Ya se intentó liar el pasado mes de septiembre. Recién aterrizado en la Dirección Provincial de Educación su nuevo ocupante resulta que tras comenzar el curso quisieron de alguna manera incrementar esa cifra con la escolarización de niños que no tenían, desde luego, ninguna vinculación directa con la ciudad de Melilla. Ya se produjo entonces una bronca entre la administración socialista y el Gobierno del Partido Popular. El PP, tal y como había amenazado, decidió presentar una demanda contra quienes consideraba responsables de la mencionada medida. La base para la escolarización no se basaba, como era lógico en el certificado de empadronamiento, algo absolutamente normal y lógico en cualquier ciudad española, se la pasaron por el arco del triunfo y ponían otras fórmulas como algún recibo de luz o de agua.
Lo que parece que alguien no entiende es que para estar escolarizado en Melilla se necesita nada más que un documento esencial: estar empadronado en la Ciudad Autónoma. Nada más y nada menos, porque de otra forma no le corresponde. Si esas son las condiciones que se piden en otras ciudades peninsulares, nadie entiende porque debe ser distinto en Melilla.
Sin embargo, en la Dirección Provincial del Ministerio de Educación parece que no tienen bastante y van más allá: ahora entienden que con el pasaporte puede ser suficiente para ser escolarizado. Solamente con ello, nos podemos imaginar cuantas peticiones nos pueden venir del otro lado de la frontera. Vamos a ver si nos enteramos: no estamos en contra de que niños extranjeros sean escolarizados en Melilla. Nadie quiere hacer tabla rasa y que solamente quienes posean nacionalidad española gocen de esa posibilidad. No es eso, sino que al menos esos niños extranjeros tengan la capacidad de presentar, por parte de sus familiares, un documento tan importante y esencial como es el certificado de empadronamiento. Documento emitido por el Negociado de Estadística de la Ciudad Autónoma y que confirma que ese niño vive y reside en Melilla y no al otro lado de la frontera.
En una ciudad como Melilla, sobre la que pesa, no nos olvidemos, una petición de anexión por parte del vecino país, hay que hilar muy fino, no pasar nunca ningún tipo de línea roja. Es muy peligroso y lo que no se puede hacer es dejar pasar. Protestar y nada más. Ya lo dije en el mes de septiembre y animé al Partido Popular a que si consideraba que se habían conculcado las leyes acudieran al Juzgado como así lo hicieron. Ahora amenazan con concentraciones y plantones. Lo que si es claro es que si no existe marcha atrás están obligados a encabezar cualquier tipo de protesta por parte de la ciudadanía.
Porque otro detalle que no se entiende es que si el Ministerio de Educación nada más que tiene competencias hoy en día en las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta resulte que las medidas de escolarización sean distintas en uno y otro lugar. Es un detalle que se puede confirmar claramente nada más que viendo los documentos que han emitido cada una de las respectivas Direcciones Provinciales. No entendemos cuáles son las razones por las que se aplican distintos criterios en una y otra ciudad, salvo que le demos la razón al presidente Imbroda cuando afirma que es así porque en Ceuta no está CpM.
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