El bailarín y coreógrafo Miguel Ángel Corbacho asegura que ‘Silencios rotos’ es un espectáculo de flamenco contemporáneo donde prima la elegancia del movimiento.
Sus movimientos, sus taconeos y sus expresiones van a romper los silencios del teatro Kursaal. Hoy se estrena en la ciudad el espectáculo flamenco ‘Silencios rotos’, un montaje de dos grandes de la danza actual, como son Miguel Ángel Corbacho y Elena Algado. Estos dos jóvenes bailarines formaron hace unos meses una compañía, Entredos Ballet Español. Ocho bailarines interpretarán un flamenco contemporáneo, que se ha dejado influenciar por la danza española y otras expresiones artísticas. Las representaciones de ‘Silencios rotos’ serán hoy y mañana a las 21:00 horas. Aún quedan entradas para los dos pases, que se pueden adquirir en la taquilla del teatro o a través de Internet, por doce euros para el patio de butacas y diez, para el anfiteatro.
Corbacho afirma a El Faro que están muy ilusionados con la presentación del espectáculo porque Melilla siempre mostró interés en en este montaje flamenco.
–¿Cómo nace ‘Silencios rotos’?
–El espectáculo surge de una idea que tuvimos Elena y yo, por las ganas que teníamos de emprender un camino en solitario. Para cualquier bailarín formar una compañía es una inquietud que desea resolver. Éste es nuestro caso. Tener a nuestro cargo a otros bailarines era una idea que nos rondaba siempre la cabeza. Además, de poder hacer una coreografía propia. Y en cuanto hemos visto la posibilidad de hacerlo, emprendimos el proyecto.
–Así que este espectáculo de flamenco va de la mano del nacimiento de la compañía.
–Sí. Nos ha permitido expresar ese lenguaje que Elena y yo hemos creado a partir de nuestros años de trabajo. Hemos tenido la suerte de estar bajo la dirección de grandes de la danza y eso nos ha dado una formación que nos permite ahora trasmitir ese lenguaje propio que verá el público sobre el escenario. Es lo que pretendemos con ‘Silencios rotos’. Se trata de un espectáculo que no tiene un argumento central, aunque las escenas están unidas por un hilo conductor en el que se juega con los colores y la luces. No se trata de un flamenco tradicional. Es mucho más vanguardista, contemporáneo y estilizado. Comienza con un montaje que recibió el primer premio del Certamen Coreográfico de Madrid en 2008 y también consiguió el de mejor música original. A partir de ahí se van introduciendo una serie de palos con los que se van llenando de colores y luces toda la escena. Es nuestro primer espectáculo y por ello, lo hemos mimado mucho.
–¿Ha supuesto un gran esfuerzo su montaje?
–Sí. Ha sido un trabajo muy duro porque hemos querido conseguir mucha limpieza de movimiento y que los cuadros flamencos estuvieran muy claros.
–¿No se hace raro dar órdenes a bailarines cuando meses atrás era usted el que recibía esas instrucciones?
–La verdad es que sí. Fue raro al principio. Pero creo que esos años de bailarín me han servido para formarme en la dirección, para hacer un buen trabajo al otro lado del escenario. Hasta el pasado año solo fui bailarín y lo único que tenía que hacer era preocuparme de interpretar. Ahora no sólo tienes que ocuparte de la parte técnica y la artística. Es mucho más complejo. Pero he tenido muchos maestros para tener referencias de cómo hacer bien este trabajo.
–De forma que la compañía no surge de la crisis, sino de los sueños.
–De los sueños que hemos tenido siempre Elena y yo. Fue muy curiosa la reacción de la gente cuando les decíamos que íbamos a montar una compañía con un ballet. “¡Estáis locos! ¡Con la que está cayendo!”, nos decían todos. Pero siempre hemos tenido esa cosa de querer formar una compañía y hacerlo con un formato mediano. Quizás hubiera sido más fácil crear un espectáculo para Elena y para mí y girar los dos juntos. Pero es que nuestra ilusión siempre fue tener a nuestro cargo a otros bailarines y vender la coreografía. En realidad es lo que nos gustaría aportar al mundo de la danza. Y por ello, nos metimos en este enredo. Podría haber seguido de bailarín principal del Ballet de España, donde estuve ocho años, pero quería cumplir este sueño.
–El flamenco es un arte serio y respetado por el público que en muchas ocasiones teme asistir a este tipo de espectáculos porque piensa que no va entender lo que sucede sobre el escenario.
–Este espectáculo es para todos los públicos y sin límites de edad. Todos los comentarios que hemos recibido de los ciudadanos que nos han visto son positivos y eran personas que no estaban relacionados con el mundo de la danza ni del flamenco. La verdad es que coinciden en que es un espectáculo elegante. No se trata de un flamenco de barrio o puro de guitarra y cantaor, sino que va mucho más allá del tópico del flamenco, vino y toro.
–¿Ayudará este montaje a acercar al público al mundo de la danza?
–Creo que sí. Y también al flamenco más actual que se ha nutrido de otras disciplinas como el contemporáneo o la danza española.
–’Silencios rotos’ está compuesto por un gran número de coreografías. Llama especialmente la atención un título ‘XY un instante en movimiento’.
–Esta coreografía fue la que ganó el premio. Cuando se estrenó se bailaba sólo por cuatro hombres. Pero al introducirlo a la compañía quería que participaran las cuatro mujeres que forman parte de Entredos Ballet Español, aunque mantenemos el título original. El montaje ha ganado con la incorporación de las bailarinas y también se ha retocado la música. Por otro lado, es la pieza con la que el público se queda más sorprendido. Nadie se la espera. Es la más oscura. Todos vamos vestidos de negro y sólo se utilizan luces blancas y por ello, el público se engancha ya al espectáculo. El cierre lo pone una bulería, una pieza en la que interviene Marina Albero, una gran compositora, que tocará el salterio, un instrumento poco conocido y que nadie utiliza con el flamenco. En las seguiriyas también estará acompañado con el piano.
–El espectáculo llega a Melilla por el Plan Platea. ¿Os está ayudando esta iniciativa?
–Sí, gracias a Dios. Apenas tenemos ayuda de la Administración y es un aliciente. La verdad es que desde que salió Platea se han cerrado más espectáculos y han salido muchos bolos.
–¿Hubiera sido complicado llegar a la ciudad sin el apoyo de este plan?
–Muy complicado. Aunque Melilla lleva en contacto con nosotros desde el pasado año. Ha estado buscando la forma de poder llevarnos al teatro Kursaal. Y por eso, estamos muy emocionados.
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