Guelaya considera que 2015 ha sido el año que ha evidenciado el calentamiento global en la ciudad l Los ecologistas no ven normal “la temperatura que tenemos ahora en pleno diciembre” l La asociación apuesta por la vegetación autóctona para equilibrar el entorno natural.
La Cumbre del Clima de París fue uno de los acontecimientos más importantes del pasado año en cuestión de medio ambiente. Está por ver si servirá para frenar el calentamiento global, un fenómeno que la asociación melillense Guelaya-Ecologistas en Acción marca como el hito más relevante del 2015, puesto que considera que las nuevas especies de medusas y las plantas invasoras son claras evidencias de que el cambio climático se deja ver también en Melilla.
Empezando por la fauna marina, el presidente de Guelaya, Manuel Tapia, aseguró a El Faro que la pelagia nocticula, una medusa de color rosa, ha llegado hace poco a la ciudad y achaca la presencia de esta especie ‘extranjera’ al cambio climático.
De hecho, ofrece cuatro razones que responden a la presencia de este invertebrado en las aguas de la ciudad. Por un lado, señala que dado el aumento de temperatura en el clima, llega menos agua dulce al Mar de Alborán. Además, el entorno marino está ahora más caliente, lo que ofrece un mejor hábitat para esta especie.
La sobreexplotación de los recursos pesqueros es otra de las razones para la presencia de esta medusa rosa, puesto que el ser humano está haciendo menguar la población de peces, depredador natural de las medusas. Por último, Tapia hace referencia al uso de abonos químicos, que terminan en el mar y cambian la composición natural del agua.
Plantas autóctonas
Por otro lado, el presidente de esta asociación ecologista indica que, más allá del mar, el cambio climático también se nota en la vegetación de la ciudad, concretamente en las especies invasoras y en cómo hacen retroceder a las plantas propias de la ciudad.
Para ello, Tapia considera indispensable apostar por sembrar especies autóctonas, como la jarilla cabeza de gato o la jara de Cartagena. Según el dirigente de Guelaya, estas especies pueden “hacer de colchón” y puedan proteger el resto del entorno natural de nuestra ciudad.
Asimismo, considera que esta vegetación propia de Melilla “soporta mejor el clima cuando no hay lluvia”, por lo que puede favorecer y mucho la conservación de la flora, precisamente cuando se está produciendo un fenómeno de descenso del nivel de lluvias.
“Las plantas de jardinería requieren más agua y temperaturas más suaves que la vegetación autóctona”, argumenta el presidente de la organización ecologista.
El calor del invierno
Otro de los factores que Tapia señala como evidencias del cambio climático en la ciudad es que los inviernos son cada vez menos fríos. De hecho, asegura que “si Melilla dependiera de los recursos del campo, lo estaría pasando muy mal, como en muchos puntos de España, donde necesitan la lluvia para subsistir”.
Por lo tanto, el presidente de Guelaya no ve normal “la temperatura que suele hacer ahora en diciembre”, y considera que este factor sirve para que los que no le daban importancia al calentamiento global lo puedan observar.
“Ahora te encuentras por la calle a los que negaban el cambio climático diciendo que se está muy bien en manga corta. Éso es una estupidez”, lamenta, no obstante, Tapia sobre este fenómeno.
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