La Comandancia de la Guardia Civil de Melilla hizo ayer oficial la designación de Antonio Sierras como nuevo coronel jefe de la Benemérita en nuestra ciudad.
Sustituye a Ambrosio Martín Villaseñor, que vivió una de las etapas más turbulentas en cuanto a presión migratoria en nuestra ciudad, llegando a estar imputado por prevaricación por supuestamente autorizar devoluciones irregulares de extranjeros a Marruecos, causa de la que quedó absuelto.
La situación ha cambiado mucho en los últimos dos años. De hecho, según los datos facilitados por el propio Instituto Armado, en lo que va de año han logrado saltar la valla un total de 56 inmigrantes de los 1.200 que lo intentaron. Las cosas han evolucionado tanto que la forma más común de entrada irregular en Melilla es ahora utilizar dobles fondos de vehículos, método por el cual han logrado ingresar en territorio español, concretamente, 438 extranjeros.
Al acto de toma de posesión del coronel Sierras asistió el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa. Éste negó que, como asegura el Consejo de Europa y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), se produzcan ‘devoluciones en caliente’ en el perímetro fronterizo de Melilla. Apunta que si un inmigrante quiere pedir asilo, puede acudir a la oficina situada en el puesto fronterizo de Beni Enzar.
En esta materia, las posturas están completamente enrocadas. Pese a indicar que la Guardia Civil no legisla, sino que cumple leyes, Fernández de Mesa quiso dejar claro que las prácticas que se realizan en la alambrada son completamente legales y que los agentes del Cuerpo tienen claro, desde 2005, lo que tienen que hacer en la valla.
Sin embargo, las denuncias de prácticas irregulares se siguen sucediendo, provenientes de entidades como el Consejo de Europa, que se encarga de velar, entre otras cosas, por los Derechos Humanos en un total de 47 países de este continente, y de Acnur, un ente de la ONU.
Llegados a este punto, en el que una parte y otra repiten argumentos de forma sistemática, parece que sólo un tribunal podrá decir si lo que se hace en la frontera vulnera o no las garantías de personas que escapan de las guerras y el hambre.
Mientras tanto, se abre una nueva etapa para la Guardia Civil en Melilla, una época que se prevé tranquila en cuanto a la inmigración aunque, como dijo el propio Sierras, “nunca estamos a salvo”.
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