El consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar, presentó este viernes las obras de remodelación de la Plaza de España, que costarán 3,8 millones de euros y que no estarán terminadas antes de las elecciones por lo que si se cumplen los plazos previstos, le corresponderá inaugurarlas, dentro de 14 meses, al Ejecutivo que salga de las urnas el próximo 28 de mayo.
Por su parte, el titular de Infraestructuras, Rachid Bussian, y la consejera de Menor y Familia, Cecilia González, han presentado las obras de instalación de nuevos módulos prefabricados en una parcela aledaña al centro de Menores La Purísima, así como una nueva instalación eléctrica, de 225.000 euros, que ayude a hacer frente a los cortes de luz, para evitar cualquier tipo de incidente durante los apagones y, además, para hacer frente al aumento de la demanda que previsiblemente se producirá en cuanto se amplíe el centro.
Es cierto que a día de hoy, con sólo 100 menores extranjeros no acompañados acogidos en La Purísima, una de las cifras más bajas de los últimos años, no nos urge ampliar el centro, pero también es cierto, que se trata de una obra que tarde o temprano se rentabilizará porque Melilla es una ciudad fronteriza, eterno lugar de paso de migrantes. Es así desde los años 90 y la inmigración, como ha dicho el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha llegado para quedarse.
Hemos vivido, en el pasado, épocas de colapso absoluto, y de hacinamiento en La Purísima. Ha habido ocasiones en que, incluso, los niños han tenido que dormir en colchones en el suelo. Si queremos que esas imágenes no vuelvan a repetirse, hay que apostar por mejorar las instalaciones que, no se nos olvide, también crean empleo en nuestra ciudad.
Otra cosa, es la conveniencia de apostar por módulos prefabricados en lugar de hacer una ampliación menos temporal, pero eso es algo que le corresponde evaluar a los expertos y cuestionar, llegado el caso, a la oposición.
Las obras están en marcha y la pena es que no hubieran empezado mucho antes, incluso, durante la pandemia, cuando los materiales de construcción costaban mucho menos de lo que nos cuestan hoy. Pero el caso es que están en marcha y que, pese a ser incómodas, siempre representan una mejora de infraestructuras para la ciudad.