El próximo 4 de abril el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicará la convocatoria de elecciones autonómicas en la que todos los territorios nos jugamos muchísimo. No sólo por la cuota de esperanza que podemos albergar con los resultados que salgan de las urnas sino porque de los gobiernos que asuman el poder tras esos comicios dependerá la continuidad de proyectos o la llegada de nuevas ideas, iniciativas y formas de gestión. En cualquier caso, nuestro presente y nuestro futuro dependen de lo que pase el 28 de mayo.
Cuando faltan menos de tres meses para que los ciudadanos refrendemos o demos la espalda al trabajo realizado en esta convulsa legislatura, nos encontramos a las puertas de un nuevo aniversario del Estatuto de Autonomía de Melilla, del que tanto hemos hablado en los últimos tiempos.
Conocemos de sobra nuestras limitaciones. Por citar un ejemplo, el hecho de que no estén transferidas competencias como Educación o Sanidad que se gestionan desde los territorios con mayor margen de maniobra para cubrir necesidades urgentes.
Es cierto que este es un tema bastante controvertido porque estamos de acuerdo que en la práctica esta descentralización ha creado bastante desigualdad entre autonomías porque depende de lo que quiera destinar cada ejecutivo a consolidar y fortalecer los pilares del Estado de Bienestar. No es lo mismo el sistema sanitario vasco que el madrileño ni la Educación pública de Melilla puede compararse con la de Cataluña.
Este año nuestro Estatuto de Autonomía, que se conmemora este lunes, cumple 28 años y lo celebramos con los ojos puestos en que se cumplan las promesas de seguir anclando nuestra ciudad a las instituciones europeas con la apertura de una Oficina de Melilla en Bruselas que esperábamos para finales del año pasado o la incorporación de la ciudad al Comité de las Regiones.
Basta con leer el artículo 1 del propio Estatuto de Autonomía para comprender el alcance que tiene. En él se certifica la españolidad de Melilla, como "parte integrante de la nación española". Es nuestra garantía de vivir en democracia, con plenos derechos y disfrutando del Estado de Bienestar que puede ser mejorable, pero que hoy por hoy es la envidia de medio mundo.