A la oposición se le echa el tiempo encima, pero no parece importarles esperar a casi últimísima hora para ver si consiguen un acuerdo o no.
A pesar de las tres reuniones celebradas e incluso con la prórroga ‘concedida’ por las impugnaciones presentadas por Equo y Coalición por Melilla (CpM) a las elecciones del pasado 24 de mayo, los grupos de la oposición no parece que hayan llegado a ningún tipo de acuerdo definido y mucho menos definitivo.
De lo que se ha desprendido de estos encuentros, ayer nuevamente estaba encima de la mesa las dos “propuestas” primigenias y sobre las que ahora dicen que van a estudiar (más bien reestudiar y requeteestudiar).
Una es la de formar un Gobierno alternativo formado por los cuatro partidos, CpM, PSOE, Ciudadanos y Populares en Libertad. La segunda es una oposición conjunta con el objetivo de, según dicen, controlar la gestión del Gobierno para que no se convierta en “un monstruo”, tal y como expresó ayer el responsable de Ciudadanos, Eduardo de Castro.
Después de tres reuniones y lejos de aunar posturas, los grupos de la oposición no pueden o no quieren asumir su incapacidad de llegar a un acuerdo. No alcanzan un consenso debido a las claras diferencias ideológicas que tienen entre sí y que marcan, quieran reconocerlo o no, un proyecto para y por Melilla por caminos diferentes. Por mucho que se centren en lo que los puede unir, el interés general de los melillenses, les separa el modo de trabajar por ese interés general. Y en cada reunión, sin acercar posturas, sin decir qué están debatiendo exactamente, se convierte en “más de lo mismo”.
Todos han dicho que no a Imbroda para investirle nuevamente como presidente de Melilla. Especialmente lo tienen claro PSOE, C’s y PPL, formaciones cuyos líderes no parecen tener la misma contundencia para con los cepemistas. Las líneas rojas que aplican al PP no parece que se las hayan expresado con claridad a CpM, que, en tanto, sigue jugando sus cartas, ahora en tiempo récord.
De cara al ciudadano, más parece que los grupos de la oposición están mareando la perdiz a riesgo de quedarse como al principio: Sin acuerdo claro.
El encuentro de ayer, el tercero, ahonda en la incertidumbre del devenir político de la próxima Asamblea y poco menos que raya, a estas alturas, la tomadura de pelo.
Con estas mimbres a los ciudadanos se nos está quedando una cara como la que ayer mostraron los miembros de los grupos de la oposición al ver a los medios de comunicación presentes en el hotel Melilla Puerto: Ojipláticos.
Una expresión facial que no pudieron borrar al exponerse a las cámaras y objetivos de los periodistas, como pueden comprobar hoy nuestros lectores en las páginas de El Faro. ‘Consultas’ al teléfono móvil, miradas al techo, al suelo, a la mesa, al vacío, garabateando el papel y una media sonrisa tensa. Así estaban los miembros de los grupos de la oposición al sentirse sorprendidos ‘in fraganti’ reuniéndose de nuevo en lo que pensaban que iba a ser un encuentro ‘secreto’ o ‘sin luz ni taquígrafos’ (como tanto critican la gestión del adversario político).
Hace unos días en estas mismas líneas pudieron leer que la diferencia entre la discreción y el secretismo era muy difícil de ver. Ayer quedó perfectamente demostrado que no han sabido ver la diferencia y podrían pagarlo caro, políticamente hablando.
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