Categorías: Editorial

Nueva agresión en la frontera

Ocurrió hace varios días. Un agente de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la quinta unidad de Sevilla, destinado en Melilla temporalmente como refuerzo, recibió el pasado viernes en la parte baja del abdomen un pinchazo con un cuchillo

de los que usan los porteadores para cortar las cuerdas, según informó ayer el sindicato Unión Federal de Policía.
Al parecer, el incidente ocurrió en medio de una de las muchas avalanchas que a diario se producen en el principal paso fronterizo de la ciudad.
Aprovechando el cuerpo a cuerpo y el anonimato de la multitud, alguien asestó el pinchazo al agente antidisturbios sin llegar a herirle. Sólo le perforó el uniforme.
Hay que tener en cuenta que tanto viernes como sábado, víspera de la fiesta grande de la comunidad musulmana de Melilla y Marruecos, hubo bastante trasiego en la frontera.
No es la primera vez que un agente del paso de Beni Enzar resulta herido en acto de servicio. Las agresiones, sobre todo, con botellas, a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, desgraciadamente han pasado a formar parte del paisaje del principal paso fronterizo de la ciudad.
Lo peor es que, en medio de la confusión, fue imposible detener a la persona que intentó herir al agente antidisturbios.
Poco hemos avanzado desde el otoño del año 2012, cuando los alborotadores antiespañoles mantenían la frontera en jaque desde ‘tierra de nadie’, a fuerza de lanzar piedras cada vez que les venía en ganas.
Ahora son los porteadores los que complican la situación en el paso de Beni Enzar. O bien se quejan de excesos policiales o bien tenemos a un agente herido.
En cualquier caso, salta a la vista la conflictividad de mantener el tráfico de mercancías a merced de los horarios que decida Marruecos en Beni Enzar.
Ya es hora de que las autoridades de Madrid tomen cartas en el asunto y negocien con Rabat el despeje de la ‘tierra de nadie’ y la habilitación de horarios fijos para el ‘comercio atípico’. De lo contrario, tendremos durante mucho tiempo, quejas de una parte y de otra y heridos de ambos lados.
No hay motivo para que el tráfico de personas y vehículos no sea civilizado en la frontera. De nada sirve que España invierta 1,9 millones de euros en mejorar el paso de Beni Enzar si del otro lado las cosas siguen tal cual.
Pero eso ya lo sabíamos antes de comenzar los trabajos de remodelación de la frontera. Lo que no podíamos imaginar es que las autoridades españolas iban a desaprovechar las excelentes relaciones con Marruecos, para exigirles un poco de orden. Ya va siendo hora de mover ficha.

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