Han pasado ya nueve años pero la incertidumbre continúa. Nada de sabe de las razones que llevaron a fuerzas de la Marina marroquí a asesinar a los jóvenes melillenses Emin y Pisly cuando navegaban en la zona de Punta Negri, un lugar próximo a Melilla.
Sus familias no han olvidado cómo mataron a sus hijos. Todavía quieren que se averigüen las razones y que los responsables paguen por su crimen. Por ello se concentran el 27 de cada mes desde hace nueve años ante el Palacio de la Asamblea en demanda de respuestas. “Solo queremos saber por qué”, resume el padre de Pisly, Abdeselam Ahmed. El problema es que, por ahora, es una pregunta sin respuesta.
Mañana hará 9 años desde que la Policía llamó a su puerta para decirle que fuera a Nador porque debía hacer unas gestiones. Cuando llegó, le comunicaron que su hijo había fallecido. Lo atendieron, junto al padre de Emin, en el Consulado de España en Nador y automáticamente después se desplazó al hospital para reconocer el cadáver. “Fue un momento muy tráfico”, recuerda.
Lo primero que pudo comprobar este padre fue que tenía golpes en la cara. “No nos dejaron ver sus cuerpos, solo la cara para reconocerlos”, apunta para añadir que Pisly tenía hematomas en la frente y el ojo hinchado. “Poco antes nos había mandado una foto por whatsapp y tenía la cara limpia, no tenía nada”.
Los dos jóvenes habían sido apaleados antes de matarlos. “Por la autopsia posterior sabemos que le dieron una paliza. Tenía hematomas en la cara y el cuerpo lleno de magulladuras verdes cuando ya los trajimos a Melilla para hacerles una segunda autopsia”, explicó Abdeselam Ahmed.
Una de las cosas que le llamó la atención cuando reconoció a su hijo en Nador es que su ropa estaba empapada, lo cual indica que tras asesinarlo, lo tiraron al mar. “Sus ropas estaban mojadas, lo que significa que los habían tirado al agua. Recogimos sus ropas totalmente empapadas. Se ve que después de la paliza les pegaron los tiros y los tiraron al mar para hacerlos desaparecer”.
La Gendarmería marroquí no hizo caso omiso de lo sucedido. De hecho, levantó un atestado sobre estos asesinatos e incluso llevó a tres miembros de la Marina hasta el puerto de Beni-Enzar como posibles responsables de los disparos. Ese atestado, según cuenta Ahmed, está en posesión de la familia gracias a las gestiones de un amigo.
En ese documento constan, dijo el padre de Pisly, los tres nombres de los asesinos de su hijo. Estas tres personas fueron puestas en busca y captura internacional por orden del magistrado José Luis Calama de la Audiencia Nacional pero nunca llegó a prosperar. La Fiscalía española presentó un recurso contra la decisión del juez y esa orden fue revocada. “La Audiencia Nacional lo echó atrás porque dijo que faltaba una documentación. Una pequeña excusa seguramente por presiones de terceros. Y así fue como se retiró la orden internacional de busca y captura”.
Traer los cadáveres de Emin y Pisly a Melilla fue “todo un calvario”, recuerda Abdeselam Ahmed. De hecho, en un principio las autoridades marroquíes se negaron a autorizar el traslado de los cuerpos hasta nuestra ciudad. Al final se logró alcanzar un acuerdo según el cual los jóvenes serían enviados a este lado de la frontera en cajas de zinc selladas, soldadas y lacradas para que fueran directamente al enterramiento en el cementerio.
Sin embargo, los padres de estos jóvenes consiguieron que se les pudiera practicar una segunda autopsia. “Ya habíamos hecho unas gestiones a través del entonces delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani para una segunda autopsia y gracias a ella salió todo a relucir. El examen duró más de siete horas y el de Nador apenas una”.
Abdeselam Ahmed tuvo ocasión en su día de hablar con el forense marroquí, quien le confirmó que le sacaron a su hijo entre 20 y 25 postas del cuerpo. Es decir, no los mataron con el arma reglamentaria de la Marina de Marruecos sino con posiblemente escopetas de cartuchos.
El hecho de que no se usara el arma reglamentaria lleva a estas familias a pensar que quisieron disimular los asesinatos como si se hubieran producido por una “guerra entre bandidos o algo así”.
“Se realizaron 41 disparos y luego los tiraron al agua e intentaron hundir la embarcación. Si solo les hubiesen querido parar, con un tiro a la goma estos chicos se habrían parado, seguro. Dijeron que huyeron… Si hubiese una respuesta concreta la habrían dado desde el primer día”, razona el padre de Pisly.
Otro dato que Abdeselam Ahmed considera relevante es que, pese a estar mojadas las ropas de los chicos asesinados, sus pasaportes estaban secos. Y uno más: todavía están esperando a que les den los enseres de los jóvenes. “Yo siempre he exigido el teléfono de mi hijo, un iphone, que hubiera dado la ubicación, lo que hubiera grabado, lo que hizo en los últimos momentos. Aún no nos han devuelto nada”.
Para Abdeselam Ahmed, es posible que los dos melillenses hubiesen sido testigos de algo muy importante. “Queremos que nos digan por qué los mataron, de qué fueron testigos nuestros hijos para ser asesinados. Tuvieron que ser testigos de algo muy grave y muy gordo. No hay otra razón”.
Después de 9 años, lo que les queda a la familia es la necesidad de saber por qué asesinaron a sus hijos. Para ello no cejan en el empeño de mantener viva la memoria de Emin y Pisly y que nadie se olvide de lo que sucedió. Por ello, cada 27 de mes se concentran ante las puertas del Palacio de la Asamblea y piden que se haga justicia. Este jueves, cuando se cumplan los 9 años del asesinato, se guardarán cinco minutos de silencio.
Actualmente, además, estos padres esperan a ser recibidos por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para transmitirle sus demandas y todo lo que han podido saber estos años acerca del suceso. Guardan pacientemente la espera aunque mantienen una relación directa tanto con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, como con la secretaria general del PSOE, Gloria Rojas, sobre esa reunión con Sánchez. “Se comprometieron a que íbamos a tener una reunión con él y a la espera estamos. Por ahora no nos han contestado y esperamos a la espera desde hace más de dos meses”, concluyó.
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