El trabajador está de baja desde el lunes por una torcedura en el brazo y dos puñetazos en el cuello
Las agresiones en el Gámez Morón por parte de residentes violentos a los trabajadores continúan. El pasado domingo un empleado del centro recibió, de forma reiterada, los empujones y malos tratos de un usuario del centro, aseguró el Comité de Empresa a El Faro. Este residente, distinto al que habitualmente causa incidentes similares, le agarró del brazo con tanta fuerza que le retorció la muñeca. Además, recibió una segunda agresión cuando ese mismo usuario quiso pegar a otro. El trabajador se llevó dos puñetazos en el cuello en unos segundos y no tuvo tiempo de reaccionar. El empleado del Gámez Morón tiene dos lesiones, una en el brazo y otra en el cuello, la segunda precisa de rehabilitación, según le indicaron los médicos y trasmitieron los representantes de los trabajadores a este periódico.
El Comité de Empresa aseguró ayer a El Faro que el trabajador que sufrió el acto violento lleva de baja desde el lunes. Las agresiones se produjeron el domingo, pero aguantó el dolor porque los fines de semanas siempre hay menos personal en el centro y no quería dejar a sus compañeros solos con esta persona violenta. Pero la torcedura en el brazo y los puñetazos recibidos en el cuello le llevaron el lunes a la mutua de la empresa y, debido a las lesiones, le dieron de baja, afirmaron los representantes de los empleados del centro.
Agresiones, cada día
También explican que es la primera agresión que ha llevado a un empleado a darse de baja durante unos días en los últimos meses. Sin embargo, aseveran que los empujones, los puñetazos y los tortazos son ‘el pan de cada día’ para los trabajadores que están más cerca de los usuarios.
El Comité de Empresa destaca que con estas denuncias en prensa no pretenden ‘criminalizar’ a los residentes del Gámez Morón. Su objetivo es que la empresa o la Consejería de Bienestar Social dé protección a los empleados del centro. Afirma que los trabajadores se sienten desprotegidos porque, además, no saben qué hacer cuando uno de los residentes se comporta con este grado de violencia. Insiste en que es Eulen, la gestora del Gámez Morón, la Consejería de Bienestar Social o el Imserso que deben dar una solución a este tema.
La última vez que un trabajador del centro tuvo que ir al médico tras sufrir una agresión fue el 5 de diciembre. Una empleada recibió un fuerte golpe en la parte baja de la barriga por parte de un residente violento, también sufrió un ataque de ansiedad.
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