde nos vamos a jugar todo. Queremos estar arriba y para ello tenemos que mantener el nivel de estos dos últimos meses”, terminó diciendo el jugador canario.

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